¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que el arte en Costa Rica era tan diverso, ¿verdad? Siempre nos quedamos pensando en teatro, baile y musiquilla, pero ¡qué va!, hay cositas interesantes pasando en rincones que ni sabíamos existían. Este caso es de Dino Urpí, un mae que le pone toda la chispa al arte textil y nos demuestra que el reciclaje puede ser pura poesía visual.
La Galería de Arte Abra, ubicada ahí cerquita de San José, está recibiendo a 'Fulgor', la nueva exposición de Urpí. No es cualquier expo, pura historia de reinvención artística. Si vas, te juro que sentirás el poder creativo vibrando en cada esquina. Esto es la continuación de su trabajo, pero con un enfoque renovado, como si le hubiera dicho al arte: '¡Aguanta, que ahora te doy otra vida!'
Imagínate esto: 108 piezas en total, desde siete pinturas que te atrapan, hasta una serie de cinco portales florales que parecen sacados de un sueño tropical. Hay 11 crisales –eso sí que es peculiar– y 44 corazones y amuletos que te hacen preguntarte qué estará pensando este tipo. Pero lo más impresionante es que casi todo está hecho de retazos de tela, ropa vieja que Urpí rescató para transformarla en arte. ¡Un brete de dedicación!
Y no son simples trapos viejos, chunches que encontró tirados. Son prendas que tuvieron historias, que estuvieron presentes en momentos de su vida. Según la curaduría, eso le da un valor simbólico tremendo, porque implica dejar ir el pasado y abrazar una nueva identidad. Como cuando te deshaces de esas ropas que ya no usas pero que te dan nostalgia, solo que Urpí las convierte en magia pura.
Lo interesante es que Urpí explica que volvió a utilizar telas sublimadas con sus propios diseños, algunas de las cuales usaba aún en la universidad, trabajándolas con serigrafía y grabado. Eso le da un toque personalísimo, una onda nostálgica que conecta con el espectador. Además, incorporó metal por primera vez en sus esculturas florales, demostrando que siempre está buscando maneras de innovar. Ni hablar de que retomó la pintura al óleo, un medio que había dejado un poco de lado.
Pero ‘Fulgor’ no es solo una colección de objetos bonitos, es un llamado a encontrar la belleza en lo cotidiano. Urpí quiere que vayamos a la galería, no solo a mirar, sino a sentir. Quiere que nos conectemos con nuestras emociones, que descubramos cosas nuevas sobre nosotros mismos mientras admiramos sus creaciones. Dice que busca generar una especie de viaje emocional, una experiencia que te deje pensando… a ver, ¿qué siento yo ahora?
Además, Urpí enfatiza que todas las obras están diseñadas para armar un conjunto armonioso. No es una pieza suelta, sino un ecosistema de sensaciones. Detrás de todo este trabajo hay una reflexión profunda sobre la psicología humana, sobre cómo percibimos el mundo que nos rodea. Para él, su trayectoria artística es como un “fulgor”, un destello del ser que lo impulsa a ser auténtico, a romper moldes y a pintar el mundo con sus propios colores, sin importar lo que digan los demás. ¡Qué carga de autenticidad!
Ahora dime, compa, ¿crees que el arte reciclado puede realmente cambiar nuestra forma de ver el mundo? ¿Te parece que 'Fulgor' es un reflejo de la necesidad que tenemos de reinventarnos constantemente o simplemente una propuesta estética interesante? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
La Galería de Arte Abra, ubicada ahí cerquita de San José, está recibiendo a 'Fulgor', la nueva exposición de Urpí. No es cualquier expo, pura historia de reinvención artística. Si vas, te juro que sentirás el poder creativo vibrando en cada esquina. Esto es la continuación de su trabajo, pero con un enfoque renovado, como si le hubiera dicho al arte: '¡Aguanta, que ahora te doy otra vida!'
Imagínate esto: 108 piezas en total, desde siete pinturas que te atrapan, hasta una serie de cinco portales florales que parecen sacados de un sueño tropical. Hay 11 crisales –eso sí que es peculiar– y 44 corazones y amuletos que te hacen preguntarte qué estará pensando este tipo. Pero lo más impresionante es que casi todo está hecho de retazos de tela, ropa vieja que Urpí rescató para transformarla en arte. ¡Un brete de dedicación!
Y no son simples trapos viejos, chunches que encontró tirados. Son prendas que tuvieron historias, que estuvieron presentes en momentos de su vida. Según la curaduría, eso le da un valor simbólico tremendo, porque implica dejar ir el pasado y abrazar una nueva identidad. Como cuando te deshaces de esas ropas que ya no usas pero que te dan nostalgia, solo que Urpí las convierte en magia pura.
Lo interesante es que Urpí explica que volvió a utilizar telas sublimadas con sus propios diseños, algunas de las cuales usaba aún en la universidad, trabajándolas con serigrafía y grabado. Eso le da un toque personalísimo, una onda nostálgica que conecta con el espectador. Además, incorporó metal por primera vez en sus esculturas florales, demostrando que siempre está buscando maneras de innovar. Ni hablar de que retomó la pintura al óleo, un medio que había dejado un poco de lado.
Pero ‘Fulgor’ no es solo una colección de objetos bonitos, es un llamado a encontrar la belleza en lo cotidiano. Urpí quiere que vayamos a la galería, no solo a mirar, sino a sentir. Quiere que nos conectemos con nuestras emociones, que descubramos cosas nuevas sobre nosotros mismos mientras admiramos sus creaciones. Dice que busca generar una especie de viaje emocional, una experiencia que te deje pensando… a ver, ¿qué siento yo ahora?
Además, Urpí enfatiza que todas las obras están diseñadas para armar un conjunto armonioso. No es una pieza suelta, sino un ecosistema de sensaciones. Detrás de todo este trabajo hay una reflexión profunda sobre la psicología humana, sobre cómo percibimos el mundo que nos rodea. Para él, su trayectoria artística es como un “fulgor”, un destello del ser que lo impulsa a ser auténtico, a romper moldes y a pintar el mundo con sus propios colores, sin importar lo que digan los demás. ¡Qué carga de autenticidad!
Ahora dime, compa, ¿crees que el arte reciclado puede realmente cambiar nuestra forma de ver el mundo? ¿Te parece que 'Fulgor' es un reflejo de la necesidad que tenemos de reinventarnos constantemente o simplemente una propuesta estética interesante? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!