¡Ay, Dios mío! Parece que la polémica no le da respiro a Laura Fernández, precandidata presidencial. Esta vez, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) le metió el dedo a Sinart, obligándolos a sacar de sus redes un video donde la señora pedía el voto de la gente, prometiendo echarle morcilla a la administración Chaves. ¡Se armó un brete, diay!
La bronca empezó cuando Sergio Castro González, productor del canal estatal y, ojo, opositor político de Laura, presentó un recurso de amparo electoral. Según él, el video violaba la Ley Orgánica de Sinart, que prohíbe la divulgación de propaganda política. Entendemos la jugada del señor Castro, buscando ponerle chinches a la campaña de Laura… pero bueno, vamos por partes.
La ley, como dice, es clara: Sinart debe mantenerse neutral. No puede andar promocionando a ningún candidato. Esto es pa’ evitar que el medio público se convierta en un megáfono del gobierno o de cualquier partido. Y parece que el video, aunque lo presentaran como una entrevista casual, olía demasiado a campaña. Castro argumenta, con razón, que no era una nota informativa ni un servicio de información a la población, sino puro llamado al voto. ¡Una vareta bastante clara!
El TSE, como buen juez, actuó rápido. Ordenó a Sinart y a la Presidencia Ejecutiva del SINART, así como a la Dirección de Noticias, responder a los señalamientos en tres días. Pero la cosa no quedó ahí. Como medida cautelarísima, mientras se resuelve el recurso, mandaron quitar el video. ¡Pa' que no siga haciendo daño, dicen! Imagínate si hubiera seguido circulando... ¡Podría haber cambiado las tornas de la elección, mae!
Ahora, algunos dirán que esto es un atropello a la libertad de expresión. Otros, que Sinart debió saber manejarlo mejor. Yo digo que, a veces, la publicidad negativa también es publicidad, ¿no? Porque ahora todos estamos hablando de Laura Fernández gracias a este lío. Ya sabe la gente que ella aspira a la presidencia, aunque hayan tenido que meterle mano al video. Si eso es estrategia, ¡qué carga!
Más allá del caso particular de Laura, este episodio nos pone a reflexionar sobre el papel de los medios públicos en tiempos electorales. ¿Deberían tener más flexibilidad para entrevistar a candidatos? ¿O es mejor mantenerlos al margen para garantizar la imparcialidad? Aquí entramos en terrenos pantanosos, diay, porque hay quienes creen que los medios públicos deberían ser plataformas para el debate democrático, mientras que otros prefieren verlos como guardianes de la neutralidad.
Lo cierto es que este incidente ha encendido todas las alarmas en el mundo político. Se espera que otras campañas empiecen a analizar con lupa cada publicación de Sinart, para evitar caer en trampas similares. Ya no hay margen para los errores, ¡el juego se puso serio! Y tú, mi pana, ¿crees que el TSE hizo bien en ordenar la eliminación del video? ¿O debería haber permitido que circulara, con el riesgo de que se interpretara como propaganda?
En fin, este brete demuestra que las elecciones en Costa Rica nunca son aburridas. Siempre hay algún drama, alguna controversia, alguna sorpresa inesperada. Pero así nos gusta, ¿verdad? Somos un país lleno de pasiones y debates acalorados. Ahora, cuéntame, ¿qué opinas tú de toda esta vaina? ¿Te parece que Laura cometió una torta, o Sinart se excedió en su rol de guardián de la objetividad?
La bronca empezó cuando Sergio Castro González, productor del canal estatal y, ojo, opositor político de Laura, presentó un recurso de amparo electoral. Según él, el video violaba la Ley Orgánica de Sinart, que prohíbe la divulgación de propaganda política. Entendemos la jugada del señor Castro, buscando ponerle chinches a la campaña de Laura… pero bueno, vamos por partes.
La ley, como dice, es clara: Sinart debe mantenerse neutral. No puede andar promocionando a ningún candidato. Esto es pa’ evitar que el medio público se convierta en un megáfono del gobierno o de cualquier partido. Y parece que el video, aunque lo presentaran como una entrevista casual, olía demasiado a campaña. Castro argumenta, con razón, que no era una nota informativa ni un servicio de información a la población, sino puro llamado al voto. ¡Una vareta bastante clara!
El TSE, como buen juez, actuó rápido. Ordenó a Sinart y a la Presidencia Ejecutiva del SINART, así como a la Dirección de Noticias, responder a los señalamientos en tres días. Pero la cosa no quedó ahí. Como medida cautelarísima, mientras se resuelve el recurso, mandaron quitar el video. ¡Pa' que no siga haciendo daño, dicen! Imagínate si hubiera seguido circulando... ¡Podría haber cambiado las tornas de la elección, mae!
Ahora, algunos dirán que esto es un atropello a la libertad de expresión. Otros, que Sinart debió saber manejarlo mejor. Yo digo que, a veces, la publicidad negativa también es publicidad, ¿no? Porque ahora todos estamos hablando de Laura Fernández gracias a este lío. Ya sabe la gente que ella aspira a la presidencia, aunque hayan tenido que meterle mano al video. Si eso es estrategia, ¡qué carga!
Más allá del caso particular de Laura, este episodio nos pone a reflexionar sobre el papel de los medios públicos en tiempos electorales. ¿Deberían tener más flexibilidad para entrevistar a candidatos? ¿O es mejor mantenerlos al margen para garantizar la imparcialidad? Aquí entramos en terrenos pantanosos, diay, porque hay quienes creen que los medios públicos deberían ser plataformas para el debate democrático, mientras que otros prefieren verlos como guardianes de la neutralidad.
Lo cierto es que este incidente ha encendido todas las alarmas en el mundo político. Se espera que otras campañas empiecen a analizar con lupa cada publicación de Sinart, para evitar caer en trampas similares. Ya no hay margen para los errores, ¡el juego se puso serio! Y tú, mi pana, ¿crees que el TSE hizo bien en ordenar la eliminación del video? ¿O debería haber permitido que circulara, con el riesgo de que se interpretara como propaganda?
En fin, este brete demuestra que las elecciones en Costa Rica nunca son aburridas. Siempre hay algún drama, alguna controversia, alguna sorpresa inesperada. Pero así nos gusta, ¿verdad? Somos un país lleno de pasiones y debates acalorados. Ahora, cuéntame, ¿qué opinas tú de toda esta vaina? ¿Te parece que Laura cometió una torta, o Sinart se excedió en su rol de guardián de la objetividad?