¡Ay, Dios mío! Ya estamos otra vez en esto, ¿eh? La Asamblea Legislativa no logró completar la sesión de hoy. Una vez más, los diputados no pudieron llegar al quórum necesario, dejando medio frenado el tema de las jornadas laborales. ¡Qué despiche! Empezamos la sesión como si nada, puntitos a las nueve y cuarto de la mañana, pero a la media hora ya estábamos suspendidos. Parece que algunos prefirieron echarse una siesta en lugar de trabajar, mándale.
El asunto del día era el proyecto de jornadas 4-3, un tema que lleva dando vueltas desde hace tiempo y que se maneja bajo el expediente 24.290. Hasta ahora, solo lograron votar tres mociones, la 708, 709 y 710. Antes de poder siquiera tocar la 711, ¡bum!, se nos fue el quórum. Como si hubieran llamado a todos a ir a comer gallito asado, ¡qué barbaridad!
La presidenta en ejercicio, la diputada Vanessa Castro, tuvo que cerrarle las puertas a la sesión. Después de hacer conteo rápido, se dieron cuenta que faltaba un dipu –uno solo– para poder seguir adelante. Con 37 diputados presentes, simplemente no podían continuar con la votación. ¡Qué torta! Estos señores tienen el poder de decidir cómo trabajamos nosotros los mortales y no pueden ni juntar el número mínimo de personas para votar. ¡Mándale pues!
Y ahí va, prometen volver a intentarlo esta tarde. Parece que van a seguir buscando esa famosa “vía ultra rápida” para aprobar el proyecto. A ver si así sí logran juntar a toda la banda. Mientras tanto, el PUSC ya puso sus cartas sobre la mesa: quieren mandar el nuevo proyecto sobre jornadas a una comisión especial y retirar el actual del Plenario. Dicen que quieren liberar espacio para otras leyes, porque parece que nos quedan pocas semanas de sesiones ordinarias, con fecha límite el 31 de octubre.
Desde el 3 de noviembre, el Poder Ejecutivo estará tomando el control de la agenda legislativa durante tres meses, hasta fin de enero de 2026. Imaginen la carga que tendrán estos pobres diploticos luego, teniendo que lidiar con todas esas decisiones que el ejecutivo les va a dejar encima. ¡Qué brete! Aunque bueno, eso es parte del juego, ¿verdad? Uno asume las consecuencias de sus actos, o al menos debería...
La verdad es que da mucha pena ver cómo se anda perdiendo tiempo y recursos en estas situaciones. Un país como el nuestro, que necesita avanzar y resolver problemas urgentes, no puede permitirse tener una Asamblea Legislativa tan disfuncional. Hay tantas cosas que necesitan hacerse: mejorar la educación, fortalecer la salud pública, impulsar la economía... y ellos acá discutiendo quién va a votar qué. ¡Qué sal!
Este panorama me recuerda a aquella frase de mi abuela: “Cuando el río suena, agua lleva”. Y vaya que este río ha estado sonando mucho últimamente. La ciudadanía está harta de ver cómo los políticos se pelean entre ellos y no cumplen con su deber de representar nuestros intereses. Esperemos que esta situación sirva para reflexionar y exigir cambios reales. Porque al final del día, somos nosotros los que pagamos la factura, y no podemos seguir permitiendo que nos tomen el pelo.
Con tanta demora e incertidumbre sobre el futuro de las jornadas laborales, y viendo cómo se complica la situación en la Asamblea Legislativa, ¿ustedes creen que realmente vamos a ver alguna mejora significativa en la forma en que trabajamos los costarricenses, o este es otro caso de promesas incumplidas y oportunidades perdidas? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa la gente!
El asunto del día era el proyecto de jornadas 4-3, un tema que lleva dando vueltas desde hace tiempo y que se maneja bajo el expediente 24.290. Hasta ahora, solo lograron votar tres mociones, la 708, 709 y 710. Antes de poder siquiera tocar la 711, ¡bum!, se nos fue el quórum. Como si hubieran llamado a todos a ir a comer gallito asado, ¡qué barbaridad!
La presidenta en ejercicio, la diputada Vanessa Castro, tuvo que cerrarle las puertas a la sesión. Después de hacer conteo rápido, se dieron cuenta que faltaba un dipu –uno solo– para poder seguir adelante. Con 37 diputados presentes, simplemente no podían continuar con la votación. ¡Qué torta! Estos señores tienen el poder de decidir cómo trabajamos nosotros los mortales y no pueden ni juntar el número mínimo de personas para votar. ¡Mándale pues!
Y ahí va, prometen volver a intentarlo esta tarde. Parece que van a seguir buscando esa famosa “vía ultra rápida” para aprobar el proyecto. A ver si así sí logran juntar a toda la banda. Mientras tanto, el PUSC ya puso sus cartas sobre la mesa: quieren mandar el nuevo proyecto sobre jornadas a una comisión especial y retirar el actual del Plenario. Dicen que quieren liberar espacio para otras leyes, porque parece que nos quedan pocas semanas de sesiones ordinarias, con fecha límite el 31 de octubre.
Desde el 3 de noviembre, el Poder Ejecutivo estará tomando el control de la agenda legislativa durante tres meses, hasta fin de enero de 2026. Imaginen la carga que tendrán estos pobres diploticos luego, teniendo que lidiar con todas esas decisiones que el ejecutivo les va a dejar encima. ¡Qué brete! Aunque bueno, eso es parte del juego, ¿verdad? Uno asume las consecuencias de sus actos, o al menos debería...
La verdad es que da mucha pena ver cómo se anda perdiendo tiempo y recursos en estas situaciones. Un país como el nuestro, que necesita avanzar y resolver problemas urgentes, no puede permitirse tener una Asamblea Legislativa tan disfuncional. Hay tantas cosas que necesitan hacerse: mejorar la educación, fortalecer la salud pública, impulsar la economía... y ellos acá discutiendo quién va a votar qué. ¡Qué sal!
Este panorama me recuerda a aquella frase de mi abuela: “Cuando el río suena, agua lleva”. Y vaya que este río ha estado sonando mucho últimamente. La ciudadanía está harta de ver cómo los políticos se pelean entre ellos y no cumplen con su deber de representar nuestros intereses. Esperemos que esta situación sirva para reflexionar y exigir cambios reales. Porque al final del día, somos nosotros los que pagamos la factura, y no podemos seguir permitiendo que nos tomen el pelo.
Con tanta demora e incertidumbre sobre el futuro de las jornadas laborales, y viendo cómo se complica la situación en la Asamblea Legislativa, ¿ustedes creen que realmente vamos a ver alguna mejora significativa en la forma en que trabajamos los costarricenses, o este es otro caso de promesas incumplidas y oportunidades perdidas? Déjenme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa la gente!
