¡Ay, Dios mío! La cosa está fea, bien fea para el arroz que comemos diario. Resulta que nuestros arroceros están que trina, protestando frente a la Asamblea, porque parece que alguien decidió jugar con nuestro plato de casado y ahora estamos pagándolo caro. Los números no mienten: más de 21 mil hectáreas de siembra han desaparecido desde 2022, una caída que da qué pensar.
La bronca viene desde agosto del 2022, cuando el Gobierno cambió algunas cositas en las políticas agrícolas, y eso le pegó duro a los sembríos. Según dicen, bajaron los aranceles de importación del arroz como churros, de un 35% a un mísero 3.5%, y encima quitaron la mano dura sobre los precios internos. Imagínate, abrieron las puertas a granos importados de otros países que reciben subsidios enormes. ¡Un golpe bajo para nuestro productor!
Para darle dramatismo a la cosa, los arroceros armaron un almuerzo con el 60% menos de arroz de lo normal. ¡Una imagen que te quedaba grabada! Así quisieron mostrar cómo está sufriendo la actividad, como si les estuvieran quitando la gallina ponedora. De verdad, la movida fue impactante; pareciera que quieren decirnos: '¿Hasta dónde vamos a llegar con esto?'
El gremio de arroceros dice que esos decretos fueron la gota que derramó el vaso, causando una caída del 60% en las hectáreas sembradas y un desplome del 57% en la producción nacional entre 2021 y 2025. Ahora, casi el 85% del arroz que consumimos aquí es importado, y solo un 15% es producto de nuestra propia cosecha. ¡Qué vara! Estamos dependiendo de afuera para llenar nuestros platos.
Ahora, los arroceros están pidiendo a gritos que los diputados respalden el proyecto de ley Fonarroz, que se maneja bajo el expediente 24.211. Este proyecto busca proteger nuestra seguridad alimentaria y echarle caña a la economía rural, dando un empujón a los productores y nivelando los precios del arroz local. Parece una solución, pero…
El problema es que el proyecto está atascado en el plenario legislativo. Algunos diputados, como Daniela Rojas y Alexander Barrantes, han presentado un montón de mociones, ¡más de setenta!, impidiendo que se vote en el primer debate. Pilar Cisneros, diputada oficialista, ha dicho que el Fonarroz encarecería el arroz, alegando que nunca aceptarán algo que afecte a los más pobres. Aunque, sinceramente, parece más una excusa para seguir sin hacer nada. ¡Qué torta!
Pero claro, también tenemos que escuchar la otra cara de la moneda. Dicen que la falta de competitividad es el verdadero problema, que otros países cosechan mucho más arroz por hectárea que nosotros. El diputado Ariel Robles, proponente del proyecto, califica la situación como “dolorosa” y cree que es un llamado de atención. Agregó que tendrán reuniones para discutir mociones y llevar el proyecto al debate, aunque el tiempo corre y el gobierno parece estar haciendo caso omiso. ¡Y vaya que se nota!
En fin, la situación está crítica y el futuro del arroz tico es incierto. Esta crisis nos obliga a preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra soberanía alimentaria y depender cada vez más de productos importados, o vamos a apoyar a nuestros productores nacionales y garantizar un plato de arroz digno para todos los costarricenses? ¿Crees que el proyecto Fonarroz es la mejor opción para salvar al sector arrocero, o hay otras alternativas que deberían explorarse?
La bronca viene desde agosto del 2022, cuando el Gobierno cambió algunas cositas en las políticas agrícolas, y eso le pegó duro a los sembríos. Según dicen, bajaron los aranceles de importación del arroz como churros, de un 35% a un mísero 3.5%, y encima quitaron la mano dura sobre los precios internos. Imagínate, abrieron las puertas a granos importados de otros países que reciben subsidios enormes. ¡Un golpe bajo para nuestro productor!
Para darle dramatismo a la cosa, los arroceros armaron un almuerzo con el 60% menos de arroz de lo normal. ¡Una imagen que te quedaba grabada! Así quisieron mostrar cómo está sufriendo la actividad, como si les estuvieran quitando la gallina ponedora. De verdad, la movida fue impactante; pareciera que quieren decirnos: '¿Hasta dónde vamos a llegar con esto?'
El gremio de arroceros dice que esos decretos fueron la gota que derramó el vaso, causando una caída del 60% en las hectáreas sembradas y un desplome del 57% en la producción nacional entre 2021 y 2025. Ahora, casi el 85% del arroz que consumimos aquí es importado, y solo un 15% es producto de nuestra propia cosecha. ¡Qué vara! Estamos dependiendo de afuera para llenar nuestros platos.
Ahora, los arroceros están pidiendo a gritos que los diputados respalden el proyecto de ley Fonarroz, que se maneja bajo el expediente 24.211. Este proyecto busca proteger nuestra seguridad alimentaria y echarle caña a la economía rural, dando un empujón a los productores y nivelando los precios del arroz local. Parece una solución, pero…
El problema es que el proyecto está atascado en el plenario legislativo. Algunos diputados, como Daniela Rojas y Alexander Barrantes, han presentado un montón de mociones, ¡más de setenta!, impidiendo que se vote en el primer debate. Pilar Cisneros, diputada oficialista, ha dicho que el Fonarroz encarecería el arroz, alegando que nunca aceptarán algo que afecte a los más pobres. Aunque, sinceramente, parece más una excusa para seguir sin hacer nada. ¡Qué torta!
Pero claro, también tenemos que escuchar la otra cara de la moneda. Dicen que la falta de competitividad es el verdadero problema, que otros países cosechan mucho más arroz por hectárea que nosotros. El diputado Ariel Robles, proponente del proyecto, califica la situación como “dolorosa” y cree que es un llamado de atención. Agregó que tendrán reuniones para discutir mociones y llevar el proyecto al debate, aunque el tiempo corre y el gobierno parece estar haciendo caso omiso. ¡Y vaya que se nota!
En fin, la situación está crítica y el futuro del arroz tico es incierto. Esta crisis nos obliga a preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra soberanía alimentaria y depender cada vez más de productos importados, o vamos a apoyar a nuestros productores nacionales y garantizar un plato de arroz digno para todos los costarricenses? ¿Crees que el proyecto Fonarroz es la mejor opción para salvar al sector arrocero, o hay otras alternativas que deberían explorarse?