¡Ay, Dios mío! Aquí en Costa Rica siempre nos sacamos alguna, ¿verdad, maes? Esta vez, los vecinos de Montes de Oca andan rayándose con unos huecos enormes que aparecieron en la Avenida 16. No hablamos de esos hoyitos pequeños que te hacen saltar al pasar en bici, sino de fosas que parecen tragares de dragón. Una torta, vamos.
La cosa es así: dos huecos de dimensiones preocupantes se han abierto cerca de San Pedro Centro, justo donde la gente anda a mil por hora camino al trabajo o llevando a los chamaquitos a la escuela. Imagínate ir manejando tranquilo y de repente… ¡bam! Un agujero gigante te sale al paso. Se pone la piel de gallina solo de pensarlo.
Al parecer, esto lleva tiempo gestándose. Según cuentan los vecinos, el primero de estos huecos apareció hace como dos meses, mientras que el otro, que va aún peor, ya lleva más de un mes ahí plantado. Con la lluvia que hemos tenido últimamente, la cosa no pinta bien; parece que se van a hacer más profundos con cada aguacero. Ya se imaginan el panorama si alguien cae dentro...
Lo que más preocupa a la gente es que la señalización es casi inexistente. Uno de los huecos tiene un cono, sí, pero el otro, situado a unos 25 metros, apenas está marcado con unas ramitas puestas por los mismos vecinos. ¡Un chiste! Y eso en una zona donde pasan carros, motos, bicis, y montones de peatonales, incluyendo abuelitos y nenes jugando en la calle. Qué nervios, chunches.
"Terrible, qué sal dado", comenta Guillermo González, un conductor que pasa diariamente por la zona. “Vi ese cono hace un par de meses, pero ahora veo otro agujero más atrás que no tiene cono, o sea, como a 25 metros. Imagínese el peligro en cualquier momento. Esto puede derrumbarse”. Él mismo dice estar pendiente de no caer en alguno de esos huecos, pero sabe que no todos tienen tanta suerte.
Y claro, la gente ya está harta de correr tras la municipalidad. Aseguran que presentaron denuncias desde hace rato, contactaron a varias instituciones, pero nadie les da solución. Dicen que mandan algún técnico a echarle un ojo, pero luego… silencio. ¡Qué despiche, eh! Parece que a veces las cosas solo se mueven cuando alguien termina llevándose una buena caída, diay.
Los vecinos temen que, si no le ponen remedio rápido, el problema se agrave y empiece a afectar las casas cercanas. Que se vayan hundiendo los cimientos, que la tierra comience a ceder... Ya se imaginarán el brete. A este paso, tendremos que empezar a construir nuestras casas sobre pilotes como si estuviéramos en una isla. Y eso, señores, no es precisamente lo que queremos.
Ahora me pregunto, maes: ¿Por qué esperar a que ocurra una tragedia para tomar cartas en el asunto? ¿Será que la municipalidad necesita que alguien se rompa una pierna para empezar a trabajar? ¿Ustedes creen que realmente se va a solucionar esto antes de que lleguen las próximas lluvias intensas?
La cosa es así: dos huecos de dimensiones preocupantes se han abierto cerca de San Pedro Centro, justo donde la gente anda a mil por hora camino al trabajo o llevando a los chamaquitos a la escuela. Imagínate ir manejando tranquilo y de repente… ¡bam! Un agujero gigante te sale al paso. Se pone la piel de gallina solo de pensarlo.
Al parecer, esto lleva tiempo gestándose. Según cuentan los vecinos, el primero de estos huecos apareció hace como dos meses, mientras que el otro, que va aún peor, ya lleva más de un mes ahí plantado. Con la lluvia que hemos tenido últimamente, la cosa no pinta bien; parece que se van a hacer más profundos con cada aguacero. Ya se imaginan el panorama si alguien cae dentro...
Lo que más preocupa a la gente es que la señalización es casi inexistente. Uno de los huecos tiene un cono, sí, pero el otro, situado a unos 25 metros, apenas está marcado con unas ramitas puestas por los mismos vecinos. ¡Un chiste! Y eso en una zona donde pasan carros, motos, bicis, y montones de peatonales, incluyendo abuelitos y nenes jugando en la calle. Qué nervios, chunches.
"Terrible, qué sal dado", comenta Guillermo González, un conductor que pasa diariamente por la zona. “Vi ese cono hace un par de meses, pero ahora veo otro agujero más atrás que no tiene cono, o sea, como a 25 metros. Imagínese el peligro en cualquier momento. Esto puede derrumbarse”. Él mismo dice estar pendiente de no caer en alguno de esos huecos, pero sabe que no todos tienen tanta suerte.
Y claro, la gente ya está harta de correr tras la municipalidad. Aseguran que presentaron denuncias desde hace rato, contactaron a varias instituciones, pero nadie les da solución. Dicen que mandan algún técnico a echarle un ojo, pero luego… silencio. ¡Qué despiche, eh! Parece que a veces las cosas solo se mueven cuando alguien termina llevándose una buena caída, diay.
Los vecinos temen que, si no le ponen remedio rápido, el problema se agrave y empiece a afectar las casas cercanas. Que se vayan hundiendo los cimientos, que la tierra comience a ceder... Ya se imaginarán el brete. A este paso, tendremos que empezar a construir nuestras casas sobre pilotes como si estuviéramos en una isla. Y eso, señores, no es precisamente lo que queremos.
Ahora me pregunto, maes: ¿Por qué esperar a que ocurra una tragedia para tomar cartas en el asunto? ¿Será que la municipalidad necesita que alguien se rompa una pierna para empezar a trabajar? ¿Ustedes creen que realmente se va a solucionar esto antes de que lleguen las próximas lluvias intensas?
