¡Ay, mi gente! Se armó un tingo lingio tremendo en La Sabana este 28 de diciembre. Más que una celebración de fin de año, parecía una fiesta nacional. Miles de ticos, de todas las edades y estilos, se dieron cita para despedir el 2024 y darle la bienvenida al 2025 con una rumba a todo dar encabezada por el inigualable Gilberto Santa Rosa. El parque metropolitano se vistió de gala, lleno de luces, colores y, sobre todo, muchísima energía positiva.
Todo comenzó temprano, desde la una de la tarde, con una serie de presentaciones de artistas nacionales que le fueron prendiendo el motor al público. Bandas como Son de Tikizia y Shel Dixon pusieron a bailar a propios y extraños con su sabor característico. La atmósfera era eléctrica, con familias enteras compartiendo risas, comida y, claro, disfrutando de la buena música. Uno sentía el orgullo de ser tico, rodeado de tanta gente alegre y dispuesta a celebrar la vida.
Pero bueno, como dicen por ahí, “lo bueno siempre viene despacio”. Cuando apareció el Caballero de la Salsa, ¡pues ahí sí se encendió la mecha! Gilberto Santa Rosa salió al escenario con toda su maquinaria y el parque estalló en júbilo. Sus clásicos, esos que todos sabemos cantar a coro, resonaron por todo el lugar, haciendo vibrar hasta el último rincón de La Sabana. Se podía sentir la nostalgia mezclada con la ilusión de un nuevo comienzo. ¡Qué emoción!
El ambiente estaba tan cargado de euforia que incluso el mismo alcalde Diego Miranda se animó a destacar la importancia del evento. Dijo que querían “cerrar el año celebrando juntos, recuperando los espacios públicos y fortaleciendo la convivencia familiar.” Efectivamente, la iniciativa de la Municipalidad de San José resultó ser un éxito rotundo. Demostraron que invertir en cultura y en espacios de encuentro para la comunidad es una apuesta segura y rentable.
Más allá de lo musical, el concierto representó mucho más. Fue una oportunidad para reconectar con nuestros seres queridos, para olvidarnos por unas horas de los problemas cotidianos y simplemente disfrutar del presente. Vi mucha gente abrazándose, cantando juntas, bailando… ¡pura magia tica! En momentos como estos uno valora la riqueza de nuestra cultura y la calidez de nuestro pueblo. No hay nada como un buen paseo por La Sabana, rodeado de amigos y familiares, escuchando buena música y sintiendo el calor del sol.
Algunos dirán que hubo un poco de desorganización con los accesos, que la seguridad pudo haber sido un poquito más reforzada... Pero vamos, ¡con tanto ambiente positivo eso quedó en segundo plano! Al final, lo importante es que la gran mayoría pudo disfrutar de una noche inolvidable. La organización hizo lo que pudo, y vaya si lo lograron: una fiesta multitudinaria, pacífica y llena de alegría. Un verdadero ejemplo de cómo podemos unirnos como sociedad para celebrar nuestras tradiciones y valores.
Y hablando de cosas positivas, vale la pena mencionar el esfuerzo de los artistas nacionales que abrieron el telón. Ellos son quienes mantienen viva la llama de la música latina en Costa Rica, quienes nos hacen sentir orgullosos de nuestra identidad cultural. No podemos olvidar reconocer su labor, porque ellos también son parte fundamental de este gran espectáculo. Son los verdaderos tesoros escondidos de nuestro país, y merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento. Sin ellos, la fiesta no habría sido la misma.
Ahora bien, después de semejante jolgorio, me pregunto: ¿Creen que el gobierno debería destinar más recursos a promover eventos culturales gratuitos como este, o consideran que existen prioridades más urgentes en el país? Compártanme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan mis compas!
Todo comenzó temprano, desde la una de la tarde, con una serie de presentaciones de artistas nacionales que le fueron prendiendo el motor al público. Bandas como Son de Tikizia y Shel Dixon pusieron a bailar a propios y extraños con su sabor característico. La atmósfera era eléctrica, con familias enteras compartiendo risas, comida y, claro, disfrutando de la buena música. Uno sentía el orgullo de ser tico, rodeado de tanta gente alegre y dispuesta a celebrar la vida.
Pero bueno, como dicen por ahí, “lo bueno siempre viene despacio”. Cuando apareció el Caballero de la Salsa, ¡pues ahí sí se encendió la mecha! Gilberto Santa Rosa salió al escenario con toda su maquinaria y el parque estalló en júbilo. Sus clásicos, esos que todos sabemos cantar a coro, resonaron por todo el lugar, haciendo vibrar hasta el último rincón de La Sabana. Se podía sentir la nostalgia mezclada con la ilusión de un nuevo comienzo. ¡Qué emoción!
El ambiente estaba tan cargado de euforia que incluso el mismo alcalde Diego Miranda se animó a destacar la importancia del evento. Dijo que querían “cerrar el año celebrando juntos, recuperando los espacios públicos y fortaleciendo la convivencia familiar.” Efectivamente, la iniciativa de la Municipalidad de San José resultó ser un éxito rotundo. Demostraron que invertir en cultura y en espacios de encuentro para la comunidad es una apuesta segura y rentable.
Más allá de lo musical, el concierto representó mucho más. Fue una oportunidad para reconectar con nuestros seres queridos, para olvidarnos por unas horas de los problemas cotidianos y simplemente disfrutar del presente. Vi mucha gente abrazándose, cantando juntas, bailando… ¡pura magia tica! En momentos como estos uno valora la riqueza de nuestra cultura y la calidez de nuestro pueblo. No hay nada como un buen paseo por La Sabana, rodeado de amigos y familiares, escuchando buena música y sintiendo el calor del sol.
Algunos dirán que hubo un poco de desorganización con los accesos, que la seguridad pudo haber sido un poquito más reforzada... Pero vamos, ¡con tanto ambiente positivo eso quedó en segundo plano! Al final, lo importante es que la gran mayoría pudo disfrutar de una noche inolvidable. La organización hizo lo que pudo, y vaya si lo lograron: una fiesta multitudinaria, pacífica y llena de alegría. Un verdadero ejemplo de cómo podemos unirnos como sociedad para celebrar nuestras tradiciones y valores.
Y hablando de cosas positivas, vale la pena mencionar el esfuerzo de los artistas nacionales que abrieron el telón. Ellos son quienes mantienen viva la llama de la música latina en Costa Rica, quienes nos hacen sentir orgullosos de nuestra identidad cultural. No podemos olvidar reconocer su labor, porque ellos también son parte fundamental de este gran espectáculo. Son los verdaderos tesoros escondidos de nuestro país, y merecen todo nuestro apoyo y reconocimiento. Sin ellos, la fiesta no habría sido la misma.
Ahora bien, después de semejante jolgorio, me pregunto: ¿Creen que el gobierno debería destinar más recursos a promover eventos culturales gratuitos como este, o consideran que existen prioridades más urgentes en el país? Compártanme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan mis compas!
