¡Ay, Dios mío! Resulta que Centroamérica, pa' darle sorpresa al mundo, anda metiéndose en cosas modernas. Se armó una movida gorda entre GBM y SofOS, dos compas que andan bien pilas en el negocio de la tecnología, y parece que quieren cambiarle la cara a nuestra agroindustria. Imagínate, antes todo era hoja de cálculo y bronca pa’ encontrar información, ahora hablan de ‘datos en tiempo real’. Uno se queda pensando si esto es pa’ verdades o pa’ quitarse el polvo.
La jugada, según dicen, es acabar con eso de tener todas las areas separadas, como si fueran islas. Buscan que todo esté conectado, que los números bailen al ritmo de la producción, que el administrador vea lo mismo que el que está en el cafetal. Ramírez Aguilar, el mero mero de GBM, soltó que esto va a poner a nuestros productos a competir con los de Estados Unidos y Europa, ¡qué ambición!, pero bueno, hay que apoyar al país.
Y no es solo comida y bebida, ahí entran los mangos, el banano, el café… ¡todo lo que nos hace famosos! Ramírez dice que esto nos hará menos vulnerables a cualquier lío que surja, a esas broncas inesperadas que te dejan tirado. Que vamos a dejar de ser solo proveedores de materia prima y a convertirnos en unos fabricantes de lujo, tipo comida procesada a nivel mundial. Suena bonito, ¿eh?
Pa’ lograrlo, se inventaron una especie de kit tecnológico, pa’ todos los gustos. Pa’ las cerveceras, que tengan el control de sus recetas y cómo sale la birra; pa’ los caficultores, pa’ saber exactamente dónde nació cada grano y si cumple con lo que prometen; pa’ los que trabajan con leche y carne, que estén seguros de que no van a enfermar a nadie; y pa’ los que hacen galletas y panes, que no les pase lo del exceso de inventario, que ya sabemos cómo se pierde plata con eso.
Javier Gomes, el jefe de SofOS, explicó que ellos le ponen la onda a las soluciones, sabiendo muy bien cómo funcionan las cosas acá en Centroamérica. GBM, por su lado, construye la base, la infraestructura, como si fuera el cemento de un edificio. Entre ambos, aseguran que vas a poder ver en tiempo real qué pasa en la finca, desde que pones la semilla hasta que llega al súper. Dicen que antes tardaban días en saber si había algún problema, ahora, ¡boom!, lo sabes en minutos.
Lo que más me pinta de esto es que, con este nuevo sistema, se pueden evitar muchos desperdicios. Piensa en cuánta fruta se echa a perder porque no la venden a tiempo o porque descubren que tiene un detalle. Con esto, van a poder controlar todo mucho mejor y aprovechar al máximo lo que producen. También dicen que será más fácil hacer auditorías, esos temas pesados donde tienes que demostrar que haces todo bien. Al final, lo que buscan es que sigamos siendo competitivos, que puedan vender nuestros productos sin problemas en el extranjero, que la gente sepa que lo que come es seguro y de buena calidad.
Esto significa que más empresas podrían crecer, crear empleos y ayudar a que el país siga avanzando. Es como si le dieran un empujón a nuestro campo, lo modernizan, lo ponen al día con los tiempos. No sé ustedes, pero yo creo que es importante apostarle a la tecnología, especialmente si puede beneficiar a tanta gente. Al fin y al cabo, la agricultura es la base de nuestra economía y tenemos que cuidarla como a la pupila de un ojo. Pero, díganme, ¿creen que esta alianza realmente va a cambiar las cosas o es otra promesa que se quedará en el papel?
Ahora, quiero saber qué piensan ustedes: ¿Les parece que esta inversión en tecnología agrícola es el camino correcto para impulsar la economía centroamericana? ¿Ven alguna desventaja o riesgo potencial en este enfoque tan digitalizado? Dejen sus opiniones en los comentarios, ¡queremos escuchar sus puntos de vista!
La jugada, según dicen, es acabar con eso de tener todas las areas separadas, como si fueran islas. Buscan que todo esté conectado, que los números bailen al ritmo de la producción, que el administrador vea lo mismo que el que está en el cafetal. Ramírez Aguilar, el mero mero de GBM, soltó que esto va a poner a nuestros productos a competir con los de Estados Unidos y Europa, ¡qué ambición!, pero bueno, hay que apoyar al país.
Y no es solo comida y bebida, ahí entran los mangos, el banano, el café… ¡todo lo que nos hace famosos! Ramírez dice que esto nos hará menos vulnerables a cualquier lío que surja, a esas broncas inesperadas que te dejan tirado. Que vamos a dejar de ser solo proveedores de materia prima y a convertirnos en unos fabricantes de lujo, tipo comida procesada a nivel mundial. Suena bonito, ¿eh?
Pa’ lograrlo, se inventaron una especie de kit tecnológico, pa’ todos los gustos. Pa’ las cerveceras, que tengan el control de sus recetas y cómo sale la birra; pa’ los caficultores, pa’ saber exactamente dónde nació cada grano y si cumple con lo que prometen; pa’ los que trabajan con leche y carne, que estén seguros de que no van a enfermar a nadie; y pa’ los que hacen galletas y panes, que no les pase lo del exceso de inventario, que ya sabemos cómo se pierde plata con eso.
Javier Gomes, el jefe de SofOS, explicó que ellos le ponen la onda a las soluciones, sabiendo muy bien cómo funcionan las cosas acá en Centroamérica. GBM, por su lado, construye la base, la infraestructura, como si fuera el cemento de un edificio. Entre ambos, aseguran que vas a poder ver en tiempo real qué pasa en la finca, desde que pones la semilla hasta que llega al súper. Dicen que antes tardaban días en saber si había algún problema, ahora, ¡boom!, lo sabes en minutos.
Lo que más me pinta de esto es que, con este nuevo sistema, se pueden evitar muchos desperdicios. Piensa en cuánta fruta se echa a perder porque no la venden a tiempo o porque descubren que tiene un detalle. Con esto, van a poder controlar todo mucho mejor y aprovechar al máximo lo que producen. También dicen que será más fácil hacer auditorías, esos temas pesados donde tienes que demostrar que haces todo bien. Al final, lo que buscan es que sigamos siendo competitivos, que puedan vender nuestros productos sin problemas en el extranjero, que la gente sepa que lo que come es seguro y de buena calidad.
Esto significa que más empresas podrían crecer, crear empleos y ayudar a que el país siga avanzando. Es como si le dieran un empujón a nuestro campo, lo modernizan, lo ponen al día con los tiempos. No sé ustedes, pero yo creo que es importante apostarle a la tecnología, especialmente si puede beneficiar a tanta gente. Al fin y al cabo, la agricultura es la base de nuestra economía y tenemos que cuidarla como a la pupila de un ojo. Pero, díganme, ¿creen que esta alianza realmente va a cambiar las cosas o es otra promesa que se quedará en el papel?
Ahora, quiero saber qué piensan ustedes: ¿Les parece que esta inversión en tecnología agrícola es el camino correcto para impulsar la economía centroamericana? ¿Ven alguna desventaja o riesgo potencial en este enfoque tan digitalizado? Dejen sus opiniones en los comentarios, ¡queremos escuchar sus puntos de vista!