¡Ay, Dios mío! Resulta que ahora tenemos planes pa' construirnos una 'megacárcel', aunque el ministro se pone bochornoso negándolo, dicen que es un 'Centro de Alta Contención de Crimen Organizado' (Cacco). Todo esto arranca luego de la visita de don Nayib Bukele a La Reforma el año pasado, y de pronto, los políticos decidieron que necesitamos un Cecot versión reducida, pa' meterle unos 5 mil pelones. ¡Qué carga!
Pero vamos por partes, porque la cosa se puso más espesa que gallina hervida. Parece que la onda de Bukele, con su Cecot gigante en El Salvador, prendió una lumbre en nuestros funcionarios. Ahí nomás, se empezaron a hablar de construir algo parecido aquí, sin que nadie haya pedido directamente que hagamos lo mismo. ¡Imagínate! Y encima, cuando se habla de Bukele, siempre viene la polémicita de los derechos humanos y cómo controla la delincuencia a punta de estado de excepción... qué brete.
Y claro, para financiar este jueguito, sacaron unos ochomil millones de colones de otras instituciones, incluyendo al Ministerio de Seguridad. El costo total anda rondando los veintiún mil millones, ¡una suma considerable, diay! Pa' ponerlo en perspectiva, este Cacco va a estar ubicado en La Reforma, Alajuela, y promete ser el lugar pa' encarcelar a los criminales más pesados que tengamos. Dicen que van a mover tierra en 90 días, y luego construir las obras en 195 días más. ¡Si se cumple el cronograma, seremos la envidia del barrio!
Ahora, el tema es que todo esto está pasando justo en época de elecciones. Laura Fernández, de Pueblo Soberano, se está haciendo la santa, diciendo que ella quiere asegurarse de que la obra siga adelante. Está buscando apoyo pa' que el proyecto no se vaya al traste con un cambio de gobierno. ¡Un poco de oportunismo nunca hace daño, eh!
Pero la cosa no termina ahí. Fabricio Alvarado, de Nueva República, está lanzando la idea de un estado de excepción para combatir la inseguridad. Dice que es una pandemia, y que cualquier medida vale, aunque sea suspender los derechos constitucionales por un rato. ¡Uy, uy, uy! Porque eso suena peligroso, y nos recuerda a lo que pasa en El Salvador, con miles de capturas arbitrarias y acusaciones falsas. Dice que necesita 38 votos en la Asamblea, pero, ¡qué maquina! Ya tiene el plan listo pa’ conseguir esos votos.
Ahí entra en juego también la conexión familiar de Bukele con Costa Rica. Su prima, Johanna Bukele Handal, está casada con José Aguilar, candidato presidencial del Partido Avanza. Aguilar, pa' restarle importancia al vínculo, dice que no hay ninguna coordinación con el gobierno salvadoreño, y que lo único que le gusta de su primo es su prima. ¡Qué chistoso! Pero no engaña a nadie, parce.
Los expertos en política dicen que el 'modelo Bukele' –y eso entre comillas, porque no todo el mundo lo ve como algo positivo– está influyendo en nuestras campañas electorales. Sergio Araya, un politólogo conocido, señala que temas como la inseguridad, el crimen y la violencia están dominando la conversación, y que los candidatos quieren copiar lo que funciona en otros países, sin pensar demasiado en si les queda bien a nosotros. Araya agregó que ese modelo no es 100% aplaudido, especialmente por organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Con todo esto, me pregunto… ¿Realmente necesitamos una 'megacárcel' como salida a nuestros problemas de seguridad, o deberíamos enfocarnos en atacar las causas profundas de la delincuencia, como la pobreza y la desigualdad? ¿Estaremos dispuestos a sacrificar libertades individuales en aras de la seguridad, siguiendo el ejemplo de Bukele, o preferimos buscar soluciones más justas y humanas? ¡Dime tú, qué piensas al respecto?
Pero vamos por partes, porque la cosa se puso más espesa que gallina hervida. Parece que la onda de Bukele, con su Cecot gigante en El Salvador, prendió una lumbre en nuestros funcionarios. Ahí nomás, se empezaron a hablar de construir algo parecido aquí, sin que nadie haya pedido directamente que hagamos lo mismo. ¡Imagínate! Y encima, cuando se habla de Bukele, siempre viene la polémicita de los derechos humanos y cómo controla la delincuencia a punta de estado de excepción... qué brete.
Y claro, para financiar este jueguito, sacaron unos ochomil millones de colones de otras instituciones, incluyendo al Ministerio de Seguridad. El costo total anda rondando los veintiún mil millones, ¡una suma considerable, diay! Pa' ponerlo en perspectiva, este Cacco va a estar ubicado en La Reforma, Alajuela, y promete ser el lugar pa' encarcelar a los criminales más pesados que tengamos. Dicen que van a mover tierra en 90 días, y luego construir las obras en 195 días más. ¡Si se cumple el cronograma, seremos la envidia del barrio!
Ahora, el tema es que todo esto está pasando justo en época de elecciones. Laura Fernández, de Pueblo Soberano, se está haciendo la santa, diciendo que ella quiere asegurarse de que la obra siga adelante. Está buscando apoyo pa' que el proyecto no se vaya al traste con un cambio de gobierno. ¡Un poco de oportunismo nunca hace daño, eh!
Pero la cosa no termina ahí. Fabricio Alvarado, de Nueva República, está lanzando la idea de un estado de excepción para combatir la inseguridad. Dice que es una pandemia, y que cualquier medida vale, aunque sea suspender los derechos constitucionales por un rato. ¡Uy, uy, uy! Porque eso suena peligroso, y nos recuerda a lo que pasa en El Salvador, con miles de capturas arbitrarias y acusaciones falsas. Dice que necesita 38 votos en la Asamblea, pero, ¡qué maquina! Ya tiene el plan listo pa’ conseguir esos votos.
Ahí entra en juego también la conexión familiar de Bukele con Costa Rica. Su prima, Johanna Bukele Handal, está casada con José Aguilar, candidato presidencial del Partido Avanza. Aguilar, pa' restarle importancia al vínculo, dice que no hay ninguna coordinación con el gobierno salvadoreño, y que lo único que le gusta de su primo es su prima. ¡Qué chistoso! Pero no engaña a nadie, parce.
Los expertos en política dicen que el 'modelo Bukele' –y eso entre comillas, porque no todo el mundo lo ve como algo positivo– está influyendo en nuestras campañas electorales. Sergio Araya, un politólogo conocido, señala que temas como la inseguridad, el crimen y la violencia están dominando la conversación, y que los candidatos quieren copiar lo que funciona en otros países, sin pensar demasiado en si les queda bien a nosotros. Araya agregó que ese modelo no es 100% aplaudido, especialmente por organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Con todo esto, me pregunto… ¿Realmente necesitamos una 'megacárcel' como salida a nuestros problemas de seguridad, o deberíamos enfocarnos en atacar las causas profundas de la delincuencia, como la pobreza y la desigualdad? ¿Estaremos dispuestos a sacrificar libertades individuales en aras de la seguridad, siguiendo el ejemplo de Bukele, o preferimos buscar soluciones más justas y humanas? ¡Dime tú, qué piensas al respecto?