¡Ay, Dios mío, qué vaina! Esto sí que nadie se esperaba. Resulta que un autobusito lleno a reventar, como si fuera el tren de Heredia en hora pico, decidió tomarse unas vacaciones inesperadas... ¡pegándose a la malla del aeropuerto Juan Santamaría!
Según nos cuentan los compañeros de la Cruz Roja y los bomberitos, la cosa pasó pasadas las dos de la tarde de este domingo. Un bus con unos cincuentona de pasajeros, rumbo a quién sabe dónde, se “cuneteó”, pa’ decirlo así, y chocó contra una de las mallas de protección de la terminal aérea. Imagínense la escena, mae… un bus atrapao', la gente adentro, y todo porque aparentemente el conductor quiso hacer una maniobra que salió peor que asado de gallina.
Por suerte, y eso hay que resaltarlo, hasta ahora no hay heridos. Eso es lo bueno, diay. Las autoridades ya estaban moviéndose rápido desde el primer momento, coordinando equipos de rescate para liberar a la gente. Hubo un momentito de tensión, claro, con la gente un poco nerviosa pensando en lo que podía pasar, pero al parecer todo bajo control. Uno nunca sabe con estas cosas, ¿verdad?
Lo curioso es cómo pudo haber pasado esto. Algunos dicen que fue un fallo mecánico, otros que el conductor estaba distraído – ¡qué irresponsabilidad!, aunque bueno, pasa, eh – . Ya están investigando las causas exactas, pero lo cierto es que imagínense la impresión que debieron llevarse los turistas que llegaban al aeropuerto viendo semejante espectáculo. Un bus pegao’ a la malla, como si fuera imán... ¡tremendo fieston!
Y hablando de impresiones, vamos a ver cómo afecta esto al tráfico aéreo. Aunque hasta ahora no han tenido que suspender vuelos, la zona está bastante complicada. Están desviando vehículos y tratando de mantener el orden, pero seguro habrá algunos retrasos. Esperemos que no afecte demasiado la llegada de los familiares que esperan a sus allegados. Imaginen el estrés de esos señores...
Esto me recuerda a aquella vez que el camión de helados se cayó en la piscina del Hotel Grano de Oro. ¡Menos mal que no había mucha gente nadando! La verdad es que estos accidentes rarísimos siempre dan mucho de qué hablar. Uno piensa, ¿cómo puede pasar esto? Pero luego ves la vida y te das cuenta de que todo es posible en este país.
Ahora bien, volviendo al autobusito, parece que las autoridades ya tienen la maquinaria pesada lista para rescatarlo. Van a tener que ser muy cuidadosos para evitar dañar aún más la malla ni poner en riesgo a los pasajeros. Lo importante es que todos salgan ilesos. El resto es solo un susto que seguramente recordarán por mucho tiempo. Pura vida, ¿no?
Bueno, mi gente, después de este aparatoso incidente, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos revisar las medidas de seguridad alrededor del aeropuerto, especialmente en zonas donde puedan ocurrir este tipo de percances? ¿O simplemente fue un golpe de mala suerte y no hay nada que mejorar?
Según nos cuentan los compañeros de la Cruz Roja y los bomberitos, la cosa pasó pasadas las dos de la tarde de este domingo. Un bus con unos cincuentona de pasajeros, rumbo a quién sabe dónde, se “cuneteó”, pa’ decirlo así, y chocó contra una de las mallas de protección de la terminal aérea. Imagínense la escena, mae… un bus atrapao', la gente adentro, y todo porque aparentemente el conductor quiso hacer una maniobra que salió peor que asado de gallina.
Por suerte, y eso hay que resaltarlo, hasta ahora no hay heridos. Eso es lo bueno, diay. Las autoridades ya estaban moviéndose rápido desde el primer momento, coordinando equipos de rescate para liberar a la gente. Hubo un momentito de tensión, claro, con la gente un poco nerviosa pensando en lo que podía pasar, pero al parecer todo bajo control. Uno nunca sabe con estas cosas, ¿verdad?
Lo curioso es cómo pudo haber pasado esto. Algunos dicen que fue un fallo mecánico, otros que el conductor estaba distraído – ¡qué irresponsabilidad!, aunque bueno, pasa, eh – . Ya están investigando las causas exactas, pero lo cierto es que imagínense la impresión que debieron llevarse los turistas que llegaban al aeropuerto viendo semejante espectáculo. Un bus pegao’ a la malla, como si fuera imán... ¡tremendo fieston!
Y hablando de impresiones, vamos a ver cómo afecta esto al tráfico aéreo. Aunque hasta ahora no han tenido que suspender vuelos, la zona está bastante complicada. Están desviando vehículos y tratando de mantener el orden, pero seguro habrá algunos retrasos. Esperemos que no afecte demasiado la llegada de los familiares que esperan a sus allegados. Imaginen el estrés de esos señores...
Esto me recuerda a aquella vez que el camión de helados se cayó en la piscina del Hotel Grano de Oro. ¡Menos mal que no había mucha gente nadando! La verdad es que estos accidentes rarísimos siempre dan mucho de qué hablar. Uno piensa, ¿cómo puede pasar esto? Pero luego ves la vida y te das cuenta de que todo es posible en este país.
Ahora bien, volviendo al autobusito, parece que las autoridades ya tienen la maquinaria pesada lista para rescatarlo. Van a tener que ser muy cuidadosos para evitar dañar aún más la malla ni poner en riesgo a los pasajeros. Lo importante es que todos salgan ilesos. El resto es solo un susto que seguramente recordarán por mucho tiempo. Pura vida, ¿no?
Bueno, mi gente, después de este aparatoso incidente, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos revisar las medidas de seguridad alrededor del aeropuerto, especialmente en zonas donde puedan ocurrir este tipo de percances? ¿O simplemente fue un golpe de mala suerte y no hay nada que mejorar?
