¡Ay, Dios mío, qué torta nos cayó encima! Resulta que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) anda haciendo patadas en todos lados, allanando casas y oficinas buscando a unos vándalos dedicados a la trata de personas. Y no cualquier tratante, ¡no! Estos tienen conexiones que te dejan boquiabierto: abogados del Ministerio de Trabajo y hasta un pelao de la Fuerza Pública metido en esto.
Al parecer, esta banda, manejada por dos chinos –uno con cédula de residencia y el otro ya nacionalizado, imagínate el gallardesco– andaban explotando a menores de edad y a borreguitos recién llegados de Nicaragua. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, soltó la bomba mientras allanaban una casucha en Guararí de Heredia. Dice que hasta ahora van 23 personas que quieren agarrar, incluyendo tres captadoras de menores. ¡Imagínate el daño!
Y ahí viene lo más salado: el abogado del MTSS, al parecer, estaba contactando a jovencitas para que tengan “encuentros”... ¡ufff, qué cara dura! Y el oficial de la Fuerza Pública, bueno, éste estaría facilitando el ingreso de estos pobres tipos a nuestro país. No me digas que esos uniformados andan vendiendo la patria por unas pocas monedas, ¡qué pena ajena! El brete es que esto demuestra cómo la corrupción puede infiltrarse hasta en las instituciones que deberían protegernos.
Los allanamientos empezaron temprano, como a las seis de la mañana, en casi veinte lugares distintos. Desde Heredia hasta Playas del Coco y Filadelfia de Carrillo, pasando por San José, Cartago y San Ramón de Alajuela. ¡Un operativo digno de ver! Hasta el momento, doce están presos y la investigación lleva arrastrándose desde el año pasado, luego de una denuncia por desapariciones. Parece que alguien vio algo raro y avisó al OIJ, ¡por eso es importante estar atentos a lo que pasa alrededor!
Pero no es solo explotación sexual, chunches. También andaban explotando a migrantes nicaragüenses, gente que venía buscando un poquito de paz y oportunidades acá en Costa Rica. ¡Qué barbaridad! Aprovecharse de la necesidad de otros es lo más bajo que puede hacer un ser humano. Y ni hablar de los ocho sujetos que se encargaban de comprar material pornográfico infantil. Qué poca moral, sinceramente. Les faltó cachete en la boca a esos personajes.
En medio del revuelo, salió a relucir la información sobre un chino con propiedades y negocios multimillonarios en Guanacaste. Este sujeto, aparentemente, era quien organizaba esas fiestas con menores. Claro, porque a algunos les encanta lucirse y demostrar poder a costa del sufrimiento ajeno. Parece que la fiscalía tiene pruebas sólidas en su contra, ¡esperemos que le caiga toda la ley encima!
Esta vara pinta fea, muy fea. Demuestra que la trata de personas sigue siendo un problema grave en nuestro país, y que hay gente dispuesta a todo por dinero. ¿Cómo podemos combatir esta lacra? Necesitamos leyes más fuertes, más conciencia social y, sobre todo, más denuncias. No podemos quedarnos callados ante tanta injusticia. Que no quede impune ningún criminal, diay.
Después de esta cascada de noticias, me pregunto: ¿Cuál crees que es la medida más efectiva que podríamos implementar en Costa Rica para prevenir y erradicar la trata de personas y proteger a nuestros jóvenes?
Al parecer, esta banda, manejada por dos chinos –uno con cédula de residencia y el otro ya nacionalizado, imagínate el gallardesco– andaban explotando a menores de edad y a borreguitos recién llegados de Nicaragua. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, soltó la bomba mientras allanaban una casucha en Guararí de Heredia. Dice que hasta ahora van 23 personas que quieren agarrar, incluyendo tres captadoras de menores. ¡Imagínate el daño!
Y ahí viene lo más salado: el abogado del MTSS, al parecer, estaba contactando a jovencitas para que tengan “encuentros”... ¡ufff, qué cara dura! Y el oficial de la Fuerza Pública, bueno, éste estaría facilitando el ingreso de estos pobres tipos a nuestro país. No me digas que esos uniformados andan vendiendo la patria por unas pocas monedas, ¡qué pena ajena! El brete es que esto demuestra cómo la corrupción puede infiltrarse hasta en las instituciones que deberían protegernos.
Los allanamientos empezaron temprano, como a las seis de la mañana, en casi veinte lugares distintos. Desde Heredia hasta Playas del Coco y Filadelfia de Carrillo, pasando por San José, Cartago y San Ramón de Alajuela. ¡Un operativo digno de ver! Hasta el momento, doce están presos y la investigación lleva arrastrándose desde el año pasado, luego de una denuncia por desapariciones. Parece que alguien vio algo raro y avisó al OIJ, ¡por eso es importante estar atentos a lo que pasa alrededor!
Pero no es solo explotación sexual, chunches. También andaban explotando a migrantes nicaragüenses, gente que venía buscando un poquito de paz y oportunidades acá en Costa Rica. ¡Qué barbaridad! Aprovecharse de la necesidad de otros es lo más bajo que puede hacer un ser humano. Y ni hablar de los ocho sujetos que se encargaban de comprar material pornográfico infantil. Qué poca moral, sinceramente. Les faltó cachete en la boca a esos personajes.
En medio del revuelo, salió a relucir la información sobre un chino con propiedades y negocios multimillonarios en Guanacaste. Este sujeto, aparentemente, era quien organizaba esas fiestas con menores. Claro, porque a algunos les encanta lucirse y demostrar poder a costa del sufrimiento ajeno. Parece que la fiscalía tiene pruebas sólidas en su contra, ¡esperemos que le caiga toda la ley encima!
Esta vara pinta fea, muy fea. Demuestra que la trata de personas sigue siendo un problema grave en nuestro país, y que hay gente dispuesta a todo por dinero. ¿Cómo podemos combatir esta lacra? Necesitamos leyes más fuertes, más conciencia social y, sobre todo, más denuncias. No podemos quedarnos callados ante tanta injusticia. Que no quede impune ningún criminal, diay.
Después de esta cascada de noticias, me pregunto: ¿Cuál crees que es la medida más efectiva que podríamos implementar en Costa Rica para prevenir y erradicar la trata de personas y proteger a nuestros jóvenes?