¡Ay, Dios mío! Esto de los accidentes en carretera parece que nunca va a acabar. Ahora tocó el turno a unos vecinos de Rancho Redondo, Goicoechea, quienes vivieron un susto de película el lunes pasado. Una irresponsabilidad al volante casi les cuesta la vida, y eso da qué pensar, díganlo ustedes.
Todo empezó como un día cualquiera, según cuentan los afectados. El papá y el hijito iban tranquilos camino al colegio en su moto, disfrutando del amanecer. Pero de repente, apareció un carro volando en la curva, haciendo un adelanto como si estuvieran en una carrera clandestina. ¡Una locura total!
Lo bueno es que reaccionaron rápido, se tiraron a toda prisa hacia la cuneta para esquivar el golpe. Imagínense la bronca, viendo la muerte de cerca. El niño, con apenas 13 años, tuvo que ver cómo su papá maniobraba desesperadamente para salvarlos. Pobre chamaco, seguro le durará toda la vida ese recuerdo.
El tipo que causó el accidente, ni modo, ni siquiera redujo la velocidad. Simplemente siguió su camino como si nada, dejando atrás una escena de pánico y dos personas magulladas. ¡Qué poca humanidad! Lo peor de todo es que hay conductores que creen que la calle es suya y pueden hacer lo que quieran, sin importar los demás.
Pero gracias a Dios, la comunidad de Rancho Redondo es muy unida. Algunos vecinos fueron los primeros en llegar a ayudar y consiguieron el video del incidente. Con la colaboración de otras cámaras de seguridad lograron identificar al vehículo implicado. Eso demuestra que cuando nos echamos todos para adelante, podemos lograr cosas increíbles, ¿verdad?
Ahora, la familia afectada enfrenta un brete económico considerable. La moto quedó hecha pedazos, el niño tendrá que faltar a clases para recuperarse y el papá, que trabaja por cuenta propia, no podrá salir a laburar durante un buen tiempo. ¡Qué fastidio! Así uno nunca sale adelante con tantos gastos inesperados. Ya inició el proceso legal, esperemos que este señor le pague por sus actos.
Y hablando de responsables, el motociclista no dudó en dejar claro su sentir: “Que se haga responsable, nadie con inteligencia hace algo así. No somos animales para dejarnos tirados en la calle.” Tiene toda la razón del mundo. Que sirva esto de ejemplo para que otros conductores piensen dos veces antes de poner en peligro la vida de los demás.
Esta situación nos lleva a preguntarnos, ¿qué medidas podrían tomar las autoridades para mejorar la seguridad vial en zonas como Rancho Redondo y evitar tragedias similares en el futuro? ¿Será suficiente con aumentar la presencia policial o necesitamos implementar nuevas tecnologías para controlar la velocidad y prevenir estos comportamientos imprudentes?
Todo empezó como un día cualquiera, según cuentan los afectados. El papá y el hijito iban tranquilos camino al colegio en su moto, disfrutando del amanecer. Pero de repente, apareció un carro volando en la curva, haciendo un adelanto como si estuvieran en una carrera clandestina. ¡Una locura total!
Lo bueno es que reaccionaron rápido, se tiraron a toda prisa hacia la cuneta para esquivar el golpe. Imagínense la bronca, viendo la muerte de cerca. El niño, con apenas 13 años, tuvo que ver cómo su papá maniobraba desesperadamente para salvarlos. Pobre chamaco, seguro le durará toda la vida ese recuerdo.
El tipo que causó el accidente, ni modo, ni siquiera redujo la velocidad. Simplemente siguió su camino como si nada, dejando atrás una escena de pánico y dos personas magulladas. ¡Qué poca humanidad! Lo peor de todo es que hay conductores que creen que la calle es suya y pueden hacer lo que quieran, sin importar los demás.
Pero gracias a Dios, la comunidad de Rancho Redondo es muy unida. Algunos vecinos fueron los primeros en llegar a ayudar y consiguieron el video del incidente. Con la colaboración de otras cámaras de seguridad lograron identificar al vehículo implicado. Eso demuestra que cuando nos echamos todos para adelante, podemos lograr cosas increíbles, ¿verdad?
Ahora, la familia afectada enfrenta un brete económico considerable. La moto quedó hecha pedazos, el niño tendrá que faltar a clases para recuperarse y el papá, que trabaja por cuenta propia, no podrá salir a laburar durante un buen tiempo. ¡Qué fastidio! Así uno nunca sale adelante con tantos gastos inesperados. Ya inició el proceso legal, esperemos que este señor le pague por sus actos.
Y hablando de responsables, el motociclista no dudó en dejar claro su sentir: “Que se haga responsable, nadie con inteligencia hace algo así. No somos animales para dejarnos tirados en la calle.” Tiene toda la razón del mundo. Que sirva esto de ejemplo para que otros conductores piensen dos veces antes de poner en peligro la vida de los demás.
Esta situación nos lleva a preguntarnos, ¿qué medidas podrían tomar las autoridades para mejorar la seguridad vial en zonas como Rancho Redondo y evitar tragedias similares en el futuro? ¿Será suficiente con aumentar la presencia policial o necesitamos implementar nuevas tecnologías para controlar la velocidad y prevenir estos comportamientos imprudentes?