Ni a la cuarta intervención llegó sin hablar de lo mismo...fomentar el odio y la violencia y bla bla bla.Bueno, ayer por la noche observé el debate sobre temas de seguridad y nuevamente, el representante enviado por el prn, barrió el piso con el del pac.
Queda muy claro el continuismo y el compadrazgo entre éste gobierno y uno eventual del mismo partido y los malditos criminales.
Ah y si le pusieron atención, una vez más de forma solapada, el roco que llegó por el pac, vuelve a sacar el tema de los playos, con eso de "fomentar el odio".
Entonces donde queda el ministerio de justicia y paz???Ya parenle con eso de las golondrinas aqui hay algo q se llama division de poderes mes cuesta tanto la tabla del 0 de eso se encarga el poder judicial
Ya parenle con eso de las golondrinas aqui hay algo q se llama division de poderes mes cuesta tanto la tabla del 0 de eso se encarga el poder judicial
Una de las razones por las que no me gusta el PAC es por su alcahueteria con los delincuentes. Ayer en 7 Dias quedo claro que su posicion se mantendra en un eventual gobierno, digase, preocuparse mas por los criminales que por el ciudadano comun, gracias a eso estamos llegando a niveles insostenibles con la delincuencia.
Aunque el senor Alvaro Ramos del PRN exprese ideas que de repente puedan parecer populistas y poco realizables, por lo menos estan dejando claro su posicion de que el delincuente no puede estar por encima de los demas, a diferencia del PAC para quien "Dios libre maltratar a las pobrecitas golondrinas, victimas de la sociedad".
Este para mi deberia ser el tema principal de esta campania.
Ya parenle con eso de las golondrinas aqui hay algo q se llama division de poderes mes cuesta tanto la tabla del 0 de eso se encarga el poder judicial
Excelente nota...Excelente artículo... directo a la yugular de la NaZion y los PAC-Lovers!!
¿Por qué no me asombran ni Fabricio Alvarado ni La Nación?
El periódico La Nación publicó el domingo en una jugada sin precedentes -para no decir inimaginable- una cantidad abrumadora de páginas (la mitad de su segmento Revista Dominical) sobre la relación del candidato del partido Restauración Nacional, Fabricio Alvarado, con el pastor internacional Rony Cháves.
Desde que el periódico comenzó a circular en horas de la madrugada, una serie de reacciones de distintas personas y por distintos medios no se han hecho esperar: Mientras un sector aplaude el artículo, otros se han considerado indignados con la publicación.
Sin embargo, y a propósito de tantísimo qué decir al respecto de Fabricio Alvarado y de La Nación, mi pregunta es: ¿Por qué los costarricenses se asombran? Es decir, ¿Cuándo alguien cuerdo ha esperado que La Nación publique de forma imparcial y decente? ¿Cuándo alguien ha esperado que La Nación sea un medio serio? ¿Cuándo alguien ha tenido esperanza de que quitarán a Nuria Marín y a Jacques Sagot? ¿¡Cuándo!?
A mí no me ha tomado por sorpresa lo que ya sabemos: La Nación es como una aguacate pasado -tiene buen aspecto, pero destila podredumbre-. Yo no tengo nada en contra de que un medio tome un bando político y lo promocione deliberadamente; en cambio, sí tengo todo en contra de un medio que tome un bando político, y lo promocione deliberadamente, pero pretenda ser “objetivo” y “neutral”.
Estimadísimos editores del periódico La Nación:
¿Dónde estaba La Nación en la Marcha por la vida y la familia? ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estaba cuando CRHoy llevaba semanas publicando sobre el cementazo? ¿Dónde estaba cuándo había que averiguar porqué el presidente llevó a su asistente en helicóptero a San Ramón? ¿Dónde estaban? ¿En otro planeta? ¿Escribiendo 13 páginas contra Juan Diego Castro? ¿Enterrando la cabeza como un avestruz? ¿Buscando a Mariano Figueres, que desapareció (y ustedes siguen deliberadamente sin buscarlo)?
Recuerdo, como si fuera hoy, a Evelyn Fachler decirme hace tres años, justo al empezar el segundo año de Luis Guillermo: “A ningún gobierno, en la historia de Costa Rica, la prensa le ha perdonado tantos errores como a este”. Y se los siguió perdonando.
Cuando llegó Luis Guillermo Solís al gobierno, ¿Qué fue lo primero que hizo? Se trajo abajo la propuesta de cobrarle un precio justo a los medios de comunicación privados por el uso de frecuencias y canales, que al día de hoy siguen pagando un precio que constituye una burla.
¿Y cuando Luis Guillermo fue a dejar a su asistente (preferida) en helicóptero — y la primera dama tuvo que irse a España a darse unas vacaciones? ¿Qué sucedió mágicamente? Pues desapareció la controvertida ley mordaza que obligaría a los medios a requerir aprobación para publicar noticias sobre el gobierno. Nada más y nada menos.
Al que considera que La Nación es un medio de comunicación imparcial, hay que tenerle compasión y misericordia. Y pena ajena. Toda la artillería que se ha desencadenado en este país en materia de género, ha sido gracias a que La Nación sirvió de caldo de cultivo para que se diera: Si La Nación pudiera ser una persona, sería Leonardo Garnier (pero queer).
¿Por qué tampoco me asombra el “padre espiritual” de Fabricio Alvarado?
Conozco muchos evangélicos, a quienes aprecio mucho. Entiendo perfectamente que, para alguien que busca vivir una espiritualidad cristiana, tener un guía que le indique el camino a seguir, es necesario -aunque muchos no lo tengan o no busquen tenerlo-.
También sé que algunos pastores pueden prestarse para disfrazar como un asunto religioso lo que termina siendo un medio de extorsión. Y con eso no estoy a favor.
Ese guía, que para Fabricio Alvarado pareciera ser un “padre espiritual”, se mete en lo espiritual, sí; pero es realmente difícil que se meta a ser un “patriarca político”.
Después de lo que escribió La Nación (que es una preocupación muy válida, pero exagerada y parcializada), cualquiera pensaría que Fabricio -si llega a ser presidente- va a estar conectado 24/7 con “el apóstol” para consultarle todo lo que va a hacer en su gobierno. La dirección espiritual no tiene -y dudo que acá lo tenga- nada que ver con el manejo político.
Sin embargo, a quien pensase eso, habría que ponerlo en la realidad de Carlos Alvarado para que entienda que, de un lado o de otro, el problema es el mismo: ¿Carlos gobernaría sólo? En absoluto, es un títere que sabe hablar bien.
Yo he visitado varias iglesias, de varias religiones, pero nunca he visto ninguna tan mesiánica como la cúpula de Coalición Costa Rica. Es digno de admirar cómo armaron una estrategia en redes para hacernos pensar a todos “que eran neutros” sobre la discusión política de este país y, a los cinco minutos, le dieron la adhesión a Carlos.
Tampoco vi un culto ciego, como el progresismo de este país: Primero no apoyaban al PAC porque no era lo suficientemente progresista; ahora, le besan los pies (bastante sucios, cabe decir). Luego, lo aceptaron porque sí tenía los ideales correctos en materia de género; ahora, cuando Carlos aceptó los requisitos de Rodolfo Piza y vendió toda la agenda progresista, le besan hasta las uñas de los pies.
Cuando Charlie tocaba guitarra, decían: “Es muy niño”. Ahora dicen: “Es maduro”. Cuando decían: “Apoya el aborto”, él salió negándolo (aunque todo el mundo sabe que es mentira) y dijeron: “bueno, no importa; todo sea para que no quede Fabricio”.
Cuando dijeron “los votantes de Fabricio son fanáticos”, llenaron un Jiménez Deredia con pintura, y las hijas de un ex-ministro de Cultura rayaron parte del patrimonio nacional. Cuando dijeron “miren como cantan como en un culto y hablan en lenguas”, ustedes hicieron odas musicales al mismo PAC condenado por estafa. Cuando dijeron “los votantes de Fabricio son fundamentalistas, misóginos y violentos”, ustedes denigraban a los cristianos y los trataban como basura.
A mí no me asombra darme cuenta de que Fabricio no cuenta con la capacidad de gobernar, porque sé que Carlos no la tiene en absoluto. A mí no me asombra saber que mucha gente sin estudios van a ser diputados, porque he visto a muchos intelectuales haciendo cosas estúpidas con un poquito de poder en sus manos.
No me asombra que un pastor tenga un “padre espiritual” y que medio país le dé su voto a pesar de la incertidumbre; me asombra, en cambio que el otro medio país le vaya a dar su voto a un partido que nos estafó a pesar de la confianza que le dimos y cuyo “padre espiritual” es -en palabras de Juandi- una izquierda de caviar que lo único que hizo con diligencia fue imponernos su más grande dogma: La ineptitud.¿Por qué no me asombra ni Fabricio Alvarado ni La Nación.
Opinion: ?Por que no me asombran ni Fabricio Alvarado ni La Nacion?
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Excelente artículo... directo a la yugular de la NaZion y los PAC-Lovers!!
¿Por qué no me asombran ni Fabricio Alvarado ni La Nación?
El periódico La Nación publicó el domingo en una jugada sin precedentes -para no decir inimaginable- una cantidad abrumadora de páginas (la mitad de su segmento Revista Dominical) sobre la relación del candidato del partido Restauración Nacional, Fabricio Alvarado, con el pastor internacional Rony Cháves.
Desde que el periódico comenzó a circular en horas de la madrugada, una serie de reacciones de distintas personas y por distintos medios no se han hecho esperar: Mientras un sector aplaude el artículo, otros se han considerado indignados con la publicación.
Sin embargo, y a propósito de tantísimo qué decir al respecto de Fabricio Alvarado y de La Nación, mi pregunta es: ¿Por qué los costarricenses se asombran? Es decir, ¿Cuándo alguien cuerdo ha esperado que La Nación publique de forma imparcial y decente? ¿Cuándo alguien ha esperado que La Nación sea un medio serio? ¿Cuándo alguien ha tenido esperanza de que quitarán a Nuria Marín y a Jacques Sagot? ¿¡Cuándo!?
A mí no me ha tomado por sorpresa lo que ya sabemos: La Nación es como una aguacate pasado -tiene buen aspecto, pero destila podredumbre-. Yo no tengo nada en contra de que un medio tome un bando político y lo promocione deliberadamente; en cambio, sí tengo todo en contra de un medio que tome un bando político, y lo promocione deliberadamente, pero pretenda ser “objetivo” y “neutral”.
Estimadísimos editores del periódico La Nación:
¿Dónde estaba La Nación en la Marcha por la vida y la familia? ¿Dónde estuvo? ¿Dónde estaba cuando CRHoy llevaba semanas publicando sobre el cementazo? ¿Dónde estaba cuándo había que averiguar porqué el presidente llevó a su asistente en helicóptero a San Ramón? ¿Dónde estaban? ¿En otro planeta? ¿Escribiendo 13 páginas contra Juan Diego Castro? ¿Enterrando la cabeza como un avestruz? ¿Buscando a Mariano Figueres, que desapareció (y ustedes siguen deliberadamente sin buscarlo)?
Recuerdo, como si fuera hoy, a Evelyn Fachler decirme hace tres años, justo al empezar el segundo año de Luis Guillermo: “A ningún gobierno, en la historia de Costa Rica, la prensa le ha perdonado tantos errores como a este”. Y se los siguió perdonando.
Cuando llegó Luis Guillermo Solís al gobierno, ¿Qué fue lo primero que hizo? Se trajo abajo la propuesta de cobrarle un precio justo a los medios de comunicación privados por el uso de frecuencias y canales, que al día de hoy siguen pagando un precio que constituye una burla.
¿Y cuando Luis Guillermo fue a dejar a su asistente (preferida) en helicóptero — y la primera dama tuvo que irse a España a darse unas vacaciones? ¿Qué sucedió mágicamente? Pues desapareció la controvertida ley mordaza que obligaría a los medios a requerir aprobación para publicar noticias sobre el gobierno. Nada más y nada menos.
Al que considera que La Nación es un medio de comunicación imparcial, hay que tenerle compasión y misericordia. Y pena ajena. Toda la artillería que se ha desencadenado en este país en materia de género, ha sido gracias a que La Nación sirvió de caldo de cultivo para que se diera: Si La Nación pudiera ser una persona, sería Leonardo Garnier (pero queer).
¿Por qué tampoco me asombra el “padre espiritual” de Fabricio Alvarado?
Conozco muchos evangélicos, a quienes aprecio mucho. Entiendo perfectamente que, para alguien que busca vivir una espiritualidad cristiana, tener un guía que le indique el camino a seguir, es necesario -aunque muchos no lo tengan o no busquen tenerlo-.
También sé que algunos pastores pueden prestarse para disfrazar como un asunto religioso lo que termina siendo un medio de extorsión. Y con eso no estoy a favor.
Ese guía, que para Fabricio Alvarado pareciera ser un “padre espiritual”, se mete en lo espiritual, sí; pero es realmente difícil que se meta a ser un “patriarca político”.
Después de lo que escribió La Nación (que es una preocupación muy válida, pero exagerada y parcializada), cualquiera pensaría que Fabricio -si llega a ser presidente- va a estar conectado 24/7 con “el apóstol” para consultarle todo lo que va a hacer en su gobierno. La dirección espiritual no tiene -y dudo que acá lo tenga- nada que ver con el manejo político.
Sin embargo, a quien pensase eso, habría que ponerlo en la realidad de Carlos Alvarado para que entienda que, de un lado o de otro, el problema es el mismo: ¿Carlos gobernaría sólo? En absoluto, es un títere que sabe hablar bien.
Yo he visitado varias iglesias, de varias religiones, pero nunca he visto ninguna tan mesiánica como la cúpula de Coalición Costa Rica. Es digno de admirar cómo armaron una estrategia en redes para hacernos pensar a todos “que eran neutros” sobre la discusión política de este país y, a los cinco minutos, le dieron la adhesión a Carlos.
Tampoco vi un culto ciego, como el progresismo de este país: Primero no apoyaban al PAC porque no era lo suficientemente progresista; ahora, le besan los pies (bastante sucios, cabe decir). Luego, lo aceptaron porque sí tenía los ideales correctos en materia de género; ahora, cuando Carlos aceptó los requisitos de Rodolfo Piza y vendió toda la agenda progresista, le besan hasta las uñas de los pies.
Cuando Charlie tocaba guitarra, decían: “Es muy niño”. Ahora dicen: “Es maduro”. Cuando decían: “Apoya el aborto”, él salió negándolo (aunque todo el mundo sabe que es mentira) y dijeron: “bueno, no importa; todo sea para que no quede Fabricio”.
Cuando dijeron “los votantes de Fabricio son fanáticos”, llenaron un Jiménez Deredia con pintura, y las hijas de un ex-ministro de Cultura rayaron parte del patrimonio nacional. Cuando dijeron “miren como cantan como en un culto y hablan en lenguas”, ustedes hicieron odas musicales al mismo PAC condenado por estafa. Cuando dijeron “los votantes de Fabricio son fundamentalistas, misóginos y violentos”, ustedes denigraban a los cristianos y los trataban como basura.
A mí no me asombra darme cuenta de que Fabricio no cuenta con la capacidad de gobernar, porque sé que Carlos no la tiene en absoluto. A mí no me asombra saber que mucha gente sin estudios van a ser diputados, porque he visto a muchos intelectuales haciendo cosas estúpidas con un poquito de poder en sus manos.
No me asombra que un pastor tenga un “padre espiritual” y que medio país le dé su voto a pesar de la incertidumbre; me asombra, en cambio que el otro medio país le vaya a dar su voto a un partido que nos estafó a pesar de la confianza que le dimos y cuyo “padre espiritual” es -en palabras de Juandi- una izquierda de caviar que lo único que hizo con diligencia fue imponernos su más grande dogma: La ineptitud.¿Por qué no me asombra ni Fabricio Alvarado ni La Nación.
Opinion: ?Por que no me asombran ni Fabricio Alvarado ni La Nacion?
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