¡Ay, Dios mío! Qué pesar nos da tener que escribir esto, pura gente buena se nos fue. Este sábado en la noche, una tragedia sacudió a Piedades Sur de San Ramón: un deslizamiento de tierra sepultó una casa donde vivía una familia nicaragüense, dejando tres vidas perdidas. La noticia cayó como balde de agua fría por toda la zona, mándale fe a sus familiares y amigos, que le den duro porque esto es muy duro.
Según confirmaron desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), las víctimas fueron identificadas como Edith Miranda Romero, una niña que iba a la Escuela La Palma Occidente, y sus padres, Karla Romero y Eddy Miranda. Imagínate el dolor de la escuela, toda la ranita ahí llorando a su compañera... puro sentimiento, chiquillas. La pareja, además de ser padres ejemplares, se dedicaba al trabajo agrícola en una finca cercana, así que le echaban brete para salir adelante, tratando de construirle un buen futuro a su hija.
Alrededor de las once y media de la noche, la tierra cedió justo al lado de la vivienda, derrumbándose sobre la estructura. Según las primeras investigaciones, las fuertes lluvias de los días anteriores pudieron haber debilitado la pendiente, provocando este fatal accidente. Los vecinos dicen que escucharon un estruendo terrible, como si rompiera el cielo, y corrieron a ver qué pasaba, pero ya era demasiado tarde. ¡Qué susto se tragaron!
Los agentes del OIJ tuvieron que trabajar arduamente durante varias horas para rescatar los cuerpos entre los escombros. Fue un panorama tristísimo, con la comunidad entera reunida, consternada por lo sucedido. Se removieron los restos mortales a la Morgue Judicial para realizar las autopsias correspondientes y tratar de esclarecer totalmente lo ocurrido. En estos momentos, la familia busca cómo darle cristiana sepultura a sus seres queridos.
La Municipalidad de San Ramón, junto con la directiva y docentes de la Escuela La Palma Occidente, emitieron comunicados lamentando profundamente la pérdida de esta familia. Dicen que Edith era una niña muy aplicada, siempre participaba en clase y tenía un corazón enorme. Era pura alegría, contaban los maestros. Ahora, la comunidad toda está buscando maneras de apoyar a los familiares y amigos que quedan, ofreciéndoles ayuda económica y moral en estos momentos tan difíciles. Que encuentren consuelo en Dios.
El caso ahora está en manos de las autoridades judiciales, quienes continúan investigando las causas exactas del deslizamiento. No descartan la posibilidad de que haya habido fallas estructurales en la construcción de la vivienda o alguna deficiencia en el mantenimiento de la propiedad. También están revisando los permisos de construcción y las medidas de seguridad que se tomaron en la zona. Uno piensa, ¿cómo es posible que estas cosas sigan pasando?
Esto nos recuerda lo vulnerables que somos ante la naturaleza, y la importancia de tomar precauciones para evitar tragedias similares. Especialmente en zonas montañosas como San Ramón, es crucial estar atentos a las señales de riesgo, como grietas en el suelo o movimientos inusuales de la tierra. Además, es fundamental que las autoridades hagan cumplir las normas de construcción y supervisen de cerca las condiciones de las viviendas en áreas propensas a deslizamientos. Hay que ponerle el hombro, ¡varas!, por nuestra seguridad.
En fin, un momento muy triste para Costa Rica, que nos hace reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de valorar a nuestros seres queridos. Pero, hablando en plata, ¿creen ustedes que deberían endurecer las regulaciones de construcción en zonas de alto riesgo y hacer revisiones periódicas de las viviendas existentes, o eso limitaría excesivamente a la gente que quiere construirse una casita en el campo?
Según confirmaron desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), las víctimas fueron identificadas como Edith Miranda Romero, una niña que iba a la Escuela La Palma Occidente, y sus padres, Karla Romero y Eddy Miranda. Imagínate el dolor de la escuela, toda la ranita ahí llorando a su compañera... puro sentimiento, chiquillas. La pareja, además de ser padres ejemplares, se dedicaba al trabajo agrícola en una finca cercana, así que le echaban brete para salir adelante, tratando de construirle un buen futuro a su hija.
Alrededor de las once y media de la noche, la tierra cedió justo al lado de la vivienda, derrumbándose sobre la estructura. Según las primeras investigaciones, las fuertes lluvias de los días anteriores pudieron haber debilitado la pendiente, provocando este fatal accidente. Los vecinos dicen que escucharon un estruendo terrible, como si rompiera el cielo, y corrieron a ver qué pasaba, pero ya era demasiado tarde. ¡Qué susto se tragaron!
Los agentes del OIJ tuvieron que trabajar arduamente durante varias horas para rescatar los cuerpos entre los escombros. Fue un panorama tristísimo, con la comunidad entera reunida, consternada por lo sucedido. Se removieron los restos mortales a la Morgue Judicial para realizar las autopsias correspondientes y tratar de esclarecer totalmente lo ocurrido. En estos momentos, la familia busca cómo darle cristiana sepultura a sus seres queridos.
La Municipalidad de San Ramón, junto con la directiva y docentes de la Escuela La Palma Occidente, emitieron comunicados lamentando profundamente la pérdida de esta familia. Dicen que Edith era una niña muy aplicada, siempre participaba en clase y tenía un corazón enorme. Era pura alegría, contaban los maestros. Ahora, la comunidad toda está buscando maneras de apoyar a los familiares y amigos que quedan, ofreciéndoles ayuda económica y moral en estos momentos tan difíciles. Que encuentren consuelo en Dios.
El caso ahora está en manos de las autoridades judiciales, quienes continúan investigando las causas exactas del deslizamiento. No descartan la posibilidad de que haya habido fallas estructurales en la construcción de la vivienda o alguna deficiencia en el mantenimiento de la propiedad. También están revisando los permisos de construcción y las medidas de seguridad que se tomaron en la zona. Uno piensa, ¿cómo es posible que estas cosas sigan pasando?
Esto nos recuerda lo vulnerables que somos ante la naturaleza, y la importancia de tomar precauciones para evitar tragedias similares. Especialmente en zonas montañosas como San Ramón, es crucial estar atentos a las señales de riesgo, como grietas en el suelo o movimientos inusuales de la tierra. Además, es fundamental que las autoridades hagan cumplir las normas de construcción y supervisen de cerca las condiciones de las viviendas en áreas propensas a deslizamientos. Hay que ponerle el hombro, ¡varas!, por nuestra seguridad.
En fin, un momento muy triste para Costa Rica, que nos hace reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de valorar a nuestros seres queridos. Pero, hablando en plata, ¿creen ustedes que deberían endurecer las regulaciones de construcción en zonas de alto riesgo y hacer revisiones periódicas de las viviendas existentes, o eso limitaría excesivamente a la gente que quiere construirse una casita en el campo?
