¡Qué torta se armó en Quepos, raza! Las estadísticas delictivas han ido para arriba como cohete espacial y los turistas ya están empezando a ponerle ojo avizor a la zona. Parece que la tranquilidad del Pacífico Sur se va yendo con el viento, y la cosa pinta fea si no le ponemos remedio rápido.
Según datos duros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el cantón registró 15 homicidios durante el 2025, ¡diez más que el año pasado! Esto es una barbaridad, diay. Y ni hablar de otros delitos, que también han subido como espuma. La jefa de la Policía Municipal de Quepos, Sharon Corrales, soltó la bomba en el programa Desde Buena Mañana de Extra Radio 92.3 FM: el problema va mucho más allá de simples maleantes rondando por ahí; la raíz del asunto está en el corazón del hogar.
Corrales no anduvo con rodeos y dijo que la desintegración familiar es el detonante principal de toda esta movida. Falta de comunicación entre padres e hijos, ausencia paterna, y lo peor de todo: ver crecer a los niños rodeados de vicios como el alcohol y la droga. Imagínate eso, chavales: los puros enseñándole a los nenes cómo tomar y fumar... ¡Eso no tiene arreglo! Ella recalcó que la normalización del consumo de sustancias, incluso frente a los menores, les crea una percepción distorsionada sobre la realidad y aumenta el riesgo de que se metan en problemas con la justicia.
Y no solo es Quepos, sino un panorama generalizado en todo el país. La falta de compromiso de algunos padres en la educación y formación de sus hijos está generando una pérdida de respeto hacia las autoridades y las instituciones. Muchos jóvenes crecen sin valores sólidos, y terminan tomando decisiones que los llevan por caminos oscuros. Es como plantar una semilla mala en tierra fértil, ¡y esperar que brote un árbol hermoso!
Las consecuencias directas de esta crisis afectan gravemente al turismo, motor económico vital para Quepos. Quién quiere pasar sus vacaciones en un lugar donde hay que andar con cuidado por miedo a ser víctima de un robo o, peor aún, de un acto violento? Los hoteles y restaurantes están preocupados, y la imagen de marca del destino turístico se ve manchada. Se están implementando medidas, como la instalación de policías municipales y cámaras de seguridad, pero esto parece un parche pa' la chincha.
Para rematar, la situación económica del país tampoco ayuda. La incertidumbre laboral y la dificultad para llegar a fin de mes generan estrés y frustración en muchas familias, lo que a su vez puede llevar a conflictos internos y a la desintegración. Es un círculo vicioso difícil de romper, y requiere de una intervención urgente y coordinada entre el gobierno, las organizaciones sociales y la comunidad en general. No podemos seguir ignorando esta realidad y esperando que las cosas se solucionen solas. ¡No, señor!
Algunos expertos sugieren implementar programas de apoyo familiar, fortalecer la educación cívica en las escuelas, y crear oportunidades de empleo para los jóvenes en riesgo. También es fundamental promover campañas de concientización sobre los peligros del consumo de drogas y alcohol, y ofrecer tratamiento a quienes ya están enganchados. Se necesita un esfuerzo conjunto para reconstruir los hogares y devolverle la esperanza a los corazones rotos, porque una familia unida es el pilar fundamental de cualquier sociedad sana y próspera. Que pos, eh.
¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Creen que las medidas actuales son suficientes para frenar esta ola de violencia en Quepos y otras zonas del país, o necesitamos soluciones más radicales para abordar la raíz del problema que es la desintegración familiar?
Según datos duros del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el cantón registró 15 homicidios durante el 2025, ¡diez más que el año pasado! Esto es una barbaridad, diay. Y ni hablar de otros delitos, que también han subido como espuma. La jefa de la Policía Municipal de Quepos, Sharon Corrales, soltó la bomba en el programa Desde Buena Mañana de Extra Radio 92.3 FM: el problema va mucho más allá de simples maleantes rondando por ahí; la raíz del asunto está en el corazón del hogar.
Corrales no anduvo con rodeos y dijo que la desintegración familiar es el detonante principal de toda esta movida. Falta de comunicación entre padres e hijos, ausencia paterna, y lo peor de todo: ver crecer a los niños rodeados de vicios como el alcohol y la droga. Imagínate eso, chavales: los puros enseñándole a los nenes cómo tomar y fumar... ¡Eso no tiene arreglo! Ella recalcó que la normalización del consumo de sustancias, incluso frente a los menores, les crea una percepción distorsionada sobre la realidad y aumenta el riesgo de que se metan en problemas con la justicia.
Y no solo es Quepos, sino un panorama generalizado en todo el país. La falta de compromiso de algunos padres en la educación y formación de sus hijos está generando una pérdida de respeto hacia las autoridades y las instituciones. Muchos jóvenes crecen sin valores sólidos, y terminan tomando decisiones que los llevan por caminos oscuros. Es como plantar una semilla mala en tierra fértil, ¡y esperar que brote un árbol hermoso!
Las consecuencias directas de esta crisis afectan gravemente al turismo, motor económico vital para Quepos. Quién quiere pasar sus vacaciones en un lugar donde hay que andar con cuidado por miedo a ser víctima de un robo o, peor aún, de un acto violento? Los hoteles y restaurantes están preocupados, y la imagen de marca del destino turístico se ve manchada. Se están implementando medidas, como la instalación de policías municipales y cámaras de seguridad, pero esto parece un parche pa' la chincha.
Para rematar, la situación económica del país tampoco ayuda. La incertidumbre laboral y la dificultad para llegar a fin de mes generan estrés y frustración en muchas familias, lo que a su vez puede llevar a conflictos internos y a la desintegración. Es un círculo vicioso difícil de romper, y requiere de una intervención urgente y coordinada entre el gobierno, las organizaciones sociales y la comunidad en general. No podemos seguir ignorando esta realidad y esperando que las cosas se solucionen solas. ¡No, señor!
Algunos expertos sugieren implementar programas de apoyo familiar, fortalecer la educación cívica en las escuelas, y crear oportunidades de empleo para los jóvenes en riesgo. También es fundamental promover campañas de concientización sobre los peligros del consumo de drogas y alcohol, y ofrecer tratamiento a quienes ya están enganchados. Se necesita un esfuerzo conjunto para reconstruir los hogares y devolverle la esperanza a los corazones rotos, porque una familia unida es el pilar fundamental de cualquier sociedad sana y próspera. Que pos, eh.
¿Ustedes qué opinan, compañeros? ¿Creen que las medidas actuales son suficientes para frenar esta ola de violencia en Quepos y otras zonas del país, o necesitamos soluciones más radicales para abordar la raíz del problema que es la desintegración familiar?
