A ver, maes, levante la mano quién se sorprendió... Nadie, ¿verdad? Pues sí, otra vez la misma historia, el mismo capítulo de esta novela que ya nos sabemos de memoria. La vara con el paso a desnivel de Taras-La Lima, esa mega obra que iba a ser la salvada para los que vivimos o pasamos por Cartago, se jaló otra torta monumental. Anunciaron con bombos y platillos que la entrega, que ya venía con un par de parches, ahora se patea hasta el 2026. ¡DOS MIL VEINTISÉIS! Es que hay que reírse para no llorar. Sinceramente, para esa fecha ya vamos a estar discutiendo si los carros voladores necesitan RTV y el bendito cruce va a seguir siendo un parqueo a cielo abierto.
Lo que más agüeva de todo este despiche no es solo el atraso, sino la sensación de que nos toman el pelo. Uno se levanta todos los días, se come la presa de hora y media para llegar al brete, paga el marchamo, los impuestos y todo el chorizo de responsabilidades, con la esperanza de que esa plata se vea reflejada en algo. Y claro, vemos las vallas, las máquinas y pensamos: "Bueno, ahora sí". Pero diay, parece que el plan original de tener todo listo para el 2024 se fue al traste de la forma más tica posible: con una mezcla de excusas que ya son un clásico. Que las expropiaciones, que el diseño, que el clima... ¡Qué sal la nuestra! Siempre hay un "pero" que termina costándonos años de vida en el tráfico.
Recordemos un poco el contexto. Este no es un chunche cualquiera. Estamos hablando de una inversión de más de 58 millones de dólares, un proyecto que se supone iba a cambiarle la cara a la entrada de la Vieja Metrópoli y a beneficiar a miles de personas que a diario se juegan la paciencia en ese embudo. Pero mae, a este ritmo, la obra va a terminar siendo un monumento a la ineficiencia. Es el ciclo de siempre: se anuncia un proyecto con una fanfarria que ni en un concierto de Coldplay, la ejecución empieza a tropezones y, a medio camino, la cosa se estanca. Luego viene el silencio administrativo, seguido del inevitable anuncio de un "reajuste de cronograma". Un eufemismo elegante para decir que se jalaron una torta y no saben cómo arreglarla.
Y es que esta vara trasciende a Taras-La Lima. Es un síntoma de un mal mucho más grande en nuestra infraestructura. ¿Cuántos años duró la novela de la platina? ¿Y Circunvalación Norte? Parece que en Costa Rica los proyectos de obra pública tienen solo dos velocidades: despacio y parado. Nos hemos acostumbrado tanto a la mediocridad y a los plazos eternos que una noticia como esta ya ni siquiera nos indigna, solo nos provoca un suspiro de resignación. La caricatura de Mecho le da en el clavo, porque a veces el humor es la única herramienta que nos queda para procesar el absurdo de ver cómo se entierran millones en un hueco que parece no tener fondo ni fin.
Al final del día, los que quedamos varados en la presa somos nosotros. Los que vemos cómo el costo de la gasolina sube y el tiempo de vida se nos va en una cabina de carro, también. El 2026 suena a ciencia ficción, y con este récord, ¿quién nos asegura que esa sea la fecha definitiva? La confianza está por los suelos, y con toda la razón. Por eso les pregunto a ustedes, maes, la gente inteligente de este foro: **Más allá de la frustración obvia, ¿creen que esto es un simple problema de inoperancia del gobierno de turno, un fallo crónico de planificación en el MOPT y CONAVI, o simplemente es la prueba de que en Costa Rica estamos salados para las obras grandes?**
Lo que más agüeva de todo este despiche no es solo el atraso, sino la sensación de que nos toman el pelo. Uno se levanta todos los días, se come la presa de hora y media para llegar al brete, paga el marchamo, los impuestos y todo el chorizo de responsabilidades, con la esperanza de que esa plata se vea reflejada en algo. Y claro, vemos las vallas, las máquinas y pensamos: "Bueno, ahora sí". Pero diay, parece que el plan original de tener todo listo para el 2024 se fue al traste de la forma más tica posible: con una mezcla de excusas que ya son un clásico. Que las expropiaciones, que el diseño, que el clima... ¡Qué sal la nuestra! Siempre hay un "pero" que termina costándonos años de vida en el tráfico.
Recordemos un poco el contexto. Este no es un chunche cualquiera. Estamos hablando de una inversión de más de 58 millones de dólares, un proyecto que se supone iba a cambiarle la cara a la entrada de la Vieja Metrópoli y a beneficiar a miles de personas que a diario se juegan la paciencia en ese embudo. Pero mae, a este ritmo, la obra va a terminar siendo un monumento a la ineficiencia. Es el ciclo de siempre: se anuncia un proyecto con una fanfarria que ni en un concierto de Coldplay, la ejecución empieza a tropezones y, a medio camino, la cosa se estanca. Luego viene el silencio administrativo, seguido del inevitable anuncio de un "reajuste de cronograma". Un eufemismo elegante para decir que se jalaron una torta y no saben cómo arreglarla.
Y es que esta vara trasciende a Taras-La Lima. Es un síntoma de un mal mucho más grande en nuestra infraestructura. ¿Cuántos años duró la novela de la platina? ¿Y Circunvalación Norte? Parece que en Costa Rica los proyectos de obra pública tienen solo dos velocidades: despacio y parado. Nos hemos acostumbrado tanto a la mediocridad y a los plazos eternos que una noticia como esta ya ni siquiera nos indigna, solo nos provoca un suspiro de resignación. La caricatura de Mecho le da en el clavo, porque a veces el humor es la única herramienta que nos queda para procesar el absurdo de ver cómo se entierran millones en un hueco que parece no tener fondo ni fin.
Al final del día, los que quedamos varados en la presa somos nosotros. Los que vemos cómo el costo de la gasolina sube y el tiempo de vida se nos va en una cabina de carro, también. El 2026 suena a ciencia ficción, y con este récord, ¿quién nos asegura que esa sea la fecha definitiva? La confianza está por los suelos, y con toda la razón. Por eso les pregunto a ustedes, maes, la gente inteligente de este foro: **Más allá de la frustración obvia, ¿creen que esto es un simple problema de inoperancia del gobierno de turno, un fallo crónico de planificación en el MOPT y CONAVI, o simplemente es la prueba de que en Costa Rica estamos salados para las obras grandes?**
