¡Ay, Dios mío, qué vaina! Resulta que hay unos tipos procreando como conejos gracias a la donación de esperma, y ahora salió a la luz un caso que te deja pensando si estamos viviendo en una novela de ciencia ficción. Un señor tenía una mutación genética que aumentaba el riesgo de cáncer en sus hijos, ¡y ni sé qué! Lo peor es que mandaron su 'semilla' a 14 países y ya nacieron como 197 criaturas por ahí.
Imagínate, la BBC sacó la bomba hace poquito. No es la primera vez que hablamos de donación de esperma, claro, pero esta vez nos toca lidiar con algo que va más allá de ayudar a parejas a cumplir el sueño de ser padres. Estamos hablando de una maquinaria industrial que mueve millones, con Dinamarca liderando el camino como el rey exportador de 'material genético'. ¡Qué cargada!
Parece mentira, pero el negocio está candela. Dicen que en Europa van a estar moviendo más de dos mil setecientos millones de dólares pa’ 2033. Te explico brevemente: hay mujeres que necesitan ayuda porque su pareja no puede, porque quieren criar solas a sus hijos, o porque tienen relaciones del mismo género. Es comprensible, ¿verdad? Pero, ¿cuánta regulación hay realmente detrás de todo esto?
Ahora viene la pregunta clave: ¿Por qué unos donantes engendra tanta gente? ¿Qué tiene de especial el esperma danés, ese famoso ‘esperma vikingo’ del que tanto se habla? Parece que la calidad juega un papel importantísimo, chava. Para empezar, no todos los hombres califican como donantes, ni loco. Menos de cinco de cada cien cumplen con el perfil ideal.
No basta con ser fértil, mi pana. Hay que tener un conteo espermático bueno, que la movilidad de esos bichitos esté a full, y que tengan una forma decente. Además, hay que sobrevivir al congelamiento, ¡eso sí que es un brete! Y ni hablar de los exámenes médicos: VIH, gonorrea, mutaciones genéticas… ¡Que no haya sorpresas desagradables! O sea, que ya te imaginarás que encontrar un donante calificado es como buscar aguja en paja.
Y aquí viene lo interesante: aunque sean pocos los donantes que pasan el filtro, algunos son más populares que otros. Como en Tinder, ¿sabes? Dependiendo del banco de esperma, puedes ver fotos, escuchar su voz, saber a qué se dedica… ¡Todo un currículum! Según el profe Allan Pacey, un experto en fertilidad, la gente 'swipea' a la izquierda y a la derecha buscando al candidato perfecto. 'Si se llaman Sven, son rubios, miden 1.93 m, son atletas, tocan el violín y hablan siete idiomas, sabes que eso es mucho más atractivo que un donante como yo', dijo el tipo, jajajá.
Pero volviendo a lo serio, parece que el esperma danés tiene fama de ser especial, y no solo por lo de los vikingos. Resulta que los genes daneses de ojos azules y pelo rubio son recesivos, o sea, que necesitan salir de ambos padres. Entonces, si la mamá tiene pelo oscuro, ¡el pelo del bebé podría ser oscuro! Esto atrae a muchas mamitas, según Ole Schou, el fundador de Cryos International, el banco de esperma más grande del mundo. Y encima, dicen que los daneses son más altruistas, donan sangre también... ¡Qué pena la nuestra!
Lo que me preocupa a mí, y seguramente a muchos, es que este asunto del esperma cruzando fronteras está generando un lío tremendo. Uno, porque un mismo donante puede engendrar cientos de hijos en distintos países. Dos, porque la gente no sabe que esto pasa. Tres, porque si alguien se pone a hacer pruebas de ADN, ¡boom!, descubre que tiene media docena de hermanos que no sabía que existían. Las autoridades belgas ya pidieron a la Unión Europea que haga un registro para controlar todo esto, y algunos expertos sugieren limitar a 50 familias por donante. ¿Será suficiente? ¿Hasta dónde deberíamos llegar con esta industria de la fertilidad? Dime tú, ¿crees que necesitamos frenar la donación internacional de esperma o es solo un problema de información y transparencia?
Imagínate, la BBC sacó la bomba hace poquito. No es la primera vez que hablamos de donación de esperma, claro, pero esta vez nos toca lidiar con algo que va más allá de ayudar a parejas a cumplir el sueño de ser padres. Estamos hablando de una maquinaria industrial que mueve millones, con Dinamarca liderando el camino como el rey exportador de 'material genético'. ¡Qué cargada!
Parece mentira, pero el negocio está candela. Dicen que en Europa van a estar moviendo más de dos mil setecientos millones de dólares pa’ 2033. Te explico brevemente: hay mujeres que necesitan ayuda porque su pareja no puede, porque quieren criar solas a sus hijos, o porque tienen relaciones del mismo género. Es comprensible, ¿verdad? Pero, ¿cuánta regulación hay realmente detrás de todo esto?
Ahora viene la pregunta clave: ¿Por qué unos donantes engendra tanta gente? ¿Qué tiene de especial el esperma danés, ese famoso ‘esperma vikingo’ del que tanto se habla? Parece que la calidad juega un papel importantísimo, chava. Para empezar, no todos los hombres califican como donantes, ni loco. Menos de cinco de cada cien cumplen con el perfil ideal.
No basta con ser fértil, mi pana. Hay que tener un conteo espermático bueno, que la movilidad de esos bichitos esté a full, y que tengan una forma decente. Además, hay que sobrevivir al congelamiento, ¡eso sí que es un brete! Y ni hablar de los exámenes médicos: VIH, gonorrea, mutaciones genéticas… ¡Que no haya sorpresas desagradables! O sea, que ya te imaginarás que encontrar un donante calificado es como buscar aguja en paja.
Y aquí viene lo interesante: aunque sean pocos los donantes que pasan el filtro, algunos son más populares que otros. Como en Tinder, ¿sabes? Dependiendo del banco de esperma, puedes ver fotos, escuchar su voz, saber a qué se dedica… ¡Todo un currículum! Según el profe Allan Pacey, un experto en fertilidad, la gente 'swipea' a la izquierda y a la derecha buscando al candidato perfecto. 'Si se llaman Sven, son rubios, miden 1.93 m, son atletas, tocan el violín y hablan siete idiomas, sabes que eso es mucho más atractivo que un donante como yo', dijo el tipo, jajajá.
Pero volviendo a lo serio, parece que el esperma danés tiene fama de ser especial, y no solo por lo de los vikingos. Resulta que los genes daneses de ojos azules y pelo rubio son recesivos, o sea, que necesitan salir de ambos padres. Entonces, si la mamá tiene pelo oscuro, ¡el pelo del bebé podría ser oscuro! Esto atrae a muchas mamitas, según Ole Schou, el fundador de Cryos International, el banco de esperma más grande del mundo. Y encima, dicen que los daneses son más altruistas, donan sangre también... ¡Qué pena la nuestra!
Lo que me preocupa a mí, y seguramente a muchos, es que este asunto del esperma cruzando fronteras está generando un lío tremendo. Uno, porque un mismo donante puede engendrar cientos de hijos en distintos países. Dos, porque la gente no sabe que esto pasa. Tres, porque si alguien se pone a hacer pruebas de ADN, ¡boom!, descubre que tiene media docena de hermanos que no sabía que existían. Las autoridades belgas ya pidieron a la Unión Europea que haga un registro para controlar todo esto, y algunos expertos sugieren limitar a 50 familias por donante. ¿Será suficiente? ¿Hasta dónde deberíamos llegar con esta industria de la fertilidad? Dime tú, ¿crees que necesitamos frenar la donación internacional de esperma o es solo un problema de información y transparencia?