¡Ay, Dios mío! Se armó un fajardo tremendo en Cartago. La Fuerza Pública está levantando el polvo para tratar de frenar a unos delincuentes bien vivos que andan ofreciendo vehículos a precios de ganga para luego dejar a la gente con la cara desencajada y sin sus quincés. Parece que el cuento de ‘compra barato, vende caro’ se torció como mandarina quemada.
La cosa pinta fea, porque estos tipos no precisamente son nuevos en esto del hampa. Según nos cuentan desde la Fuerza Pública, están moviéndose con toda, aprovechándose de la necesidad y la ilusión de tener un buen carro a buen precio. Lo peor es que no se quedan solo en Cartago, viejoncito, estos maes se mueven desde San José y Alajuela, buscando dónde clavar más fácil.
El director regional de la Fuerza Pública, Erick Calderón, nos explicó cómo funciona este tinglado macabro. Básicamente, ofrecen carros 4x4 y motines de alta gama a precios ridículos, tan baratos que hasta te dan escalofríos. Un carro que vale 10 millones, te lo venden en cuatro y medio. ¡Es una locura! Pero ahí es donde entra la treta: buscan desesperadamente que le eches el tanque lleno, pidiendo entre tres y cuatro millones en efectivo. Unas ganas de agarrarte a palazos me dan, imagínate.
Y claro, como dice el dicho, “el que mucho abarca, poco aprieta”. Estos vándalos aprovechan que la gente, cegada por la tentación de ahorrar una lana, se olvida de activar todos los sensores de alarma. No revisan el papeleo, no hacen preguntas, simplemente se lanzan al anzuelo. Y al final, terminan siendo víctimas de un golpe bajo que les puede costar una fortuna y un montón de dolor de cabeza.
Lo más preocupante es que estos señores parecen conocer muy bien la zona. Elijan lugares apartados, oscuros, sin nadie alrededor, sin cámaras... Un brete para operar a su gusto. Y, por si fuera poco, algunos incluso llegan a citar a la gente en varios días, generando confianza para aumentar las probabilidades de éxito en su plan maquiavélico. ¡Una verdadera pesadilla!
Pero ojo, que la Fuerza Pública no se queda de brazos cruzados. Han intensificado los patrullajes en las zonas más conflictivas, como Las Sierras de Tejar y San Nicolás. Están recorriendo esos rincones, especialmente de noche, parando carros y motos sospechosas para identificar a los ocupantes y preguntarles qué andan tramando. Dicen que así, aunque no puedan predecir el futuro, pueden cortarles los caminos a los maleantes.
El caso más reciente, pues… ¡uff! Una noche, a eso de las nueve y veinte de la noche en La Angelina, dos muchachos llegaron al lugar acordado para ver un carro y se toparon con la cruda realidad: era todo un embuste. Cuando intentaron defenderse, uno de ellos recibió un balazo en la rodilla y tuvieron que llevarlo corriendo al hospital. Además, los rateros se llevaron casi tres y medio millones de colones en efectivo. ¡Una barbaridad, diay!
Así que, compas, mi consejo es simple: si ven un carro demasiado bueno para ser verdad, ¡corran!. No se dejen llevar por la codicia, activen todos sus sentidos, revisen la documentación, consulten con un mecánico de confianza y, sobre todo, eviten pagar en efectivo. Hoy en día hay mil maneras de hacer transferencias seguras. Ahora dime, ¿crees que deberíamos ponerle más presión a las autoridades para que redoblen la vigilancia y atrapen a estos farsantes antes de que hagan daño a más gente?
La cosa pinta fea, porque estos tipos no precisamente son nuevos en esto del hampa. Según nos cuentan desde la Fuerza Pública, están moviéndose con toda, aprovechándose de la necesidad y la ilusión de tener un buen carro a buen precio. Lo peor es que no se quedan solo en Cartago, viejoncito, estos maes se mueven desde San José y Alajuela, buscando dónde clavar más fácil.
El director regional de la Fuerza Pública, Erick Calderón, nos explicó cómo funciona este tinglado macabro. Básicamente, ofrecen carros 4x4 y motines de alta gama a precios ridículos, tan baratos que hasta te dan escalofríos. Un carro que vale 10 millones, te lo venden en cuatro y medio. ¡Es una locura! Pero ahí es donde entra la treta: buscan desesperadamente que le eches el tanque lleno, pidiendo entre tres y cuatro millones en efectivo. Unas ganas de agarrarte a palazos me dan, imagínate.
Y claro, como dice el dicho, “el que mucho abarca, poco aprieta”. Estos vándalos aprovechan que la gente, cegada por la tentación de ahorrar una lana, se olvida de activar todos los sensores de alarma. No revisan el papeleo, no hacen preguntas, simplemente se lanzan al anzuelo. Y al final, terminan siendo víctimas de un golpe bajo que les puede costar una fortuna y un montón de dolor de cabeza.
Lo más preocupante es que estos señores parecen conocer muy bien la zona. Elijan lugares apartados, oscuros, sin nadie alrededor, sin cámaras... Un brete para operar a su gusto. Y, por si fuera poco, algunos incluso llegan a citar a la gente en varios días, generando confianza para aumentar las probabilidades de éxito en su plan maquiavélico. ¡Una verdadera pesadilla!
Pero ojo, que la Fuerza Pública no se queda de brazos cruzados. Han intensificado los patrullajes en las zonas más conflictivas, como Las Sierras de Tejar y San Nicolás. Están recorriendo esos rincones, especialmente de noche, parando carros y motos sospechosas para identificar a los ocupantes y preguntarles qué andan tramando. Dicen que así, aunque no puedan predecir el futuro, pueden cortarles los caminos a los maleantes.
El caso más reciente, pues… ¡uff! Una noche, a eso de las nueve y veinte de la noche en La Angelina, dos muchachos llegaron al lugar acordado para ver un carro y se toparon con la cruda realidad: era todo un embuste. Cuando intentaron defenderse, uno de ellos recibió un balazo en la rodilla y tuvieron que llevarlo corriendo al hospital. Además, los rateros se llevaron casi tres y medio millones de colones en efectivo. ¡Una barbaridad, diay!
Así que, compas, mi consejo es simple: si ven un carro demasiado bueno para ser verdad, ¡corran!. No se dejen llevar por la codicia, activen todos sus sentidos, revisen la documentación, consulten con un mecánico de confianza y, sobre todo, eviten pagar en efectivo. Hoy en día hay mil maneras de hacer transferencias seguras. Ahora dime, ¿crees que deberíamos ponerle más presión a las autoridades para que redoblen la vigilancia y atrapen a estos farsantes antes de que hagan daño a más gente?