¡Ay, Dios mío! Esto del ministro Arnold Zamora se nos está poniendo más caliente que gallina pochada en salsa picante. Entre denuncias, videos desde la Presidencia y la jefa de la fracción oficialista defendiéndolo a capa y espada, parece que estamos viendo un circo más que un proceso político serio. La cosa está que arde, má’ porque ahora le llueven acusaciones de gastar lana del Estado pa' defenderse de cositas personales, ¡qué despiche!
Todo empezó con la denuncia por un asunto de índole privada, donde el ministro quedó señalado. Pero bueno, como dice el dicho “la justicia es ciega”, y hasta que no haya sentencia firme, todos somos inocentes, diay. Eso fue lo primero que soltó Pilar Cisneros, la jefaza de la fracción, defendiendo al ministro con uñas y dientes. Dijo que el tipo sigue en su puesto y que ahí se queda, pese a toda la presión que le están haciendo.
¿Y cómo justifica Cisneros que el ministro emitió un video negando los hechos usando los canales de la Presidencia? Pues argumentando que las consultas a la prensa se hacían por ahí mismo. ¡Pero a ver, señora! ¿Eso significa que cualquier funcionario puede usar los recursos del Estado para aclarar sus asuntos personales? Esa vara empieza a ser un poquito resbaladiza, ¿no creen?
Pero la cosa no se quedó ahí. Kattia Cambronero, diputada de la oposición, detonó una bomba: presentó una nueva denuncia penal contra Zamora por el presunto uso indebido de fondos públicos para su defensa. Según Cambronero, el ministro aprovechó las plataformas de comunicación de la Presidencia – que son de todos nosotros, ojo – para lavarle la cara, y eso es un delito de peculado, que, como bien sabemos, está castigado durísimo en nuestro código penal.
Ahora, el peculado es agarrar la plata del pueblo pa’ travesuras tuyas, pa’ pagarte cosillas que no te corresponden. Imaginen, en lugar de invertir en salud o educación, el ministro estaría usándola para limpiar su nombre. ¡Qué papelón! Y encima, tratando de justificarlo diciendo que era por temas de imagen pública... ¡Aja! Con razón dicen que la política es un brete.
Claro, esto ha encendido todas las alarmas en la Asamblea Legislativa. La oposición pide a gritos la renuncia del ministro, mientras que el oficialismo se aferra a él como si fuera el salvavidas en medio del mar. Se ven venir debates acalorados, mociones de censura y seguramente muchas idas y vueltas antes de que esta novela tenga final. ¡Prepárense, porque esto todavía va a dar mucho qué hablar!
Y hablando de lo que dará que hablar, recordemos que esto no es lo único que está pasando en el país. Teletica está tramitando la licitación de frecuencias de radio y televisión, Karen Olsen Beck se despide con una emotiva ceremonia y José María Figueres sigue sumido en el dolor por la partida de su madre. ¡Nos faltan churros pa’ cubrirnos de vergüenza!
En fin, esta polémica alrededor del ministro Zamora deja entrever lo delicado que es el manejo de los recursos públicos y la importancia de mantener la transparencia y la ética en el servicio público. ¿Ustedes creen que el ministro debería renunciar a su cargo mientras se investiga este caso, o debería esperar a que se demuestre su culpabilidad? ¡Den su opinión en el foro, quiero saber qué piensan mis compas!
Todo empezó con la denuncia por un asunto de índole privada, donde el ministro quedó señalado. Pero bueno, como dice el dicho “la justicia es ciega”, y hasta que no haya sentencia firme, todos somos inocentes, diay. Eso fue lo primero que soltó Pilar Cisneros, la jefaza de la fracción, defendiendo al ministro con uñas y dientes. Dijo que el tipo sigue en su puesto y que ahí se queda, pese a toda la presión que le están haciendo.
¿Y cómo justifica Cisneros que el ministro emitió un video negando los hechos usando los canales de la Presidencia? Pues argumentando que las consultas a la prensa se hacían por ahí mismo. ¡Pero a ver, señora! ¿Eso significa que cualquier funcionario puede usar los recursos del Estado para aclarar sus asuntos personales? Esa vara empieza a ser un poquito resbaladiza, ¿no creen?
Pero la cosa no se quedó ahí. Kattia Cambronero, diputada de la oposición, detonó una bomba: presentó una nueva denuncia penal contra Zamora por el presunto uso indebido de fondos públicos para su defensa. Según Cambronero, el ministro aprovechó las plataformas de comunicación de la Presidencia – que son de todos nosotros, ojo – para lavarle la cara, y eso es un delito de peculado, que, como bien sabemos, está castigado durísimo en nuestro código penal.
Ahora, el peculado es agarrar la plata del pueblo pa’ travesuras tuyas, pa’ pagarte cosillas que no te corresponden. Imaginen, en lugar de invertir en salud o educación, el ministro estaría usándola para limpiar su nombre. ¡Qué papelón! Y encima, tratando de justificarlo diciendo que era por temas de imagen pública... ¡Aja! Con razón dicen que la política es un brete.
Claro, esto ha encendido todas las alarmas en la Asamblea Legislativa. La oposición pide a gritos la renuncia del ministro, mientras que el oficialismo se aferra a él como si fuera el salvavidas en medio del mar. Se ven venir debates acalorados, mociones de censura y seguramente muchas idas y vueltas antes de que esta novela tenga final. ¡Prepárense, porque esto todavía va a dar mucho qué hablar!
Y hablando de lo que dará que hablar, recordemos que esto no es lo único que está pasando en el país. Teletica está tramitando la licitación de frecuencias de radio y televisión, Karen Olsen Beck se despide con una emotiva ceremonia y José María Figueres sigue sumido en el dolor por la partida de su madre. ¡Nos faltan churros pa’ cubrirnos de vergüenza!
En fin, esta polémica alrededor del ministro Zamora deja entrever lo delicado que es el manejo de los recursos públicos y la importancia de mantener la transparencia y la ética en el servicio público. ¿Ustedes creen que el ministro debería renunciar a su cargo mientras se investiga este caso, o debería esperar a que se demuestre su culpabilidad? ¡Den su opinión en el foro, quiero saber qué piensan mis compas!