¡Ay, Dios mío! Ya estamos pagando los platos rotos con estas lluvias que nos ha mandao’ el clima. Parece que el Niño decidió echarnos toda la furia encima y eso, además de mojar hasta los huesos, le pone a prueba a cualquier carro. Aquí en Costa Rica sabemos que la carretera puede convertirse en un río rapidísimo si no hay cuidado, así que agárrate que te doy unos consejazos pa’ que tu máquina siga rodando y no te vayas al traste buscando remolque.
Según los meteros, esto va para largo. No es como aquella vez que llovió dos días y ya estábamos todos quejándonos. Esta vez pinta diferente, más intenso, más persistente. Por eso, desde Autopits nos recomiendan echarle ojo al carro con más frecuencia de lo normal. No es cuestión de ir a meterle el dedo donde no debe, sino hacer unas revisones básicas que pueden salvarte de un buen golpe en el bolsillo...y en la seguridad, claro.
Hugo Martínez, el gerente regional de Autopits, me comentaba que la mayoría de problemas que ven en estos meses tienen que ver con la falta de mantenimiento preventivo. “La gente piensa que porque el carro está nuevo, no necesita nada, pero ni hablar, mae. Hasta el carro más moderno se resiente con tanta agua. Un neumatico en malas condiciones, los frenos flojos… son recetas para el desastre”. En fin, más vale prevenir que lamentar, ¿verdad?
Hablemos de llantas, que es lo primero que debería preocuparte. Un neumático desgastado, especialmente en esta época, es como caminar descalzo sobre vidrio. Pierdes agarre, tardas más en frenar y si te toca pasar por un charco grande, ¡qué torata! El agua entra entre la banda de rodadura y ahí se acabó la adherencia. Asegúrate de tener el dibujo correcto y la presión recomendada por el fabricante. Y no me vengas con cuentos, mándale un vistazo cada semana, por favor.
Luego, los frenos. Imagínate estar pisando el pedal a fondo y sentir que el carro no frena, ¡qué despiche! Unos frenos en mal estado son peligrosos siempre, pero en lluvia son aún más críticos. Escucha si hacen ruidos extraños, lleva el carro a revisar si sientes que tarda mucho en detenerse. Lo mismo aplica para las luces; que brillen, que destaquen, que te vean venir. Ni que decir que los faros están para iluminar y las luces traseras para advertir, no para adornar.
Y no olvidemos el parabrisas y las escobillas. Si no ves bien, no vas a llegar a ningún lado, y vaya que nos gusta llegar a algún lado en este brete diario. Un buen líquido limpiador y unas escobillas decentes son esenciales. Además, revisa que el aire acondicionado esté funcionando bien para poder desempañar el vidrio si se te empieza a empañar. Que no te quedes ciego en medio de la carretera, ¡por favor!
Martínez también recalca la importancia de tener precaución al circular por zonas con acumulación de agua. “Si ves un charco grande, reduce la velocidad. Intenta pasar por el centro, donde suele haber menos profundidad. Y si el agua está muy alta, busca otra vía o espera a que baje el nivel. No te arriesgues a meterte en terrenos desconocidos”. Porque al final del día, lo más importante es llegar a casa sano y salvo, ¿no?
Así que ya sabes, mae, prepárate para enfrentar estas lluvias con inteligencia y responsabilidad. Echaándole ojo al carro, conduciendo con precaución y compartiendo estos consejos con tus amigos y familiares. Ahora dime, ¿cuál ha sido tu peor experiencia conduciendo bajo la lluvia y qué aprendiste de ella?
Según los meteros, esto va para largo. No es como aquella vez que llovió dos días y ya estábamos todos quejándonos. Esta vez pinta diferente, más intenso, más persistente. Por eso, desde Autopits nos recomiendan echarle ojo al carro con más frecuencia de lo normal. No es cuestión de ir a meterle el dedo donde no debe, sino hacer unas revisones básicas que pueden salvarte de un buen golpe en el bolsillo...y en la seguridad, claro.
Hugo Martínez, el gerente regional de Autopits, me comentaba que la mayoría de problemas que ven en estos meses tienen que ver con la falta de mantenimiento preventivo. “La gente piensa que porque el carro está nuevo, no necesita nada, pero ni hablar, mae. Hasta el carro más moderno se resiente con tanta agua. Un neumatico en malas condiciones, los frenos flojos… son recetas para el desastre”. En fin, más vale prevenir que lamentar, ¿verdad?
Hablemos de llantas, que es lo primero que debería preocuparte. Un neumático desgastado, especialmente en esta época, es como caminar descalzo sobre vidrio. Pierdes agarre, tardas más en frenar y si te toca pasar por un charco grande, ¡qué torata! El agua entra entre la banda de rodadura y ahí se acabó la adherencia. Asegúrate de tener el dibujo correcto y la presión recomendada por el fabricante. Y no me vengas con cuentos, mándale un vistazo cada semana, por favor.
Luego, los frenos. Imagínate estar pisando el pedal a fondo y sentir que el carro no frena, ¡qué despiche! Unos frenos en mal estado son peligrosos siempre, pero en lluvia son aún más críticos. Escucha si hacen ruidos extraños, lleva el carro a revisar si sientes que tarda mucho en detenerse. Lo mismo aplica para las luces; que brillen, que destaquen, que te vean venir. Ni que decir que los faros están para iluminar y las luces traseras para advertir, no para adornar.
Y no olvidemos el parabrisas y las escobillas. Si no ves bien, no vas a llegar a ningún lado, y vaya que nos gusta llegar a algún lado en este brete diario. Un buen líquido limpiador y unas escobillas decentes son esenciales. Además, revisa que el aire acondicionado esté funcionando bien para poder desempañar el vidrio si se te empieza a empañar. Que no te quedes ciego en medio de la carretera, ¡por favor!
Martínez también recalca la importancia de tener precaución al circular por zonas con acumulación de agua. “Si ves un charco grande, reduce la velocidad. Intenta pasar por el centro, donde suele haber menos profundidad. Y si el agua está muy alta, busca otra vía o espera a que baje el nivel. No te arriesgues a meterte en terrenos desconocidos”. Porque al final del día, lo más importante es llegar a casa sano y salvo, ¿no?
Así que ya sabes, mae, prepárate para enfrentar estas lluvias con inteligencia y responsabilidad. Echaándole ojo al carro, conduciendo con precaución y compartiendo estos consejos con tus amigos y familiares. Ahora dime, ¿cuál ha sido tu peor experiencia conduciendo bajo la lluvia y qué aprendiste de ella?