¡Ay, Dios mío! Quién lo iba a decir, ¿verdad, compas? Después de un arranque más mansito que gallina gangosa en lluvia, la Sele ahora tiene toda la responsabilidad encima. Ya no hay margen de maniobra, ni jueguitos. Tenemos que sudar la gota gorda y sacar pecho porque, digámoslo clarito, si no ganamos los próximos tres juegos nos vamos a quedar viendo el Mundial desde la tele, comiendo palomitas.
Todo esto viene porque el empate agridulce en Honduras – un 0-0 que, pa' ser honestos, no nos hizo quedar precisamente como campeones del mundo – nos dejó todavía con vida. Claro, suena poco, pero considerando el panorama general y cómo van las cosas en la hexagonal clasificatoria, seguimos teniendo la llave en nuestras manos. Eso sí, tenemos que apretarla con fuerza, porque cualquier resbalón podría significar adiós a Qatar.
La calculadora, esos diablos modernos, nos dicen que, con cuatro puntitos en el bolsillo, necesitamos hacerle la barba a Nicaragua, Haití y Honduras. En otras palabras, salir a comer banco en cada uno de estos compromisos. No podemos ir pensando en contragolpes ni en jugar al dedillo, necesitamos una actitud guerrera, agresiva, esa que nos hacía temblar a nuestros rivales allá por los tiempos de los '80 y '90. Que se acuerden los viejos, ¡ese era otro rollo!
Y hablando de roles, Miguel “el Piojo” Herrera tendrá que armar un once estelar diferente para el duelo contra Nicaragua. Gamboa y Galo, dos pesos pesados en la defensa y el mediocampo, respectivamente, se perdieron el partido por acumulación de tarjetas. Eso obliga a don Miguel a ponerle pausa y buscar alternativas que puedan llenar ese vacío. Jeyland Mitchell probablemente tome la posta en la zaga, mientras que la incógnita mayor pasa por quién reemplaza a Galo en la volante.
La posible llegada de Celso Borges, quien arrastraba una molestia física, sería una bocanada de aire fresco. Su experiencia y visión de juego serían fundamentales para controlar los hilos del partido y darle consistencia al centro del campo. Si no puede, Allan Cruz tiene la oportunidad de demostrar de lo que está hecho y agarrarle la manija. Que no se achique, ¡allá afuera hay que darla con todo!
Pero no todo es fútbol. Este asunto de la clasificación también tiene su trasfondo político. El reciente escándalo alrededor de Celso Gamboa y sus declaraciones sobre el gobierno de Chaves han encendido todas las alarmas. Algunos dicen que eso distraería al equipo, otros creen que le dará motivación extra. Lo cierto es que, en medio de tanta controversia, lo único que importa es enfocarse en el césped y pensar en lo importante: meter goles y sumar puntos. Al final, la política es una vaina aparte, el fútbol es otra cosa.
Ahora bien, mirando hacia adelante, los duelos contra Haití en Curazao y Honduras en casa serán verdaderas finales anticipadas. Un triunfo en ambos encuentros prácticamente sellaría nuestro pasaporte a Qatar. Pero, como dice el dicho, “no hay que cantar victoria hasta que el gato no esté vendido”. Hay que seguir trabajando duro, afinando el juego y manteniendo la humildad. Recordemos que el fútbol es impredecible y cualquier cosa puede pasar. Una jugada fortuita, un error arbitral, una lesión inesperada… todo puede cambiar en cuestión de segundos.
En fin, muchachos, queda claro que la cosa está echada. Nos toca remangar las mangas y darlo absolutamente todo en cada partido. El sueño de levantar la copa del mundo sigue latente, pero requiere esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, mucha fe. ¿Ustedes creen que con este planteamiento, la Sele tiene lo suficiente para asegurar el boleto a Qatar 2026? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Todo esto viene porque el empate agridulce en Honduras – un 0-0 que, pa' ser honestos, no nos hizo quedar precisamente como campeones del mundo – nos dejó todavía con vida. Claro, suena poco, pero considerando el panorama general y cómo van las cosas en la hexagonal clasificatoria, seguimos teniendo la llave en nuestras manos. Eso sí, tenemos que apretarla con fuerza, porque cualquier resbalón podría significar adiós a Qatar.
La calculadora, esos diablos modernos, nos dicen que, con cuatro puntitos en el bolsillo, necesitamos hacerle la barba a Nicaragua, Haití y Honduras. En otras palabras, salir a comer banco en cada uno de estos compromisos. No podemos ir pensando en contragolpes ni en jugar al dedillo, necesitamos una actitud guerrera, agresiva, esa que nos hacía temblar a nuestros rivales allá por los tiempos de los '80 y '90. Que se acuerden los viejos, ¡ese era otro rollo!
Y hablando de roles, Miguel “el Piojo” Herrera tendrá que armar un once estelar diferente para el duelo contra Nicaragua. Gamboa y Galo, dos pesos pesados en la defensa y el mediocampo, respectivamente, se perdieron el partido por acumulación de tarjetas. Eso obliga a don Miguel a ponerle pausa y buscar alternativas que puedan llenar ese vacío. Jeyland Mitchell probablemente tome la posta en la zaga, mientras que la incógnita mayor pasa por quién reemplaza a Galo en la volante.
La posible llegada de Celso Borges, quien arrastraba una molestia física, sería una bocanada de aire fresco. Su experiencia y visión de juego serían fundamentales para controlar los hilos del partido y darle consistencia al centro del campo. Si no puede, Allan Cruz tiene la oportunidad de demostrar de lo que está hecho y agarrarle la manija. Que no se achique, ¡allá afuera hay que darla con todo!
Pero no todo es fútbol. Este asunto de la clasificación también tiene su trasfondo político. El reciente escándalo alrededor de Celso Gamboa y sus declaraciones sobre el gobierno de Chaves han encendido todas las alarmas. Algunos dicen que eso distraería al equipo, otros creen que le dará motivación extra. Lo cierto es que, en medio de tanta controversia, lo único que importa es enfocarse en el césped y pensar en lo importante: meter goles y sumar puntos. Al final, la política es una vaina aparte, el fútbol es otra cosa.
Ahora bien, mirando hacia adelante, los duelos contra Haití en Curazao y Honduras en casa serán verdaderas finales anticipadas. Un triunfo en ambos encuentros prácticamente sellaría nuestro pasaporte a Qatar. Pero, como dice el dicho, “no hay que cantar victoria hasta que el gato no esté vendido”. Hay que seguir trabajando duro, afinando el juego y manteniendo la humildad. Recordemos que el fútbol es impredecible y cualquier cosa puede pasar. Una jugada fortuita, un error arbitral, una lesión inesperada… todo puede cambiar en cuestión de segundos.
En fin, muchachos, queda claro que la cosa está echada. Nos toca remangar las mangas y darlo absolutamente todo en cada partido. El sueño de levantar la copa del mundo sigue latente, pero requiere esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, mucha fe. ¿Ustedes creen que con este planteamiento, la Sele tiene lo suficiente para asegurar el boleto a Qatar 2026? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!