¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo de la Torre de la Esperanza del Hospital Nacional de Niños. Resulta que Compañía Constructora Van Der Laat y Jiménez, esos mismos que ya habían tenido roces con la Contraloría, decidieron echarle salsa al asunto y presentaron otra apelación. Ya me imagino a la gente del hospital sacándose las canas de la cabeza, porque parece que nunca vamos a ver esa torre terminada.
Para ponerlos en onda, la pelea entre Van Der Laat y Jiménez, contra el Consorcio Edica HNN, viene arrastrándose desde hace tiempo. Al principio, la Contraloría les dio la razón a ambos, porque la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) había premiado a otra constructora que andaba incumpliendo montones de cosas. Un verdadero chinchorreo, ¿eh?
Según dicen, Van Der Laat y Jiménez tienen ronchas por todos lados, alegando que la empresa que ganó el contrato tenía problemas con sus estados financieros, con las subcontratas y hasta con los profesinales que estaban ofreciendo. Dicen que la dejaron plantada, ¡qué barbaridad!
Ahora, la Contraloría tiene 30 días hábiles – ¡y esos días vuelan rapidísimo! – para decidir quién tiene la bola. Pero no se espera que den una respuesta pronto, porque prefieren ir con calma y analizar bien toda la vaina. “Hasta tanto no se resuelva, no vamos a decir nada”, dijeron desde la Contraloría, evitando cualquier comentario extra. ¡Qué tibios!
Y claro, esto pone a la comunidad médica y a las familias preocupadas en un brete. Imagínense, el hospital necesita urgentemente esa torre para ampliar sus servicios y poder atender a más niños. Pero con estos líos legales, parece que eso quedará en agua de gallina, diay.
Es increíble cómo proyectos tan importantes pueden quedar atascados en trámites burocráticos y peleas de abogados. Uno se pregunta si realmente lo que buscan es mejorar la salud de nuestros niños, o simplemente llevarse unos billetes extras. ¡Qué pena nacional!
Este caso nos recuerda que hay que estar ojo avizor con la transparencia en las licitaciones públicas. Porque al final, quien sale perdiendo siempre es la población, especialmente los más vulnerables, como los niños enfermos que necesitan atención urgente.
Con tantas idas y venidas, uno se pregunta: ¿cuánto tiempo más tendremos que esperar para ver la Torre de la Esperanza funcionando a full y brindando atención médica de calidad a nuestros pequeños? ¿Creen ustedes que la Contraloría tomará una decisión firme y rápida, o seguiremos viendo cómo este proyecto se va al traste?
Para ponerlos en onda, la pelea entre Van Der Laat y Jiménez, contra el Consorcio Edica HNN, viene arrastrándose desde hace tiempo. Al principio, la Contraloría les dio la razón a ambos, porque la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) había premiado a otra constructora que andaba incumpliendo montones de cosas. Un verdadero chinchorreo, ¿eh?
Según dicen, Van Der Laat y Jiménez tienen ronchas por todos lados, alegando que la empresa que ganó el contrato tenía problemas con sus estados financieros, con las subcontratas y hasta con los profesinales que estaban ofreciendo. Dicen que la dejaron plantada, ¡qué barbaridad!
Ahora, la Contraloría tiene 30 días hábiles – ¡y esos días vuelan rapidísimo! – para decidir quién tiene la bola. Pero no se espera que den una respuesta pronto, porque prefieren ir con calma y analizar bien toda la vaina. “Hasta tanto no se resuelva, no vamos a decir nada”, dijeron desde la Contraloría, evitando cualquier comentario extra. ¡Qué tibios!
Y claro, esto pone a la comunidad médica y a las familias preocupadas en un brete. Imagínense, el hospital necesita urgentemente esa torre para ampliar sus servicios y poder atender a más niños. Pero con estos líos legales, parece que eso quedará en agua de gallina, diay.
Es increíble cómo proyectos tan importantes pueden quedar atascados en trámites burocráticos y peleas de abogados. Uno se pregunta si realmente lo que buscan es mejorar la salud de nuestros niños, o simplemente llevarse unos billetes extras. ¡Qué pena nacional!
Este caso nos recuerda que hay que estar ojo avizor con la transparencia en las licitaciones públicas. Porque al final, quien sale perdiendo siempre es la población, especialmente los más vulnerables, como los niños enfermos que necesitan atención urgente.
Con tantas idas y venidas, uno se pregunta: ¿cuánto tiempo más tendremos que esperar para ver la Torre de la Esperanza funcionando a full y brindando atención médica de calidad a nuestros pequeños? ¿Creen ustedes que la Contraloría tomará una decisión firme y rápida, o seguiremos viendo cómo este proyecto se va al traste?