¡Ay, pata negra! La cosa se está poniendo fea allá en Filipinas. Parece que el mar se les está tragando las islas, literalmente. Leíste bien, compa, esto no es ciencia ficción barata; es la cruda realidad que viven miles de personas en el norte de Filipinas, específicamente en la isla de Pugad, donde el agua ya entró a sus casas y está cambiando sus vidas a marchas forzadas. Imagínate tener que sacar agua de tu propia morada todas las mañanas, ¡una torta!
La historia es simple, aunque el problema es complejísimo. El nivel del mar allí está subiendo tres veces más rápido que el promedio mundial, ¿te imaginas? Esto significa que las mareas están cada vez más violentas y frecuentes, inundando las calles al menos tres veces por semana. Para ponerle pausa a la escuela, los horarios cambian a diestra y siniestra dependiendo de cómo esté el clima. ¡Qué brete! Entre ustedes, así es como viven las cosas ahora.
María Tamayo, una señora de 65 años que vende cositas por ahí, es uno de los rostros de esta tragedia. Ella cuenta que pasa hasta tres horas diarias sacando agua de su casa con un balde de plástico. Tres horas, compa, ¡para quitar agua! Ya ni se diga, la gente está agotada física y emocionalmente. Y eso que ella ha visto pasar varias generaciones en esa isla…
Pero Pugad no es la única isla en problemas, hay otras en la provincia de Bulacán que también están sintiéndose el golpe del cambio climático. Lo peor de todo es que el terreno se está hundiéndoles, ¡sí, hundido! A un ritmo de casi 11 centímetros al año, lo cual es alarmante según el geólogo Mahar Lagmay. Resulta que esto se llama subsidencia del terreno, y parece que se debe a que se están extrayendo demasiadas aguas subterráneas, combinado con el aumento del nivel del mar, claro. Un cóctel explosivo, diay.
Las autoridades filipinas lo saben, pero la respuesta, según dicen ellos mismos, es lenta. Desde 2004 prohíben extraer agua subterránea en algunas áreas, pero no han podido implementar una estrategia nacional completa. Dicen que van a presentar un estudio en 2028, ¡más de cuatro años! Mientras tanto, la gente se adapta como puede, elevando sus casas sobre pilotes y usando mesas altas para proteger sus pertenencias. Pero eso cuesta, compa. María Tamayo tuvo que gastar unos $3,500 para levantar su casa, y todavía piensa en irse… ¡qué sal!
Y aquí viene la pregunta que nos toca a todos nosotros. Claro, Filipinas está lejos, pero ¿qué tan diferente es su situación a la nuestra? Aquí en Costa Rica también tenemos costas bajas, y aunque no estamos viendo el mismo fenómeno de hundimiento del terreno, el aumento del nivel del mar sí nos amenaza. ¿Estamos haciendo suficiente para mitigar el cambio climático y proteger nuestras comunidades costeras? ¿Es correcto sentarnos de brazos cruzados mientras otros sufren, esperando a que el problema llegue a nuestras puertas?
Desde mi humilde opinión, esto debería ser motivo de reflexión profunda para nuestros políticos y para todos nosotros. No podemos seguir ignorando las señales, porque el planeta nos está hablando con voz clara y fuerte. Y aunque algunos digan que ya es tarde para actuar, yo creo que siempre hay esperanza. Tal como dice Lagmay, lo importante es regular la extracción de agua subterránea y exigir a los países industrializados que reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero. Fácil no es, pero tampoco imposible, chunche.
Así que, pensando en todo esto, amigos ticos: ¿creen que Costa Rica debería aumentar la ayuda internacional a países vulnerables como Filipinas, a pesar de nuestros propios desafíos económicos? ¿O deberíamos enfocarnos únicamente en protegernos a nosotros mismos? Dejen sus opiniones abajo, quiero leer qué piensan los expertos de nuestro querido Foro de Costa Rica. ¡Digo, vamos a darle caña a este tema!
	
		
			
		
		
	
				
			La historia es simple, aunque el problema es complejísimo. El nivel del mar allí está subiendo tres veces más rápido que el promedio mundial, ¿te imaginas? Esto significa que las mareas están cada vez más violentas y frecuentes, inundando las calles al menos tres veces por semana. Para ponerle pausa a la escuela, los horarios cambian a diestra y siniestra dependiendo de cómo esté el clima. ¡Qué brete! Entre ustedes, así es como viven las cosas ahora.
María Tamayo, una señora de 65 años que vende cositas por ahí, es uno de los rostros de esta tragedia. Ella cuenta que pasa hasta tres horas diarias sacando agua de su casa con un balde de plástico. Tres horas, compa, ¡para quitar agua! Ya ni se diga, la gente está agotada física y emocionalmente. Y eso que ella ha visto pasar varias generaciones en esa isla…
Pero Pugad no es la única isla en problemas, hay otras en la provincia de Bulacán que también están sintiéndose el golpe del cambio climático. Lo peor de todo es que el terreno se está hundiéndoles, ¡sí, hundido! A un ritmo de casi 11 centímetros al año, lo cual es alarmante según el geólogo Mahar Lagmay. Resulta que esto se llama subsidencia del terreno, y parece que se debe a que se están extrayendo demasiadas aguas subterráneas, combinado con el aumento del nivel del mar, claro. Un cóctel explosivo, diay.
Las autoridades filipinas lo saben, pero la respuesta, según dicen ellos mismos, es lenta. Desde 2004 prohíben extraer agua subterránea en algunas áreas, pero no han podido implementar una estrategia nacional completa. Dicen que van a presentar un estudio en 2028, ¡más de cuatro años! Mientras tanto, la gente se adapta como puede, elevando sus casas sobre pilotes y usando mesas altas para proteger sus pertenencias. Pero eso cuesta, compa. María Tamayo tuvo que gastar unos $3,500 para levantar su casa, y todavía piensa en irse… ¡qué sal!
Y aquí viene la pregunta que nos toca a todos nosotros. Claro, Filipinas está lejos, pero ¿qué tan diferente es su situación a la nuestra? Aquí en Costa Rica también tenemos costas bajas, y aunque no estamos viendo el mismo fenómeno de hundimiento del terreno, el aumento del nivel del mar sí nos amenaza. ¿Estamos haciendo suficiente para mitigar el cambio climático y proteger nuestras comunidades costeras? ¿Es correcto sentarnos de brazos cruzados mientras otros sufren, esperando a que el problema llegue a nuestras puertas?
Desde mi humilde opinión, esto debería ser motivo de reflexión profunda para nuestros políticos y para todos nosotros. No podemos seguir ignorando las señales, porque el planeta nos está hablando con voz clara y fuerte. Y aunque algunos digan que ya es tarde para actuar, yo creo que siempre hay esperanza. Tal como dice Lagmay, lo importante es regular la extracción de agua subterránea y exigir a los países industrializados que reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero. Fácil no es, pero tampoco imposible, chunche.
Así que, pensando en todo esto, amigos ticos: ¿creen que Costa Rica debería aumentar la ayuda internacional a países vulnerables como Filipinas, a pesar de nuestros propios desafíos económicos? ¿O deberíamos enfocarnos únicamente en protegernos a nosotros mismos? Dejen sus opiniones abajo, quiero leer qué piensan los expertos de nuestro querido Foro de Costa Rica. ¡Digo, vamos a darle caña a este tema!
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		