¡Ay, Dios mío! Esto del caso Barranca-Limonal se pone más turbio que café corrido sin azúcar. Resulta que Luis Amador, el exministro de Obras Públicas, ahora anda dando testamento en la Fiscalía, apoyando así la investigación contra Batalla y, sorpresa, ¡hasta el Presidente Chaves está metido de lleno en este brete! Quién lo diría, ¿verdad?
Todo comenzó con el contrato para ampliar la carretera Interamericana Norte, un proyecto que parecía sencillo pero que se ha convertido en una verdadera torta. Desde el principio hubo sospechas de irregularidades, especialmente cuando se empezó a hablar de la empresa mexicana Grupo Tradeco, que parecía haber llegado de la nada para quedarse con la jugosa tajada. Este caso, recordemos, viene arrastrando coletazos desde el escándalo de la Pista Oscura, donde ya Amador había dado vueltas y vueltas.
Y ni hablar de Mónica Araya, la exprimera dama del INS, que también está apareciendo como testigo. Parece que el Presidente Chaves, con su estilo tan particular, le pidió a Araya que le avalara a Tradeco, aunque la empresa no cumplía con los requisitos necesarios. ¡Imagínate la sal! Después, claro, la mandaron a volar con excusas de “pérdida de confianza” y “desempeño negativo”. Vaya, vaya... parece que el asunto no pinta nada bien para el jefe.
Según la Fiscalía, todo este tinglado busca determinar si hubo peculado, ese delito feísimo que implica desviar recursos públicos para beneficio propio o de terceros. Estamos hablando de unos $182 millones originales, y con un avance del 18%, ¡más de 34 millones se esfumaron! La gente está harta, ¿quién no quiere ver sus impuestos invertidos correctamente en mejorar las carreteras, en lugar de terminar en bolsillos ajenos?
Pero ahí no acaba la película. Amador, en su declaración, contó cómo Chaves lo citaba a Casa Presidencial para insistirle en que le diera el contrato a Tradeco, incluso llegando a revertir sus decisiones en temas como APM Terminals, el paso a desnivel de Taras y el puente de Bajo los Ledezma. Dice que todo explotó cuando Amador no quiso ser “títere” del Presidente y cuestionó la adjudicación a Pedregal en el aeropuerto. ¡Un verdadero chunche de desacuerdos!
Lo curioso es que el proyecto Barranca-Limonal tenía una longitud aproximada de 49 kilómetros, dividido en dos tramos importantes. Se suponía que iba a tener nuevas vías, espaldones, puentes y hasta bahías para el transporte público. Un proyecto ambicioso, sí, pero que parece haberse ido al traste por decisiones políticas y, posiblemente, intereses económicos ocultos. Ahora la Asamblea Legislativa aprobó un empréstito de $270 millones para intentar rescatar el proyecto, pero muchos se preguntan si será suficiente y si realmente se evitarán futuras tortas.
El Conavi finalmente abrió la licitación para concluir la obra con unos ₡135.068 millones. Pero la pregunta que ronda es: ¿Será que esta vez sí podremos confiar en que el proyecto se hará bien, sin corrupción ni desviaciones? Ya hemos visto demasiadas veces cómo estos proyectos terminan siendo un fiasco, dejando a los ciudadanos con la mosca atrás de la oreja y con la sensación de que se les toman el pelo. Esta vara, como decimos nosotros, está complicada.
Con todos estos giros inesperados, y viendo cómo la red se va tejiendo alrededor del Presidente y sus allegados, ¿cree usted que la justicia realmente podrá esclarecer este embrollo de Barranca-Limonal y llevar a los responsables ante la ley, o se trata de otro caso que quedará en el olvido, como tantos otros en nuestra querida Costa Rica?
Todo comenzó con el contrato para ampliar la carretera Interamericana Norte, un proyecto que parecía sencillo pero que se ha convertido en una verdadera torta. Desde el principio hubo sospechas de irregularidades, especialmente cuando se empezó a hablar de la empresa mexicana Grupo Tradeco, que parecía haber llegado de la nada para quedarse con la jugosa tajada. Este caso, recordemos, viene arrastrando coletazos desde el escándalo de la Pista Oscura, donde ya Amador había dado vueltas y vueltas.
Y ni hablar de Mónica Araya, la exprimera dama del INS, que también está apareciendo como testigo. Parece que el Presidente Chaves, con su estilo tan particular, le pidió a Araya que le avalara a Tradeco, aunque la empresa no cumplía con los requisitos necesarios. ¡Imagínate la sal! Después, claro, la mandaron a volar con excusas de “pérdida de confianza” y “desempeño negativo”. Vaya, vaya... parece que el asunto no pinta nada bien para el jefe.
Según la Fiscalía, todo este tinglado busca determinar si hubo peculado, ese delito feísimo que implica desviar recursos públicos para beneficio propio o de terceros. Estamos hablando de unos $182 millones originales, y con un avance del 18%, ¡más de 34 millones se esfumaron! La gente está harta, ¿quién no quiere ver sus impuestos invertidos correctamente en mejorar las carreteras, en lugar de terminar en bolsillos ajenos?
Pero ahí no acaba la película. Amador, en su declaración, contó cómo Chaves lo citaba a Casa Presidencial para insistirle en que le diera el contrato a Tradeco, incluso llegando a revertir sus decisiones en temas como APM Terminals, el paso a desnivel de Taras y el puente de Bajo los Ledezma. Dice que todo explotó cuando Amador no quiso ser “títere” del Presidente y cuestionó la adjudicación a Pedregal en el aeropuerto. ¡Un verdadero chunche de desacuerdos!
Lo curioso es que el proyecto Barranca-Limonal tenía una longitud aproximada de 49 kilómetros, dividido en dos tramos importantes. Se suponía que iba a tener nuevas vías, espaldones, puentes y hasta bahías para el transporte público. Un proyecto ambicioso, sí, pero que parece haberse ido al traste por decisiones políticas y, posiblemente, intereses económicos ocultos. Ahora la Asamblea Legislativa aprobó un empréstito de $270 millones para intentar rescatar el proyecto, pero muchos se preguntan si será suficiente y si realmente se evitarán futuras tortas.
El Conavi finalmente abrió la licitación para concluir la obra con unos ₡135.068 millones. Pero la pregunta que ronda es: ¿Será que esta vez sí podremos confiar en que el proyecto se hará bien, sin corrupción ni desviaciones? Ya hemos visto demasiadas veces cómo estos proyectos terminan siendo un fiasco, dejando a los ciudadanos con la mosca atrás de la oreja y con la sensación de que se les toman el pelo. Esta vara, como decimos nosotros, está complicada.
Con todos estos giros inesperados, y viendo cómo la red se va tejiendo alrededor del Presidente y sus allegados, ¿cree usted que la justicia realmente podrá esclarecer este embrollo de Barranca-Limonal y llevar a los responsables ante la ley, o se trata de otro caso que quedará en el olvido, como tantos otros en nuestra querida Costa Rica?