Tribuna Democrática :. Después de Mubarak
Por más vueltas que le doy al asunto no veo lógica alguna a los lloriqueos de la canalla neocon gringa.
Nadie serio puede hablar de islamismo-marxismo-etc como motor de estas rebeliones.
Después de Mubarak
La caída de Mubarak parece ser resultado de la primera revolución del siglo XXI. Hasta donde es posible interpretarla, después de estos pocos días, no parece haber sido una revuelta ideológica, como sí lo fueron las revoluciones del siglo XIX o el siglo XX, hijas del marxismo o del capitalismo. No parece haber sido inspirada por una revuelta islámica (como la revolución de la Irán de los ayatollas contra el Sha), ni anti-norteamericana o anti-israelí como muchos de los movimientos árabes de la últimas dos o tres décadas, ni tampoco esa mezcla de marxismo y teología que inspiró buena parte de la resistencia ideológica árabe contra Occidente en los últimos seis o siete lustros.
No. Aquí hay algo distinto, totalmente nuevo, que todavía es difícil de entender. Por eso ninguno de los gurus en Ciencia Política del planeta, o en Relaciones Internacionales, ni tampoco los expertos en el mundo árabe e islámico pudieron predecir ni profetizar esa asombrosa revuelta de la calle y de los jóvenes que empezó hace apenas tres o cuatro semanas en Tunez, que llegó al Cairo y que amenaza —como una chispa de pólvora— incendiar el resto del mundo árabe. Las fotografías y los informes detallados de prensa muestran una generación nueva, gente entre 20 y 40 años, celular en mano, movidos por el tweter y por el facebook, aparentemente cansados del estado policial, de la ausencia de libertad de prensa, de la autocracia vertical y la corrupción. No parece ser (únicamente) una revolución de los pobres, o los marginados, luego su causa no parece ser exclusivamente económica. Hay de todo, clases medias, empresarios, funcionarios, un exgerente de google, gente de todos los estratos y condiciones. Parece ser simplemente una revolución por la libertad, algo así como una toma a la Bastilla, pero no en 1789, sino en el año 2011 en medio universo de la comunicación global.
Habrá que esperar algún tiempo, quizá meses, para llegar a algunas conclusiones. Egipto ha sido desde fines del siglo XIX el más secular de los países de la región, a pesar de ser la nación con mayor población islámica de todo el planeta. Una encuesta corrida entre el 5 y el 8 de febrero en El Cairo y Alexandria indica que sólo un 15% de los preguntados aprueban a los Hermanos Musulmanes; un 12% son partidarios de aplicar la sharia y apenas un 7% justifican el levantamiento porque el régimen no es suficientemente islámico. Una mayoría del 37%, contra un 27%, quiere que se mantenga el Tratado de Paz con Israel y una proporción similar apoya buenas relaciones con los EEUU. La encuesta dice que únicamente un 7% de los egipcios que expulsaron a Mubarak del poder estuvieron impulsados por el pro-norteamericanismo del antiguo dictador.
La encuesta de The Washington Institute for Near East Policy puede verse en: About Us. Hay algo nuevo en esta información. No se trata de una revolución islámica, ni tampoco estrictamente socio-económica. Parece ser un nuevo mundo post-islámico, como ha dicho por allí Oliver Roy, uno de los principales expertos en el mundo árabe, profesor del Instituto Universitario Europeo de Florencia. Mucho de esto parecería inaugurar una región del planeta menos ideológica y un efectivo diálogo inter-civilizaciones en esa región del mundo. Ojalá. Y créanme que no uso el término con ironía.
Por más vueltas que le doy al asunto no veo lógica alguna a los lloriqueos de la canalla neocon gringa.
Nadie serio puede hablar de islamismo-marxismo-etc como motor de estas rebeliones.