¡Ay, qué pena, fiu! La noticia sacudió a medio Alajuela ayer por la tarde. Se fue doña Carlina, la doctora María Carlina Cruz Pérez, conocida cariñosamente como ‘Carli’ por todos los que tuvimos la suerte de pasar por el Ebais. Una vareta de doctora, diay, y ahora toca despedirla.
Doña Carlina llevaba más de treinta años sirviendo a la comunidad de Alajuela Central, siempre presente en las mamaras, en los partos, guiando a las futuras mamás con paciencia y sabiduría. Era una figura clave en el Ebais, reconocida por todos sus colegas y, sobre todo, por las miles de mujeres que confiaron en ella durante sus embarazos y partos. El Área de Salud lamentó profundamente su muerte, emitiendo un comunicado donde expresan su pesar y agradecimiento por su dedicación. Qué lata, perder una pieza tan importante del equipo.
Pero más allá de los comunicados oficiales, lo que realmente importa son las historias que cuenta la gente. En las redes sociales se multiplicaron los mensajes de agradecimiento y cariño hacia Doña Carlina. Mamás recordando sus consejos, sus ánimos, la seguridad que les daba tenerla cerca durante esos meses de espera. Recuerdo haber visto una publicación de una señora contando que Doña Carlina la ayudó a superar una depresión postparto. Eso sí es estar ahí para la gente, mae.
“Tenía tantas ganas de volverla a ver…” rezaba una publicación. Otras contaban cómo Doña Carlina, además de doctora, era consejera, amiga, confidente. Dicen que siempre tenía tiempo para escuchar, para dar un abrazo, para ofrecer un consejo sincero. Muchos recuerdan con nostalgia como la doctora los recibía con un chocolate caliente, sabiendo que a muchos les gustaba. ¡Imagínate!, se acordaba de los gustitos de cada una. Un verdadero tesoro, diay.
Uno de los recuerdos más recurrentes es la calidez con la que trataba a cada paciente. Nada de tecnicismos ni impersonalidades. Te miraba a los ojos, te escuchaba atentamente y te hacía sentir parte de una familia. Era pura humildad, un ejemplo de cómo se puede ejercer una profesión con vocación y amor. Algunos comentaron entre lágrimas que gracias a ella pudieron vivir experiencias únicas, enfrentar miedos y disfrutar de la maternidad con alegría.
Con el paso de las horas, las publicaciones seguían llegando, cada una sumándose a un mosaico de aprecio y reconocimiento. Incluso algunos compañeros de trabajo compartieron anécdotas divertidas sobre Doña Carlina, mostrando un lado más desenfadado de esta mujer que siempre mantuvo una sonrisa en el rostro. Un chunche de maestra, sempre brindando su apoyo incondicional.
Su partida deja un vacío enorme en el Ebais y en toda la comunidad alajuelense. Muchos se preguntan quién podrá llenar sus zapatos, quién tendrá la misma capacidad de conectar con las pacientes y brindarles el cuidado integral que Doña Carlina les ofreció durante tantos años. Será difícil encontrar a alguien igual a ella, eso seguro. La noticia llegó como un balde de agua fría, dejando consternación y tristeza en el corazón de muchos.
Ahora, mientras la comunidad se prepara para darle el último adiós a Doña Carlina, queda la pregunta en el aire: ¿Cómo podemos honrar su legado y mantener vivo su espíritu de servicio a las madres y a las familias de Alajuela? ¿Qué medidas se tomarán en el Ebais para seguir brindando la atención personalizada y humana que Doña Carlina caracterizó?
Doña Carlina llevaba más de treinta años sirviendo a la comunidad de Alajuela Central, siempre presente en las mamaras, en los partos, guiando a las futuras mamás con paciencia y sabiduría. Era una figura clave en el Ebais, reconocida por todos sus colegas y, sobre todo, por las miles de mujeres que confiaron en ella durante sus embarazos y partos. El Área de Salud lamentó profundamente su muerte, emitiendo un comunicado donde expresan su pesar y agradecimiento por su dedicación. Qué lata, perder una pieza tan importante del equipo.
Pero más allá de los comunicados oficiales, lo que realmente importa son las historias que cuenta la gente. En las redes sociales se multiplicaron los mensajes de agradecimiento y cariño hacia Doña Carlina. Mamás recordando sus consejos, sus ánimos, la seguridad que les daba tenerla cerca durante esos meses de espera. Recuerdo haber visto una publicación de una señora contando que Doña Carlina la ayudó a superar una depresión postparto. Eso sí es estar ahí para la gente, mae.
“Tenía tantas ganas de volverla a ver…” rezaba una publicación. Otras contaban cómo Doña Carlina, además de doctora, era consejera, amiga, confidente. Dicen que siempre tenía tiempo para escuchar, para dar un abrazo, para ofrecer un consejo sincero. Muchos recuerdan con nostalgia como la doctora los recibía con un chocolate caliente, sabiendo que a muchos les gustaba. ¡Imagínate!, se acordaba de los gustitos de cada una. Un verdadero tesoro, diay.
Uno de los recuerdos más recurrentes es la calidez con la que trataba a cada paciente. Nada de tecnicismos ni impersonalidades. Te miraba a los ojos, te escuchaba atentamente y te hacía sentir parte de una familia. Era pura humildad, un ejemplo de cómo se puede ejercer una profesión con vocación y amor. Algunos comentaron entre lágrimas que gracias a ella pudieron vivir experiencias únicas, enfrentar miedos y disfrutar de la maternidad con alegría.
Con el paso de las horas, las publicaciones seguían llegando, cada una sumándose a un mosaico de aprecio y reconocimiento. Incluso algunos compañeros de trabajo compartieron anécdotas divertidas sobre Doña Carlina, mostrando un lado más desenfadado de esta mujer que siempre mantuvo una sonrisa en el rostro. Un chunche de maestra, sempre brindando su apoyo incondicional.
Su partida deja un vacío enorme en el Ebais y en toda la comunidad alajuelense. Muchos se preguntan quién podrá llenar sus zapatos, quién tendrá la misma capacidad de conectar con las pacientes y brindarles el cuidado integral que Doña Carlina les ofreció durante tantos años. Será difícil encontrar a alguien igual a ella, eso seguro. La noticia llegó como un balde de agua fría, dejando consternación y tristeza en el corazón de muchos.
Ahora, mientras la comunidad se prepara para darle el último adiós a Doña Carlina, queda la pregunta en el aire: ¿Cómo podemos honrar su legado y mantener vivo su espíritu de servicio a las madres y a las familias de Alajuela? ¿Qué medidas se tomarán en el Ebais para seguir brindando la atención personalizada y humana que Doña Carlina caracterizó?