Maes, en serio, ¿alguien más sintió que el cielo se partió en dos esta tarde? Estaba uno tranquilo, pulseándola en el brete o tratando de llegar a la casa, y de un pronto a otro: ¡PUM! El baldazo del siglo. Y diay, como era de esperarse, la cosa se puso color de hormiga. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) acaba de soltar el reporte y ya van 25 incidentes, ¡y contando! Parece que la lluvia no vino a jugar y dejó un desorden marca diablo, especialmente para la gente de San Carlos y Moravia, que se llevaron la peor parte del asunto.
La vara no es para menos. Según el informe de la CNE, el principal dolor de cabeza fue la saturación del sistema de alcantarillado. En buen tico: las tuberías simplemente no dieron abasto y el agua empezó a buscar por dónde salir, inundando calles, casas y negocios. ¡Qué torta! Si a eso le sumamos que los suelos ya están hechos una sopa de tanta agua que les ha caído últimamente, tenemos la receta perfecta para los deslizamientos. De hecho, en Moravia ya se reportaron varios sustos de esos. Los Comités Municipales de Emergencia andan en un corre corre, haciendo valoraciones y viendo cómo ayudan. La verdad, ¡qué sal! tener que pasar por una situación así.
Y uno se pregunta, ¿idiay, pero por qué este nivel de aguacero tan salvaje? El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) ya dio la explicación para los más nerds del foro. Resulta que tenemos un combo mortal sobre nosotros: la famosa Zona de Convergencia Intertropical, que es como una autopista de nubes y humedad, está parqueada justo sobre el país. Por si fuera poco, a eso se le suma una "vaguada" en las capas altas de la atmósfera. Traducido: tenemos las condiciones perfectas para que se formen esos nublados que parecen el fin del mundo y que descargan todo sin piedad. No es mala suerte, es ciencia, pero se siente igual de feo.
Ahora, lo que realmente preocupa es que esto no ha terminado. El IMN está tirando la advertencia de que para lo que resta de la tarde y el inicio de la noche se esperan más baldazos, sobre todo en el Pacífico, el Valle Central y la Zona Norte. El problema es que el terreno ya no aguanta más. Los análisis de los expertos indican que los suelos en la Península de Nicoya, la Zona Norte y el Pacífico Central y Sur están al límite de su capacidad para absorber agua. La esponja está llena, maes. Cualquier aguacero, por más pequeño que sea, puede irse al traste y provocar una inundación o un deslizamiento en cuestión de minutos.
Por eso el llamado de atención es, sobre todo, para la gente que vive en zonas urbanas. A veces uno cree que los deslizamientos son solo cosa de la montaña, pero las inundaciones por alcantarillas tapadas o sobrepasadas son un clásico de la ciudad. Así que, a tener mucho cuidado al manejar, a estar atentos a cualquier sonido raro cerca de los ríos o laderas y, en general, a no jugársela. La situación está delicada y es mejor prevenir que lamentar.
En fin, ¿y por sus barrios cómo está la vara? ¿Ya sacaron el bote o todavía aguantan? ¡Cuenten en los comentarios y cuídense mucho, maes!
La vara no es para menos. Según el informe de la CNE, el principal dolor de cabeza fue la saturación del sistema de alcantarillado. En buen tico: las tuberías simplemente no dieron abasto y el agua empezó a buscar por dónde salir, inundando calles, casas y negocios. ¡Qué torta! Si a eso le sumamos que los suelos ya están hechos una sopa de tanta agua que les ha caído últimamente, tenemos la receta perfecta para los deslizamientos. De hecho, en Moravia ya se reportaron varios sustos de esos. Los Comités Municipales de Emergencia andan en un corre corre, haciendo valoraciones y viendo cómo ayudan. La verdad, ¡qué sal! tener que pasar por una situación así.
Y uno se pregunta, ¿idiay, pero por qué este nivel de aguacero tan salvaje? El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) ya dio la explicación para los más nerds del foro. Resulta que tenemos un combo mortal sobre nosotros: la famosa Zona de Convergencia Intertropical, que es como una autopista de nubes y humedad, está parqueada justo sobre el país. Por si fuera poco, a eso se le suma una "vaguada" en las capas altas de la atmósfera. Traducido: tenemos las condiciones perfectas para que se formen esos nublados que parecen el fin del mundo y que descargan todo sin piedad. No es mala suerte, es ciencia, pero se siente igual de feo.
Ahora, lo que realmente preocupa es que esto no ha terminado. El IMN está tirando la advertencia de que para lo que resta de la tarde y el inicio de la noche se esperan más baldazos, sobre todo en el Pacífico, el Valle Central y la Zona Norte. El problema es que el terreno ya no aguanta más. Los análisis de los expertos indican que los suelos en la Península de Nicoya, la Zona Norte y el Pacífico Central y Sur están al límite de su capacidad para absorber agua. La esponja está llena, maes. Cualquier aguacero, por más pequeño que sea, puede irse al traste y provocar una inundación o un deslizamiento en cuestión de minutos.
Por eso el llamado de atención es, sobre todo, para la gente que vive en zonas urbanas. A veces uno cree que los deslizamientos son solo cosa de la montaña, pero las inundaciones por alcantarillas tapadas o sobrepasadas son un clásico de la ciudad. Así que, a tener mucho cuidado al manejar, a estar atentos a cualquier sonido raro cerca de los ríos o laderas y, en general, a no jugársela. La situación está delicada y es mejor prevenir que lamentar.
En fin, ¿y por sus barrios cómo está la vara? ¿Ya sacaron el bote o todavía aguantan? ¡Cuenten en los comentarios y cuídense mucho, maes!
