¡Ay, Dios mío! Qué bronca la que nos cayó encima a la comunidad de Guadalupe. Un incendio voraz consumió varias viviendas en el barrio Santa Eduviges, dejando un saldo fatal: la pérdida de Don Prado, un señor de 76 años que le daba vida a toda la cuadra. La cosa se puso fea rapidito, todos corriendo como ratones de iglesia.
Según cuentan los vecinos, todo empezó con unas llamas pequeñas que se propagaron a una velocidad impresionante. El Cuerpo de Bomberos llegó con todo, pero ya era tarde para evitar lo peor. Cuatro personas lograron evacuar la zona entremedio del humo y el pánico, dos adultos y dos niños, pero Don Prado, desafortunadamente, no pudo escapar. ¡Qué pena, mae!
La alarma saltó cuando los vecinos escucharon gritos y vieron el humo negro elevándose hacia el cielo. Algunos dicen que incluso las alarmas comunitarias empezaron a sonar, aunque no todas funcionaban como deberían. Johano Asch, uno de los afectados, nos contó cómo salió corriendo de su casa, apenas metros del foco del incendio, sintiendo el calor en la cara y el miedo apoderándose de él. Dice que tuvo suerte, pues su vivienda sufrió daños mínimos, pero el susto fue tremendo.
Lo que complicó aún más la situación es que se encontraron rastros que sugieren que no se trató solamente de un accidente. Las autoridades del OIJ están revisando videos de cámaras de seguridad instaladas por algunos vecinos, donde aparecen individuos sospechosos merodeando por la zona antes del incidente. Ahora, la investigación ha tomado un giro inesperado, pasando de buscar causas accidentales a investigar si hubo intencionalidad criminal. ¡Una verdadera torta!
El OIJ ya está haciendo sus pesquisas, analizando los videos y tomando declaraciones a los vecinos. Los peritos forenses también han trabajado arduamente en la escena para recabar evidencia y determinar las causas exactas del incendio. Se sabe que Don Prado llevaba muchos años viviendo en la zona, era un hombre querido por todos, siempre dispuesto a echarle una mano y compartir una sonrisa. Ahora, la comunidad llora su partida y busca respuestas.
Briseida Castillo, otra residente del barrio, nos relató la angustia que sintieron al ver cómo las llamas devoraban las casas. Explicó que muchas familias perdieron todas sus posesiones y ahora necesitan urgentemente ayuda. Las autoridades locales y diversas organizaciones ya se están movilizando para brindar apoyo humanitario a los damnificados, ofreciéndoles refugio temporal, alimentos y ropa. Hay que darle caña a esto, porque la gente lo necesita, diay.
Este suceso nos recuerda, una vez más, la importancia de tener sistemas de prevención contra incendios adecuados en nuestras viviendas y de estar preparados ante cualquier eventualidad. También pone de relieve la necesidad de fortalecer la colaboración entre vecinos y de mantenernos alertas ante cualquier actividad sospechosa en nuestra comunidad. No nos podemos andar confiando, porque estos desgracias pueden pasarle a cualquiera. ¡Qué sal!
La investigación continúa abierta y las autoridades prometen esclarecer los hechos lo antes posible. Pero, más allá de la investigación, lo importante ahora es apoyar a las familias afectadas y honrar la memoria de Don Prado. Con la tragedia de fondo, queda la gran pregunta: ¿Cómo podemos mejorar la seguridad en nuestros barrios para prevenir tragedias como ésta y asegurarnos de que nunca más nadie tenga que sufrir una pérdida tan dolorosa?
Según cuentan los vecinos, todo empezó con unas llamas pequeñas que se propagaron a una velocidad impresionante. El Cuerpo de Bomberos llegó con todo, pero ya era tarde para evitar lo peor. Cuatro personas lograron evacuar la zona entremedio del humo y el pánico, dos adultos y dos niños, pero Don Prado, desafortunadamente, no pudo escapar. ¡Qué pena, mae!
La alarma saltó cuando los vecinos escucharon gritos y vieron el humo negro elevándose hacia el cielo. Algunos dicen que incluso las alarmas comunitarias empezaron a sonar, aunque no todas funcionaban como deberían. Johano Asch, uno de los afectados, nos contó cómo salió corriendo de su casa, apenas metros del foco del incendio, sintiendo el calor en la cara y el miedo apoderándose de él. Dice que tuvo suerte, pues su vivienda sufrió daños mínimos, pero el susto fue tremendo.
Lo que complicó aún más la situación es que se encontraron rastros que sugieren que no se trató solamente de un accidente. Las autoridades del OIJ están revisando videos de cámaras de seguridad instaladas por algunos vecinos, donde aparecen individuos sospechosos merodeando por la zona antes del incidente. Ahora, la investigación ha tomado un giro inesperado, pasando de buscar causas accidentales a investigar si hubo intencionalidad criminal. ¡Una verdadera torta!
El OIJ ya está haciendo sus pesquisas, analizando los videos y tomando declaraciones a los vecinos. Los peritos forenses también han trabajado arduamente en la escena para recabar evidencia y determinar las causas exactas del incendio. Se sabe que Don Prado llevaba muchos años viviendo en la zona, era un hombre querido por todos, siempre dispuesto a echarle una mano y compartir una sonrisa. Ahora, la comunidad llora su partida y busca respuestas.
Briseida Castillo, otra residente del barrio, nos relató la angustia que sintieron al ver cómo las llamas devoraban las casas. Explicó que muchas familias perdieron todas sus posesiones y ahora necesitan urgentemente ayuda. Las autoridades locales y diversas organizaciones ya se están movilizando para brindar apoyo humanitario a los damnificados, ofreciéndoles refugio temporal, alimentos y ropa. Hay que darle caña a esto, porque la gente lo necesita, diay.
Este suceso nos recuerda, una vez más, la importancia de tener sistemas de prevención contra incendios adecuados en nuestras viviendas y de estar preparados ante cualquier eventualidad. También pone de relieve la necesidad de fortalecer la colaboración entre vecinos y de mantenernos alertas ante cualquier actividad sospechosa en nuestra comunidad. No nos podemos andar confiando, porque estos desgracias pueden pasarle a cualquiera. ¡Qué sal!
La investigación continúa abierta y las autoridades prometen esclarecer los hechos lo antes posible. Pero, más allá de la investigación, lo importante ahora es apoyar a las familias afectadas y honrar la memoria de Don Prado. Con la tragedia de fondo, queda la gran pregunta: ¿Cómo podemos mejorar la seguridad en nuestros barrios para prevenir tragedias como ésta y asegurarnos de que nunca más nadie tenga que sufrir una pérdida tan dolorosa?
