Estimada lamamisaray:
Le deseo el mejor de los éxitos en sus quehaceres diarios, al tiempo me remito a usted de manera muy respetuosa para indicarle lo siguiente.
Aunque respeto su opinión acerca de "Las mejores palabras son las que no se dicen; hay que tocar madera antes de hablar de más", sobra decir que no la comparto, estrictamente hablando de mi persona.
Mi educación y mis principios éticos me han impedido y lo seguirán impidiendo, pagar por sexo, desnudarme ante una desconocida y tener algún tipo de contacto físico con una persona a la cual le desconozco su pasado. En mi caso es una cuestión de auto-respeto, auto-responsabilidad y honestidad conmigo mismo.
No soy religioso empedernido porque, al contrario, soy muy crítico de las religiones, como para que diga que soy un santulón o pandereta. Simplemente que por formación y criterios propios no podría nunca, primero, acudir a un sitios donde se venda sexo, y segundo, realizar prácticas sexuales que implican poseer cierta seguridad o nivel de confianza con la otra persona.
Es muy probable, estimada lamamisaray, que usted me refute diciendo que "hasta la más santa y casta de sus parejas lo puede contagiar de alguna ETS, antes que una trabajadora sexual", a lo cual yo me vería obligado a responder que tiene razón. Sin embargo, estimada señora/señorita, estamos hablando de un tema de confianza, formación y estadísticas, moral y numéricamente hablando.
De mi parte siempre encontrará respeto hacia sus opiniones pero también una posición inamovible en cuanto a "nunca asistir a un lugar donde se venda sexo". Mi opinión simplemente se basó en los argumentos anteriormente explicados.
Saludos cordiales
El Bati.