¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez, hablando de la energía. Parece que nunca terminamos de resolver este brete, ¿verdad, maes? Pues resulta que la Cámara de Industrias nos está echando arena en los ojos, diciendo que el costo de la electricidad nos está comiendo vivo, representando un 16% de nuestros costos de producción. ¡Una torta! Eso sí que pega duro a la competitividad, especialmente cuando miramos a países vecinos que tienen tarifas mucho más amigables.
Según Don Carlos Montenegro, el jefe de la Cámara de Industrias, Guatemala y Nicaragua andan manejándose mejor económicamente, mientras que nosotros estamos pagando casi el doble que gringolandia por kilovatio hora. ¡Qué sal! No me digas que ahora vamos a empezar a ver apagones como en los viejos tiempos. Ese sería el peor panorama, créeme.
Pero bueno, no todo es tan oscuro, aunque la situación pinche. Resulta que si hacemos bien las cosas, podríamos traerle beneficios increíbles: más seguridad energética, tarifas competitivas para todos, descarbonizar nuestra economía (¡por fin!), e incluso darles un empujón de confianza a esos inversionistas extranjeros que tanto necesitamos. Esa vara podría cambiarle el rostro al país, si le agarramos derecho.
Ahora, el gran desafío es aumentar la capacidad de generación en más del 70% para el año 2040. Eso implica meterle mano al bolsillo, invertir fuertemente y abrirnos a nuevas opciones, porque sin energía suficiente y a buen precio, no hay futuro para ninguna industria. El ICE, que es la empresa encargada de esto, dice que necesitaríamos unos $4 mil millones para poner la infraestructura al día para el 2030. ¡Eso es una suma considerable, mae!
Y aquí viene la pregunta clave: ¿qué papel va a jugar el sector privado en todo esto? Montenegro dice que toda generación que pueda ofrecer mejores costos debe sumarse al sistema, ya sea pública o privada. Él apoya el mercado mayorista, esa ley de armonización del sistema eléctrico que andan discutiendo. Porque, díganlo claro, sin energía barata y abundante, Costa Rica no puede aspirar a sostener su desarrollo económico. Se lo digo yo, que soy una vieja verde, ¡esto es crucial!
Otra cosa importante que nos comentaron es que no se trata simplemente de un ajuste técnico. Es una jugada maestra, una apuesta por tener un sistema energético más eficiente, competitivo y, sobre todo, sostenible. Uno que nos acompañe en el camino del desarrollo económico y social, y que no nos deje varados en medio del camino. Un sistema que respete nuestro entorno y contribuya a cuidar el planeta, porque a fin de cuentas, ahí vivimos todos.
Además, este nuevo plan impulsaría el uso de energías renovables en procesos industriales y en el transporte, reemplazando esos combustibles fósiles que tanto daño nos hacen al ambiente. Imaginen, carros eléctricos funcionando con pura energía solar o hidroeléctrica… ¡Qué chiva sería eso! Reduciríamos la contaminación y haríamos algo bueno por nuestros hijos y nietos. Sería como darle una bocanada de aire fresco a Pura Vida.
Entonces, maes, aquí queda la reflexión: ¿Estamos realmente preparados para hacer estos cambios drásticos? ¿Creemos que podemos superar estos desafíos energéticos y construir un futuro más próspero y sostenible para Costa Rica? Díganme ustedes, ¿creen que vamos a lograr salir airosos de este brete o nos vamos a ir al traste con este problema energético?
Según Don Carlos Montenegro, el jefe de la Cámara de Industrias, Guatemala y Nicaragua andan manejándose mejor económicamente, mientras que nosotros estamos pagando casi el doble que gringolandia por kilovatio hora. ¡Qué sal! No me digas que ahora vamos a empezar a ver apagones como en los viejos tiempos. Ese sería el peor panorama, créeme.
Pero bueno, no todo es tan oscuro, aunque la situación pinche. Resulta que si hacemos bien las cosas, podríamos traerle beneficios increíbles: más seguridad energética, tarifas competitivas para todos, descarbonizar nuestra economía (¡por fin!), e incluso darles un empujón de confianza a esos inversionistas extranjeros que tanto necesitamos. Esa vara podría cambiarle el rostro al país, si le agarramos derecho.
Ahora, el gran desafío es aumentar la capacidad de generación en más del 70% para el año 2040. Eso implica meterle mano al bolsillo, invertir fuertemente y abrirnos a nuevas opciones, porque sin energía suficiente y a buen precio, no hay futuro para ninguna industria. El ICE, que es la empresa encargada de esto, dice que necesitaríamos unos $4 mil millones para poner la infraestructura al día para el 2030. ¡Eso es una suma considerable, mae!
Y aquí viene la pregunta clave: ¿qué papel va a jugar el sector privado en todo esto? Montenegro dice que toda generación que pueda ofrecer mejores costos debe sumarse al sistema, ya sea pública o privada. Él apoya el mercado mayorista, esa ley de armonización del sistema eléctrico que andan discutiendo. Porque, díganlo claro, sin energía barata y abundante, Costa Rica no puede aspirar a sostener su desarrollo económico. Se lo digo yo, que soy una vieja verde, ¡esto es crucial!
Otra cosa importante que nos comentaron es que no se trata simplemente de un ajuste técnico. Es una jugada maestra, una apuesta por tener un sistema energético más eficiente, competitivo y, sobre todo, sostenible. Uno que nos acompañe en el camino del desarrollo económico y social, y que no nos deje varados en medio del camino. Un sistema que respete nuestro entorno y contribuya a cuidar el planeta, porque a fin de cuentas, ahí vivimos todos.
Además, este nuevo plan impulsaría el uso de energías renovables en procesos industriales y en el transporte, reemplazando esos combustibles fósiles que tanto daño nos hacen al ambiente. Imaginen, carros eléctricos funcionando con pura energía solar o hidroeléctrica… ¡Qué chiva sería eso! Reduciríamos la contaminación y haríamos algo bueno por nuestros hijos y nietos. Sería como darle una bocanada de aire fresco a Pura Vida.
Entonces, maes, aquí queda la reflexión: ¿Estamos realmente preparados para hacer estos cambios drásticos? ¿Creemos que podemos superar estos desafíos energéticos y construir un futuro más próspero y sostenible para Costa Rica? Díganme ustedes, ¿creen que vamos a lograr salir airosos de este brete o nos vamos a ir al traste con este problema energético?
