¡Ay, Dios mío, qué movida la que cayó acá en San Carlos!
Resulta que Ramírez, un mae de 34 años, terminó tras los candados agarrado por las bolas por darle arengazos a un funcionario público. Según el OIJ, el pobre tipo ya tenía una orden de captura desde hacía tiempo por este brete, un proceso judicial por amenazas que parece tenerlo bien complicado.
La parada se armó en Venecia, en pleno San Carlos, donde la poli judicial y la Fuerza Pública lo encontraron dando vueltas. Parece que andaba tratando de zafarse, pero bueno, la ley es la ley, ¿no?
La orden de captura, me dicen, salió directamente del Tribunal Penal del Segundo Circuito Judicial de Alajuela, así que no era cualquier vaina. Imagínate la presión que estaba sintiendo este mae, ¡qué sal!
Ahora, la onda es que todavía no sabemos cuáles fueron exactamente las amenazas ni quién es el funcionario afectado. Se rumora que tiene que ver con algún papeleo, alguna gestión… la verdad, esto está más turbio que un chorreadero en aguas negras. Pero vaya, eso lo descubrirá el juez, claro.
Este caso ha encendido las alarmas en la comunidad porque, díganle a mi abue’, nadie quiere vivir con miedo de que alguien te ande amenazando, ¿verdad? Un funcionario público debería sentirse seguro haciendo su trabajo. Este tipo se pasó de lanza, sin duda.
Lo pusieron a disposición del juzgado correspondiente, y ahora a esperar lo que diga la justicia. Ya saben cómo va esto, abogados, comparecencias, procesos... Un rollo largo, pero con una conclusión clara: si vas a hacer cachenrias, ten presente que la ley siempre te alcanza, maé. Deberían ponerle un cartel ahí en Venecia pa’ que le sirva de ejemplo a otros que andan con ideas locas.
Esto nos deja pensando: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tolerar que se falten el respeto a las personas que trabajan por nosotros? ¿Y creen que las leyes actuales son suficientes para castigar estas acciones?
	
		
			
		
		
	
				
			Resulta que Ramírez, un mae de 34 años, terminó tras los candados agarrado por las bolas por darle arengazos a un funcionario público. Según el OIJ, el pobre tipo ya tenía una orden de captura desde hacía tiempo por este brete, un proceso judicial por amenazas que parece tenerlo bien complicado.
La parada se armó en Venecia, en pleno San Carlos, donde la poli judicial y la Fuerza Pública lo encontraron dando vueltas. Parece que andaba tratando de zafarse, pero bueno, la ley es la ley, ¿no?
La orden de captura, me dicen, salió directamente del Tribunal Penal del Segundo Circuito Judicial de Alajuela, así que no era cualquier vaina. Imagínate la presión que estaba sintiendo este mae, ¡qué sal!
Ahora, la onda es que todavía no sabemos cuáles fueron exactamente las amenazas ni quién es el funcionario afectado. Se rumora que tiene que ver con algún papeleo, alguna gestión… la verdad, esto está más turbio que un chorreadero en aguas negras. Pero vaya, eso lo descubrirá el juez, claro.
Este caso ha encendido las alarmas en la comunidad porque, díganle a mi abue’, nadie quiere vivir con miedo de que alguien te ande amenazando, ¿verdad? Un funcionario público debería sentirse seguro haciendo su trabajo. Este tipo se pasó de lanza, sin duda.
Lo pusieron a disposición del juzgado correspondiente, y ahora a esperar lo que diga la justicia. Ya saben cómo va esto, abogados, comparecencias, procesos... Un rollo largo, pero con una conclusión clara: si vas a hacer cachenrias, ten presente que la ley siempre te alcanza, maé. Deberían ponerle un cartel ahí en Venecia pa’ que le sirva de ejemplo a otros que andan con ideas locas.
Esto nos deja pensando: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tolerar que se falten el respeto a las personas que trabajan por nosotros? ¿Y creen que las leyes actuales son suficientes para castigar estas acciones?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		