Me estreno con esto en el mundo de los relatos (hablando de escribirlos, ya que me gusta leer desde hace un buen tiempo).
No está de más decir que este relato es ficticio y busca nutrir la imaginación.
Soy casado, y mi esposa y yo disfrutamos mucho de escaparnos los fines de semana a alguna playa u hotel de montaña para romper la rutina y hacer algo diferente. No los hacemos tanto como quisiéramos, pero al menos una vez al mes nos gusta darnos el gusto. Resulta que, nos fuimos a un hotel de playa, no voy a decir el nombre, pero está en el Pacífico. Sinceramente yo lo encontraba algo caro, pero mi esposa insistía en que quería irlo a conocer. Programamos un rato en el spa en la pura mañana, así que antes de hacer check inn fuimos a esta cita, que consistía en un masaje en pareja y un rato en las zonas de jacuzzi. Cuál fue mi sorpresa al ver que delante de nosotros estaba en el spa Viviana Calderon, junto con otra muchacha. Sobra decir que ella ha sido alguien a quien no solo admiro por su carrera y genuina personalidad, me parece, pero además por su figura. Es una mujer con mucha presencia y que mantiene una figura de película, con unas curvas que invitan a recorrerlas. Mi esposa, quien sabe de mi atracción hacia ella y viéndome seguro la cara de tonto, me hizo el comentario de, “ahí está Viviana Calderón”. Vacilamos sobre ir a saludar y pedir un autógrafo, cosa que no me atreví a hacer. Cuando ella y su amiga terminaron de hablar con la recepcionista del spa se volvió hacia nosotros y de manera muy simpática y con una hermosa sonrisa nos dijo buenos días y siguió hacia su cita en el spa. Claramente todo el rato del masaje estuve pensando en ella, en que estaría en alguna de esas salas desnuda, y deseando ser el que le estuviera haciendo el masaje a ella.
En fin, salimos del spa, estuvimos un rato en la playa, fuimos a almorzar y finalmente nos entregaron la habitación. Ya allí, inmediatamente quería coger con mi esposa, no solo porque le andaba ganas, sino porque además estaba como loco de imaginarme a Viviana en el spa. Cogimos súper rico, dormimos un rato, y ya más tarde nos fuimos a la piscina, tomarnos algo y ver el atardecer. Estando sentado al lado de la piscina, me metí al Instagram de Viviana a ver si había puesto algo del hotel, y en efecto estaba haciéndole publicidad, posiblemente la había invitado. Esto me puso feliz, ya que asumí que podría tener alguna posibilidad de verla en traje de baño en vivo y a todo color. Después del atardecer, aun sin ver a Viviana, nos fuimos al cuarto a prepararnos para ir a cenar. Comimos, sin rastros de ver a Viviana, y luego nos fuimos a tomar un último trago al bar del hotel. Al rato de estar ahí mi esposa me dice que ya se quería ir al cuarto, pero yo la verdad quería ver si lograba ver a Viviana. Así que, con la excusa de que iba a hacer unas llamadas, me quede un rato más en el bar.
En efecto hice un par de llamadas, y cuál fue mi sorpresa al ver que entró Viviana al bar, se sentó en la barra, estaba sola, y estaba muy animada hablando con el bartender. Después de un rato de verlos, decidí acercarme a la barra y pedirme una birra. Mientras esperaba, ella me volvió a ver y de la nada me preguntó como nos había ido en el spa. Con cara de tonto y con palabras torpes y arrastradas por la sorpresa le respondí que todo bien, y le pregunté como le había ido a ella. ¡Cuando me di cuenta, estábamos hablando! Ella, el bartender y yo hablábamos de todo un poco, y en realidad la estábamos pasando bien. Terminé tomándome un par de birras en este juego, hasta que ella dijo que ya se iba a descansar. Antes de irse, me dijo que, si le podía compartir mi opinión del hotel y el spa por un mensaje en Instagram, y le dije que con todo el gusto. Al ratito de ella irse, me fui yo también a mi habitación.
Para cuando llegué, mi esposa ya estaba dormida, pero yo claramente no tenía nada de sueño y estaba solo pensando en Viviana. Aproveché esta inspiración para enviarle el mensaje que me pidió, con lujos de detalles. Al día siguiente nos levantamos tarde, desayunamos, estuvimos un rato en la piscina y la playa, y después de almuerzo iniciamos el regreso a casa. Ya en la noche, cuál fue mi sorpresa cuando vi que no solo me había respondido el mensaje, sino que además me envió una invitación de amistad.
Sonará increíble, pero prácticamente por 5-6 días seguidos estuvimos hablando en diferentes momentos del día, y cada vez hacíamos más preguntas personales con respecto a trabajo, hobbies, como iba a el día, que habíamos comido, etc. En serio esto parecía irreal. Nunca olvidaré un sábado en la noche que salimos de fiesta con unos familiares, y todos nos empezamos a pasar de tragos. En medio de esto, me llegó un mensaje de ella preguntándome que tal iba el finde, y le conté que estaba en media fiesta y ya algo alegre. Ella me dijo que estaba viendo tele, y que le hacía falta salir a enfiestarse, cosa que hacía muy rara vez desde hace mucho tiempo por el tema de su imagen pública. Le pregunté que es lo que más le gustaba y lo que menos le gustaba de ser tan conocida, y hablando de las cosas que menos disfrutaba me dijo que las personas que conocía a veces era muy interesadas y le costaba conocer personas genuinas. Además, me dijo que mucho mae le escribía cosas sexuales y groseras. Esta fue la primera vez que salió el tema sexo en nuestras conversaciones. Le deje de responder un rato, para estar presente en la actividad, y cuando volvimos a casa mi esposa estaba casi dormida por los tragos, por lo que me dispuse a revisar el cel. Tenía un mensaje de ella y le dije que me disculpara, que ya había llegado a la casa. ¡Me respondió al segundo! Me dijo que estaba medio desvelada, a lo que yo le respondí que seguía enfiestado. Por primera vez, me preguntó por mi esposa, que, si no me regañaba por estar en el celular a esas horas, a lo que le dije que ya estaba dormida. La siguiente pregunta nunca se me olvidara, ya que me preguntó por ella, que es lo que más me gustaba de ella, pero a nivel físico. Con el alcohol de por medio, le respondí sin filtros, le dije que me encantaban las curvas de ella, sus muslos, nalgas, senos, y que disfrutaba mucho de lo sexosa que es mi esposa. Después me preguntó por qué posiciones disfrutábamos más a la hora de coger, dónde y cómo me gustaba terminar, y hasta por mis fantasías. Sobra decir que yo estaba como loco, y de pronto me di cuenta que no le había preguntado nada a ella, así que le dije que si no había problema en yo también preguntarle a lo que me dijo que eso estaba esperando. Le pregunté por sus gustos en cuanto a los maes, es decir, que busca o que la atraía físicamente, que posiciones le gustaban, y le pregunté también cuando fue la última vez que cogió. La respuesta a esto me dejó frio, me dijo que ya varios meses, y que ahora tenía un consolador para medio sacarse las ganas. Para hacerles el cuento más corto, le dije que tenía muchas ganas de tocarme pensando en ella, y ella me dijo que ya había empezado, que hace rato se estaba tocando y que también estaba muy excitada. Nos masturbamos muy rico juntos, y bueno, también le dije que me gustaría mucho compartir esto, pero en persona. Ella me dijo que, si yo me sentía cómodo por el tema de mi esposa pues que ella se apuntaba, así que sin más quedamos en vernos el viernes de la próxima semana.
Durante la semana hablamos poco, pero a media semana me pidió que confirmara para programarse. Le dije que sí, y que había alquilado un aparta por medio de Airbnb para mayor discreción. Para hacerlo más fácil, yo saqueé el día de vacaciones del trabajo, mi esposa me vio salir en la mañana, pero asumiendo que iba rumbo a la oficina, y me fui a primera hora al aparta para esperarla. Ella me dijo que podía llegar a las 10:00 am, y la mañana se me fue demasiado lenta. A las 9:50 me llega un mensaje de ella diciendo que estaba afuera, le dije donde parquear y le fui a recibir al sótano. ¡Ella venia demasiado guapa! Una blusa blanca, sin mangas, un jeans azul a 3/4s de pierna, unos tenis color beige sencillos pero que combinaban súper bien, y su pelo dorado largo y suelto. Ella se acercó hacia el ascensor, y me saludó con un beso en la mejilla y un ligero abrazo. No saben lo que sentí al oler su perfume, su pelo, y sentir su cuerpo levemente contra el mío. Mientras subíamos al aparta me hablaba de las presas, del calor que estaba haciendo, que lindo el lugar, etc., completamente trivial. Pero, al llegar al aparta y entrar y cerrar la puerta, me dijo, ahora sí, y estiró sus brazos por detrás de mi cuello, me acerco hacia ella y me besó. Fue el beso más increíble, como en cámara lenta, con sus labios suaves, la humedad de su lengua, su aliento…. Ella acariciaba mi pelo mientras nos besábamos, yo ponía mis manos en su cintura, su espalda baja. Ella se me acercaba más a mi cuerpo, y podía sentir cómo movía sus caderas contra mí, momento en el cual aproveche para agarrar esas nalgas que solo en sueños imaginaba. Que delicia, suaves, firmes, claramente andaba en hilo porque se sentían apenas contenidas por su jeans. Mientras le apretaba las nalgas ella más rico me besaba, en señal de aprobación. Ella también empezó a tocarme la espalda, los brazos, mis nalgas incluso.
Nos detuvimos un momento y de la mano me la llevé al cuarto, donde seguimos besándonos y tocándonos por encima de la ropa. Yo me quité la camisa, y ella en ese momento me puso las manos en el pecho, se mordió el labio, demasiado sexy, y me empezó a besar el cuello, los hombros, el pecho, me pasaba la lengua por mis pezones, mi vientre, y de repente se puso de cuclillas. Estando así, me besaba las piernas por encima del jeans, mientras sus manos me seguían tocando el vientre y el pecho. De repente, su boca buscó mi entrepierna, y me daba besos pequeñitos por encima del pantalón, mientras sus manos soltaban mi faja y lo abrían. Sin dudarlo mucho, le ayudé a bajarme y quitarme el pantalón, y rápidamente quedé en bóxer con ella de cuclillas frente a mí. Se volvió a acercar a mi entre pierna, donde se notaba que mi verga estaba a más no poder y hasta se veía la humedad a través del bóxer negro. Me dijo que olía delicioso, mientras me seguía dando besos sobre el bóxer y agarrándome las nalgas. Le pedí que se pusiera de pie, quería verla también en poquita ropa. La puse de espaldas contra mí, mientras le besaba el cuello y le olía el pelo le pasaba la mano por su pancita, también marcada, y le levantaba la blusa para sentir su piel. Ella alzó los brazos, y aproveché para quitarle su blusa y de una vez el brasier blanco que andaba. Apenas lo hice le agarré los senos desde atrás, ella gimió, y volvió su cara para besarme. Nos besamos un rato así, mientras le acariciaba las tetas y sus pezones duros. Ella luego se abrió el pantalón, y le di espacio para que se lo bajara. Casi me da algo cuando le vi esas nalgas, ella seguía de espaldas a mí, con una tanga blanca con detalles verdes, súper sexy, que se metía de manera deliciosa entre sus nalgas. Y esas nalgas, que antes había visto uno solo en fotos, eran increíbles, grandes, firmes, ricas.
Le pedí que se acostara en la cama. Me puse a su lado, y seguimos besándonos, al tiempo que nos tocábamos los cuerpos. Luego pasé a besar sus tetas, redonditas, y con unos pezones rosaditos erguidos para mí. En el momento que me metí uno en la boca ella soltó un gemido delicioso, claramente le gustaba, y mientras le chupaba un pezón con la mano le acariciaba los muslos, en búsqueda de su vagina. Subía lentamente hasta que llegué a su sexo. Mientras seguía besando sus pezones, le empecé a sentir su sexo por encima de la ropa interior. Ella abrió sus piernas, y yo pasaba mis dedos por encima, sintiendo el calor que emanaba y como sus labios querían salirse de la ropa interior. Le pedí que se quitara la tanga, y que me la diera. Apenas me la dio la olí; fue un momento indescriptible, ella viéndome sorprendida, mientras yo olía. Podía distinguir el olor de su vagina, con fluidos de sexo, sudor, y también el olor que venía de su culito. Me incorporé entre sus piernas, y ahora la olía, pero directamente. Su vagina estaba muy húmeda, olía demasiado rico, y tenía unos pequeños pelitos cortos en su monte de venus. Sin pensarlo mucho empecé a pasar mi lengua por toda su vagina. Ella gemía demasiado rico, mientras mi lengua saboreaba sus fluidos, hacia círculos en su clítoris, y entraba y salía a mi gusto de su vagina. Después de un buen rato de comérmela, ella me dijo que también quería probarme. Le dije que sí, pero que hiciéramos un 69. Así que me quité el bóxer, me acosté boca arriba, y ella se puso sobre mí. Que delicia tener el culo y la vagina de ella sobre mi cara. Le agarré las nalgas mientras sentía la boca y lengua de ella en toda mi verga y mis huevos. Sobra decir que me la mamaba delicioso, mientras yo también seguía chupando su vagina y ahora también su culito (no sabía si le iba a gustar, pero empecé a hacerlo y más bien me la empezó a mamar más rápido). Después de un rato de estar así ella se incorporó de vuelta a mi lado, nos reímos, y seguimos besándonos, ahora llenos de los olores y sabores de nuestros sexos.
Ella se acostó boca arriba, y proseguí a penetrarla por primera vez, con condón. Ella abrió sus piernas, y mi pene entró como si nada, gracias a la humedad y fluidos de su vagina. Nos besábamos mientras entraba y salía de ella, y ella ponía sus piernas alrededor de mi cintura pidiéndome más y más. Después de estar así, ella me pidió cabalgarme, y bueno, me regué en dos toques. Fue una mezcla de verla encima mío, hermosa, sudada, acalorada, excitada, los movimientos de sus caderas, y sus gemidos. Que rico me vine, como nunca en la vida. Ella se acostó de nuevo a mi lado, con una hermosa sonrisa, la cual cambió rápidamente a sonrisa malosa, me quitó el condón lleno de semen, y me empezó a mamar de nuevo la verga, tomándose los restos de semen que quedaron en mí. Al ratito de estar así, se me puso dura otra vez, y ahora proseguí a penetrarla, pero de 4. Ella se arqueó demasiado sexy, dejando su culito y su vagina a mi disposición. Ella esperaba que la empezará a penetrar, pero no pude evitar volver a probarla, empezando por su culito. Le chupaba el culito, metía mi lengua, mientras le metía un dedito en su vagina. Después de un ratito así y con la verga ahora más dura la volví a penetrar. Mientras le metía la verga también le acariciaba el culito con un dedo, al punto que poco a poco se fue abriendo y se lo metí también. Ella gemía demasiado rico, y pude sentir cómo se venía un par de veces. Yo aún no me había venido, así que me quité el condón, y me empecé a masturbar para dejar caer mi semen sobre sus nalgas.
Después de esto nos fuimos a bañar juntos, pedimos algo de comer, y repetimos más sexo. A eso de las 3 de la tarde nos despedimos, y quedamos en seguir hablando y planear otros encuentros, los cuales les estaré contando en próximos relatos.
Les agradezco me cuenten qué les pareció, y si les gustaría leer más.
No está de más decir que este relato es ficticio y busca nutrir la imaginación.
Soy casado, y mi esposa y yo disfrutamos mucho de escaparnos los fines de semana a alguna playa u hotel de montaña para romper la rutina y hacer algo diferente. No los hacemos tanto como quisiéramos, pero al menos una vez al mes nos gusta darnos el gusto. Resulta que, nos fuimos a un hotel de playa, no voy a decir el nombre, pero está en el Pacífico. Sinceramente yo lo encontraba algo caro, pero mi esposa insistía en que quería irlo a conocer. Programamos un rato en el spa en la pura mañana, así que antes de hacer check inn fuimos a esta cita, que consistía en un masaje en pareja y un rato en las zonas de jacuzzi. Cuál fue mi sorpresa al ver que delante de nosotros estaba en el spa Viviana Calderon, junto con otra muchacha. Sobra decir que ella ha sido alguien a quien no solo admiro por su carrera y genuina personalidad, me parece, pero además por su figura. Es una mujer con mucha presencia y que mantiene una figura de película, con unas curvas que invitan a recorrerlas. Mi esposa, quien sabe de mi atracción hacia ella y viéndome seguro la cara de tonto, me hizo el comentario de, “ahí está Viviana Calderón”. Vacilamos sobre ir a saludar y pedir un autógrafo, cosa que no me atreví a hacer. Cuando ella y su amiga terminaron de hablar con la recepcionista del spa se volvió hacia nosotros y de manera muy simpática y con una hermosa sonrisa nos dijo buenos días y siguió hacia su cita en el spa. Claramente todo el rato del masaje estuve pensando en ella, en que estaría en alguna de esas salas desnuda, y deseando ser el que le estuviera haciendo el masaje a ella.
En fin, salimos del spa, estuvimos un rato en la playa, fuimos a almorzar y finalmente nos entregaron la habitación. Ya allí, inmediatamente quería coger con mi esposa, no solo porque le andaba ganas, sino porque además estaba como loco de imaginarme a Viviana en el spa. Cogimos súper rico, dormimos un rato, y ya más tarde nos fuimos a la piscina, tomarnos algo y ver el atardecer. Estando sentado al lado de la piscina, me metí al Instagram de Viviana a ver si había puesto algo del hotel, y en efecto estaba haciéndole publicidad, posiblemente la había invitado. Esto me puso feliz, ya que asumí que podría tener alguna posibilidad de verla en traje de baño en vivo y a todo color. Después del atardecer, aun sin ver a Viviana, nos fuimos al cuarto a prepararnos para ir a cenar. Comimos, sin rastros de ver a Viviana, y luego nos fuimos a tomar un último trago al bar del hotel. Al rato de estar ahí mi esposa me dice que ya se quería ir al cuarto, pero yo la verdad quería ver si lograba ver a Viviana. Así que, con la excusa de que iba a hacer unas llamadas, me quede un rato más en el bar.
En efecto hice un par de llamadas, y cuál fue mi sorpresa al ver que entró Viviana al bar, se sentó en la barra, estaba sola, y estaba muy animada hablando con el bartender. Después de un rato de verlos, decidí acercarme a la barra y pedirme una birra. Mientras esperaba, ella me volvió a ver y de la nada me preguntó como nos había ido en el spa. Con cara de tonto y con palabras torpes y arrastradas por la sorpresa le respondí que todo bien, y le pregunté como le había ido a ella. ¡Cuando me di cuenta, estábamos hablando! Ella, el bartender y yo hablábamos de todo un poco, y en realidad la estábamos pasando bien. Terminé tomándome un par de birras en este juego, hasta que ella dijo que ya se iba a descansar. Antes de irse, me dijo que, si le podía compartir mi opinión del hotel y el spa por un mensaje en Instagram, y le dije que con todo el gusto. Al ratito de ella irse, me fui yo también a mi habitación.
Para cuando llegué, mi esposa ya estaba dormida, pero yo claramente no tenía nada de sueño y estaba solo pensando en Viviana. Aproveché esta inspiración para enviarle el mensaje que me pidió, con lujos de detalles. Al día siguiente nos levantamos tarde, desayunamos, estuvimos un rato en la piscina y la playa, y después de almuerzo iniciamos el regreso a casa. Ya en la noche, cuál fue mi sorpresa cuando vi que no solo me había respondido el mensaje, sino que además me envió una invitación de amistad.
Sonará increíble, pero prácticamente por 5-6 días seguidos estuvimos hablando en diferentes momentos del día, y cada vez hacíamos más preguntas personales con respecto a trabajo, hobbies, como iba a el día, que habíamos comido, etc. En serio esto parecía irreal. Nunca olvidaré un sábado en la noche que salimos de fiesta con unos familiares, y todos nos empezamos a pasar de tragos. En medio de esto, me llegó un mensaje de ella preguntándome que tal iba el finde, y le conté que estaba en media fiesta y ya algo alegre. Ella me dijo que estaba viendo tele, y que le hacía falta salir a enfiestarse, cosa que hacía muy rara vez desde hace mucho tiempo por el tema de su imagen pública. Le pregunté que es lo que más le gustaba y lo que menos le gustaba de ser tan conocida, y hablando de las cosas que menos disfrutaba me dijo que las personas que conocía a veces era muy interesadas y le costaba conocer personas genuinas. Además, me dijo que mucho mae le escribía cosas sexuales y groseras. Esta fue la primera vez que salió el tema sexo en nuestras conversaciones. Le deje de responder un rato, para estar presente en la actividad, y cuando volvimos a casa mi esposa estaba casi dormida por los tragos, por lo que me dispuse a revisar el cel. Tenía un mensaje de ella y le dije que me disculpara, que ya había llegado a la casa. ¡Me respondió al segundo! Me dijo que estaba medio desvelada, a lo que yo le respondí que seguía enfiestado. Por primera vez, me preguntó por mi esposa, que, si no me regañaba por estar en el celular a esas horas, a lo que le dije que ya estaba dormida. La siguiente pregunta nunca se me olvidara, ya que me preguntó por ella, que es lo que más me gustaba de ella, pero a nivel físico. Con el alcohol de por medio, le respondí sin filtros, le dije que me encantaban las curvas de ella, sus muslos, nalgas, senos, y que disfrutaba mucho de lo sexosa que es mi esposa. Después me preguntó por qué posiciones disfrutábamos más a la hora de coger, dónde y cómo me gustaba terminar, y hasta por mis fantasías. Sobra decir que yo estaba como loco, y de pronto me di cuenta que no le había preguntado nada a ella, así que le dije que si no había problema en yo también preguntarle a lo que me dijo que eso estaba esperando. Le pregunté por sus gustos en cuanto a los maes, es decir, que busca o que la atraía físicamente, que posiciones le gustaban, y le pregunté también cuando fue la última vez que cogió. La respuesta a esto me dejó frio, me dijo que ya varios meses, y que ahora tenía un consolador para medio sacarse las ganas. Para hacerles el cuento más corto, le dije que tenía muchas ganas de tocarme pensando en ella, y ella me dijo que ya había empezado, que hace rato se estaba tocando y que también estaba muy excitada. Nos masturbamos muy rico juntos, y bueno, también le dije que me gustaría mucho compartir esto, pero en persona. Ella me dijo que, si yo me sentía cómodo por el tema de mi esposa pues que ella se apuntaba, así que sin más quedamos en vernos el viernes de la próxima semana.
Durante la semana hablamos poco, pero a media semana me pidió que confirmara para programarse. Le dije que sí, y que había alquilado un aparta por medio de Airbnb para mayor discreción. Para hacerlo más fácil, yo saqueé el día de vacaciones del trabajo, mi esposa me vio salir en la mañana, pero asumiendo que iba rumbo a la oficina, y me fui a primera hora al aparta para esperarla. Ella me dijo que podía llegar a las 10:00 am, y la mañana se me fue demasiado lenta. A las 9:50 me llega un mensaje de ella diciendo que estaba afuera, le dije donde parquear y le fui a recibir al sótano. ¡Ella venia demasiado guapa! Una blusa blanca, sin mangas, un jeans azul a 3/4s de pierna, unos tenis color beige sencillos pero que combinaban súper bien, y su pelo dorado largo y suelto. Ella se acercó hacia el ascensor, y me saludó con un beso en la mejilla y un ligero abrazo. No saben lo que sentí al oler su perfume, su pelo, y sentir su cuerpo levemente contra el mío. Mientras subíamos al aparta me hablaba de las presas, del calor que estaba haciendo, que lindo el lugar, etc., completamente trivial. Pero, al llegar al aparta y entrar y cerrar la puerta, me dijo, ahora sí, y estiró sus brazos por detrás de mi cuello, me acerco hacia ella y me besó. Fue el beso más increíble, como en cámara lenta, con sus labios suaves, la humedad de su lengua, su aliento…. Ella acariciaba mi pelo mientras nos besábamos, yo ponía mis manos en su cintura, su espalda baja. Ella se me acercaba más a mi cuerpo, y podía sentir cómo movía sus caderas contra mí, momento en el cual aproveche para agarrar esas nalgas que solo en sueños imaginaba. Que delicia, suaves, firmes, claramente andaba en hilo porque se sentían apenas contenidas por su jeans. Mientras le apretaba las nalgas ella más rico me besaba, en señal de aprobación. Ella también empezó a tocarme la espalda, los brazos, mis nalgas incluso.
Nos detuvimos un momento y de la mano me la llevé al cuarto, donde seguimos besándonos y tocándonos por encima de la ropa. Yo me quité la camisa, y ella en ese momento me puso las manos en el pecho, se mordió el labio, demasiado sexy, y me empezó a besar el cuello, los hombros, el pecho, me pasaba la lengua por mis pezones, mi vientre, y de repente se puso de cuclillas. Estando así, me besaba las piernas por encima del jeans, mientras sus manos me seguían tocando el vientre y el pecho. De repente, su boca buscó mi entrepierna, y me daba besos pequeñitos por encima del pantalón, mientras sus manos soltaban mi faja y lo abrían. Sin dudarlo mucho, le ayudé a bajarme y quitarme el pantalón, y rápidamente quedé en bóxer con ella de cuclillas frente a mí. Se volvió a acercar a mi entre pierna, donde se notaba que mi verga estaba a más no poder y hasta se veía la humedad a través del bóxer negro. Me dijo que olía delicioso, mientras me seguía dando besos sobre el bóxer y agarrándome las nalgas. Le pedí que se pusiera de pie, quería verla también en poquita ropa. La puse de espaldas contra mí, mientras le besaba el cuello y le olía el pelo le pasaba la mano por su pancita, también marcada, y le levantaba la blusa para sentir su piel. Ella alzó los brazos, y aproveché para quitarle su blusa y de una vez el brasier blanco que andaba. Apenas lo hice le agarré los senos desde atrás, ella gimió, y volvió su cara para besarme. Nos besamos un rato así, mientras le acariciaba las tetas y sus pezones duros. Ella luego se abrió el pantalón, y le di espacio para que se lo bajara. Casi me da algo cuando le vi esas nalgas, ella seguía de espaldas a mí, con una tanga blanca con detalles verdes, súper sexy, que se metía de manera deliciosa entre sus nalgas. Y esas nalgas, que antes había visto uno solo en fotos, eran increíbles, grandes, firmes, ricas.
Le pedí que se acostara en la cama. Me puse a su lado, y seguimos besándonos, al tiempo que nos tocábamos los cuerpos. Luego pasé a besar sus tetas, redonditas, y con unos pezones rosaditos erguidos para mí. En el momento que me metí uno en la boca ella soltó un gemido delicioso, claramente le gustaba, y mientras le chupaba un pezón con la mano le acariciaba los muslos, en búsqueda de su vagina. Subía lentamente hasta que llegué a su sexo. Mientras seguía besando sus pezones, le empecé a sentir su sexo por encima de la ropa interior. Ella abrió sus piernas, y yo pasaba mis dedos por encima, sintiendo el calor que emanaba y como sus labios querían salirse de la ropa interior. Le pedí que se quitara la tanga, y que me la diera. Apenas me la dio la olí; fue un momento indescriptible, ella viéndome sorprendida, mientras yo olía. Podía distinguir el olor de su vagina, con fluidos de sexo, sudor, y también el olor que venía de su culito. Me incorporé entre sus piernas, y ahora la olía, pero directamente. Su vagina estaba muy húmeda, olía demasiado rico, y tenía unos pequeños pelitos cortos en su monte de venus. Sin pensarlo mucho empecé a pasar mi lengua por toda su vagina. Ella gemía demasiado rico, mientras mi lengua saboreaba sus fluidos, hacia círculos en su clítoris, y entraba y salía a mi gusto de su vagina. Después de un buen rato de comérmela, ella me dijo que también quería probarme. Le dije que sí, pero que hiciéramos un 69. Así que me quité el bóxer, me acosté boca arriba, y ella se puso sobre mí. Que delicia tener el culo y la vagina de ella sobre mi cara. Le agarré las nalgas mientras sentía la boca y lengua de ella en toda mi verga y mis huevos. Sobra decir que me la mamaba delicioso, mientras yo también seguía chupando su vagina y ahora también su culito (no sabía si le iba a gustar, pero empecé a hacerlo y más bien me la empezó a mamar más rápido). Después de un rato de estar así ella se incorporó de vuelta a mi lado, nos reímos, y seguimos besándonos, ahora llenos de los olores y sabores de nuestros sexos.
Ella se acostó boca arriba, y proseguí a penetrarla por primera vez, con condón. Ella abrió sus piernas, y mi pene entró como si nada, gracias a la humedad y fluidos de su vagina. Nos besábamos mientras entraba y salía de ella, y ella ponía sus piernas alrededor de mi cintura pidiéndome más y más. Después de estar así, ella me pidió cabalgarme, y bueno, me regué en dos toques. Fue una mezcla de verla encima mío, hermosa, sudada, acalorada, excitada, los movimientos de sus caderas, y sus gemidos. Que rico me vine, como nunca en la vida. Ella se acostó de nuevo a mi lado, con una hermosa sonrisa, la cual cambió rápidamente a sonrisa malosa, me quitó el condón lleno de semen, y me empezó a mamar de nuevo la verga, tomándose los restos de semen que quedaron en mí. Al ratito de estar así, se me puso dura otra vez, y ahora proseguí a penetrarla, pero de 4. Ella se arqueó demasiado sexy, dejando su culito y su vagina a mi disposición. Ella esperaba que la empezará a penetrar, pero no pude evitar volver a probarla, empezando por su culito. Le chupaba el culito, metía mi lengua, mientras le metía un dedito en su vagina. Después de un ratito así y con la verga ahora más dura la volví a penetrar. Mientras le metía la verga también le acariciaba el culito con un dedo, al punto que poco a poco se fue abriendo y se lo metí también. Ella gemía demasiado rico, y pude sentir cómo se venía un par de veces. Yo aún no me había venido, así que me quité el condón, y me empecé a masturbar para dejar caer mi semen sobre sus nalgas.
Después de esto nos fuimos a bañar juntos, pedimos algo de comer, y repetimos más sexo. A eso de las 3 de la tarde nos despedimos, y quedamos en seguir hablando y planear otros encuentros, los cuales les estaré contando en próximos relatos.
Les agradezco me cuenten qué les pareció, y si les gustaría leer más.