¡Ay, Dios mío, qué torta! La bichota nos cayó tremenda. Resulta que Geiner Zamora Hidalgo, el jefazo de la unidad contra crimen organizado del OIJ, ¡ya no está entre nosotros! Un atentado macabro, toda una novela digna de extra TV. Ahora, la Fiscalía anda buscando echarle la soga al cuello a una banda de maleantes que, según parece, le tenían ganas desde hace tiempo.
La movida completa salió a luz el lunes pasado, cuando FAEDO, esos fiscales que sí trabajan, hicieron unos 14 allanamientos y capturaron a seis personas sospechosas de formar parte de este grupo criminal. De apellidos Centeno, Rojas, Cervantes, Méndez (una dama), Moya… una combinación bastante peculiar, ¿verdad, mae?
Pero eso no es todo, porque también llevaron presos a Castro y Méndez, dos tipos que ya estaban metidos por otras cosas, así que no tuvieron que pasar por la humillación de tener que escuchar todos los cargos en la audiencias. Parece que la justicia quiere ir rápido en este caso, y con razón, considerando la gravedad de los hechos. La verdad, esto da que pensar, ¿cómo es que pudieron llegar tan lejos?
La investigación apunta a que desde el 2019, estos sujetos andaban juntitos con Alejandro Arias Monge, alias ‘Diablo’, un tipo conocido en los bajos fondos. Se dice que se dedicaban a hacer churros vendiendo droga en Toro Amarillo y Guápiles. Imagínate el brete que debieron tener ahí, con tanto movimiento sospechoso a plena vista.
Y aquí viene lo bueno: resulta que Zamora, como buen investigador, empezó a seguirles la pista a estos delincuentes. Al parecer, ‘Diablo’ le mandó decir a sus secuaces que le pusieran fin a la vida del funcionario. Una trama digna de película, te digo yo. Estos mae no tienen respeto ni por nadie.
Lo que pasó el 31 de enero de 2025, es escalofriante. Dos de los sospechosos, Centeno y otro, fueron al bar donde estaba Zamora y empezaron a platicarle amistosamente. Uno de ellos le sacó una foto discretamente para mandar la información a una cómplice. Luego, entró Méndez y le soltó cuatro balazos a Zamora, que tuvo que ser llevado corriendo al hospital, pero lamentablemente no sobrevivió. Qué sal!
Pero la cosa no termina ahí, porque la propia fiscalía cree que Méndez, además de ser la gatillera, es hermana del presunto sicario, y se encargó de cobrar el dinerito por el trabajo sucio. ¡Imagínate el nivel de complicidad! Centeno, por su parte, habría facilitado un abrigo para que el asesino no fuera identificado. ¡Una red de maleantes bien tejida!
Ahora, la pregunta que me quito de encima: ¿Cómo podemos proteger mejor a nuestros funcionarios públicos que arriesgan sus vidas día tras día para mantenernos seguros? ¿Será que necesitamos aumentar las medidas de seguridad o cambiar la forma en que investigamos estas bandas criminales? ¡Dale, mándame tu opinión en los comentarios!
La movida completa salió a luz el lunes pasado, cuando FAEDO, esos fiscales que sí trabajan, hicieron unos 14 allanamientos y capturaron a seis personas sospechosas de formar parte de este grupo criminal. De apellidos Centeno, Rojas, Cervantes, Méndez (una dama), Moya… una combinación bastante peculiar, ¿verdad, mae?
Pero eso no es todo, porque también llevaron presos a Castro y Méndez, dos tipos que ya estaban metidos por otras cosas, así que no tuvieron que pasar por la humillación de tener que escuchar todos los cargos en la audiencias. Parece que la justicia quiere ir rápido en este caso, y con razón, considerando la gravedad de los hechos. La verdad, esto da que pensar, ¿cómo es que pudieron llegar tan lejos?
La investigación apunta a que desde el 2019, estos sujetos andaban juntitos con Alejandro Arias Monge, alias ‘Diablo’, un tipo conocido en los bajos fondos. Se dice que se dedicaban a hacer churros vendiendo droga en Toro Amarillo y Guápiles. Imagínate el brete que debieron tener ahí, con tanto movimiento sospechoso a plena vista.
Y aquí viene lo bueno: resulta que Zamora, como buen investigador, empezó a seguirles la pista a estos delincuentes. Al parecer, ‘Diablo’ le mandó decir a sus secuaces que le pusieran fin a la vida del funcionario. Una trama digna de película, te digo yo. Estos mae no tienen respeto ni por nadie.
Lo que pasó el 31 de enero de 2025, es escalofriante. Dos de los sospechosos, Centeno y otro, fueron al bar donde estaba Zamora y empezaron a platicarle amistosamente. Uno de ellos le sacó una foto discretamente para mandar la información a una cómplice. Luego, entró Méndez y le soltó cuatro balazos a Zamora, que tuvo que ser llevado corriendo al hospital, pero lamentablemente no sobrevivió. Qué sal!
Pero la cosa no termina ahí, porque la propia fiscalía cree que Méndez, además de ser la gatillera, es hermana del presunto sicario, y se encargó de cobrar el dinerito por el trabajo sucio. ¡Imagínate el nivel de complicidad! Centeno, por su parte, habría facilitado un abrigo para que el asesino no fuera identificado. ¡Una red de maleantes bien tejida!
Ahora, la pregunta que me quito de encima: ¿Cómo podemos proteger mejor a nuestros funcionarios públicos que arriesgan sus vidas día tras día para mantenernos seguros? ¿Será que necesitamos aumentar las medidas de seguridad o cambiar la forma en que investigamos estas bandas criminales? ¡Dale, mándame tu opinión en los comentarios!
