¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con las movidas políticas en Costa Rica. Resulta que Ariel Robles, el candidato del Frente Amplio, anda echando humo porque quiere cambiar cómo funcionan algunas de las instituciones clave dentro del Ministerio de Obras Públicas y Transporte (MOPT). Se trata del Conavi, el CNC y el Cosevi, esos que siempre andan en el ojo del huracán por algún problema de baches, concesiones o accidentes.
Según se lee en su plan de gobierno – que vaya si es largo, diay – Robles quiere meterle mano a la ley para que estos consejos ya no tengan tanta autonomía. Básicamente, quiere pasar de tener unas juntas directivas con sus propios poderes a que sean pura asesoría, sin poder de decisión real. Eso significa que el Poder Ejecutivo, directamente el Presidente, tendría mucho más control sobre estas áreas. Una cosa es decir que se hará caso de la opinión técnica, pero otra bien distinta es que no valga nada lo que digan los expertos.
Ahora, la idea es que el dinero que manejaban el Conavi y el CNC se use para hacer obras de verdad, proyectos “sustantivos”, como le gusta decir a la gente del FA. Lo del Cosevi, pues eso buscarían fortalecerlo, darle más fondos a la policía de tránsito y a los programas de seguridad vial. Suena lindo en el papel, pero claro, ahí viene el debate: ¿esto es realmente para mejorar el país o es solo una forma de centralizar el poder y controlar el presupuesto?
Lo curioso es que esto no es la primera vez que sale esta propuesta. El gobierno de Rodrigo Chaves ya había presentado algo parecido hace como tres años, pero quedó varado en el Congreso. Imagínate, casi tres años dando vueltas sin llegar a ningún lado. Parece que este tema está atascado como carro en el Cerro Azul en hora pico. Dicen que estaban discutiéndolo en la comisión de Reforma del Estado, incluso habían dicho que iba a seguir adelante, pero luego... ¡puf!, desapareció sin dejar rastro.
Pero bueno, no nos quedemos solo en eso. Robles también tiene otras ideas interesantes para arreglar el sistema de infraestructura. Por ejemplo, quiere crear espacios donde la gente pueda opinar sobre qué proyectos son prioritarios y hasta vigilar cómo se hacen las obras. Algo así como tener un ojo avizor en cada obra pública, para evitar que los chinos se aprovechen. También promete revisar las concesiones, sobre todo la de la carretera San José-Caldera, que ha sido fuente de muchos problemas y reclamos. Dice que va a tratar de negociar para que sea más justa para todos.
Además, piensa reformar varias leyes importantes, como la de expropiaciones y la que regula las concesiones de obra pública. Quiere hacerlas más fáciles y rápidas, para que los proyectos avancen sin tantas trabas burocráticas. Hasta quiere ponerle freno al lobby de las empresas constructoras y a esas prácticas de “puertas giratorias” donde la gente pasa del sector privado al gobierno y viceversa, ¡qué cosa!. Y no olvidemos que quiere fortalecer el Lanamme, para que sea un verdadero laboratorio de referencia nacional.
En fin, Robles está lanzando muchas promesas para el tema de infraestructura, y hay que reconocer que algunas suenan bastante bien. Pero la gran pregunta es: ¿será capaz de cumplirlas? Porque sabemos muy bien que en Costa Rica las buenas intenciones a veces se quedan en el aire, y los proyectos terminan siendo un dolor de cabeza eterno. Hablando de dolores de cabeza, ¿creen ustedes que quitarle el control a estos consejos del MOPT realmente va a mejorar la gestión de las obras públicas, o simplemente estamos frente a otra maniobra política para concentrar el poder y conseguir votos?
¿Les parece que esta propuesta de Robles tiene sentido, o es otra promesa vacía para ganar popularidad? Compartan sus opiniones en el foro; ¡queremos saber qué piensan!
Según se lee en su plan de gobierno – que vaya si es largo, diay – Robles quiere meterle mano a la ley para que estos consejos ya no tengan tanta autonomía. Básicamente, quiere pasar de tener unas juntas directivas con sus propios poderes a que sean pura asesoría, sin poder de decisión real. Eso significa que el Poder Ejecutivo, directamente el Presidente, tendría mucho más control sobre estas áreas. Una cosa es decir que se hará caso de la opinión técnica, pero otra bien distinta es que no valga nada lo que digan los expertos.
Ahora, la idea es que el dinero que manejaban el Conavi y el CNC se use para hacer obras de verdad, proyectos “sustantivos”, como le gusta decir a la gente del FA. Lo del Cosevi, pues eso buscarían fortalecerlo, darle más fondos a la policía de tránsito y a los programas de seguridad vial. Suena lindo en el papel, pero claro, ahí viene el debate: ¿esto es realmente para mejorar el país o es solo una forma de centralizar el poder y controlar el presupuesto?
Lo curioso es que esto no es la primera vez que sale esta propuesta. El gobierno de Rodrigo Chaves ya había presentado algo parecido hace como tres años, pero quedó varado en el Congreso. Imagínate, casi tres años dando vueltas sin llegar a ningún lado. Parece que este tema está atascado como carro en el Cerro Azul en hora pico. Dicen que estaban discutiéndolo en la comisión de Reforma del Estado, incluso habían dicho que iba a seguir adelante, pero luego... ¡puf!, desapareció sin dejar rastro.
Pero bueno, no nos quedemos solo en eso. Robles también tiene otras ideas interesantes para arreglar el sistema de infraestructura. Por ejemplo, quiere crear espacios donde la gente pueda opinar sobre qué proyectos son prioritarios y hasta vigilar cómo se hacen las obras. Algo así como tener un ojo avizor en cada obra pública, para evitar que los chinos se aprovechen. También promete revisar las concesiones, sobre todo la de la carretera San José-Caldera, que ha sido fuente de muchos problemas y reclamos. Dice que va a tratar de negociar para que sea más justa para todos.
Además, piensa reformar varias leyes importantes, como la de expropiaciones y la que regula las concesiones de obra pública. Quiere hacerlas más fáciles y rápidas, para que los proyectos avancen sin tantas trabas burocráticas. Hasta quiere ponerle freno al lobby de las empresas constructoras y a esas prácticas de “puertas giratorias” donde la gente pasa del sector privado al gobierno y viceversa, ¡qué cosa!. Y no olvidemos que quiere fortalecer el Lanamme, para que sea un verdadero laboratorio de referencia nacional.
En fin, Robles está lanzando muchas promesas para el tema de infraestructura, y hay que reconocer que algunas suenan bastante bien. Pero la gran pregunta es: ¿será capaz de cumplirlas? Porque sabemos muy bien que en Costa Rica las buenas intenciones a veces se quedan en el aire, y los proyectos terminan siendo un dolor de cabeza eterno. Hablando de dolores de cabeza, ¿creen ustedes que quitarle el control a estos consejos del MOPT realmente va a mejorar la gestión de las obras públicas, o simplemente estamos frente a otra maniobra política para concentrar el poder y conseguir votos?
¿Les parece que esta propuesta de Robles tiene sentido, o es otra promesa vacía para ganar popularidad? Compartan sus opiniones en el foro; ¡queremos saber qué piensan!