¡Ay, Dios mío! Qué bronca me da ver cómo andamos los tigres, diay. Entre puras controversias y meteduras de pata, el Gobierno de Rodrigo Chaves sigue dando que hablar. Pero ahora salió la diputada Luz Mary Alpízar a soltarle una verdá’ bien dura, y la verdad es que tocó en fibra sensible. Según ella, el peor fallo de Chaves fue andar creyendo que el Estado se maneja como si fuera una empresa privada. ¡Pura torta!
Y pa' entenderla bien, hay que recordar que nuestro país siempre ha tenido sus peculiaridades. No es que no nos guste la eficiencia, ¡claro que sí!, pero esperamos que también haya transparencia, participación ciudadana y un poquito de cariño hacia el pueblo. Lo de Chaves, hasta ahora, ha sido más bien un atropello, con decisiones tomadas a mordidas y sin consultar con nadie. Como si estuviéramos jugando al parchís y él fuera el único con carros.
Alpízar no se anda con rodeos. Directamente dice que el manejo empresarial que intenta imponer Chaves va en contra de la esencia del Estado, que es servir al bienestar común. Explica que el Estado tiene responsabilidades sociales que van más allá de obtener ganancias, y que eso implica atender las necesidades de los más vulnerables, garantizar derechos fundamentales y promover el desarrollo sostenible. ¿Cómo vamos a querer que el Hospital San Juan de Dios funcione como McDonald’s, mae?
Ahora, claro, los fanáticos de Chaves salieron a defenderlo con uñas y dientes. Dicen que es un hombre visionario, que está sacudiendo el sistema y trayendo cosas nuevas. Pero la realidad es que muchos de esos cambios han generado más problemas que soluciones. Pura refriega, diay. Desde los aumentos de impuestos hasta los constantes conflictos con los sindicatos, parece que Chaves no aprende la lección: gobernar un país no es lo mismo que dirigir una franquicia.
Lo que más preocupa es la falta de diálogo. Chaves parece vivir en otra galaxia, aislado de la realidad del pueblo. No escucha críticas, no acepta consejos y cree que sabe más que todos. Eso es peligroso, porque lleva al autoritarismo y a la toma de decisiones equivocadas. ¡Qué carga! Se le está yendo la pinza, sin duda alguna.
Y ojo, que esto no es un ataque personal a Chaves. Es una crítica constructiva a su estilo de gobierno. Todos queremos que Costa Rica avance, que tengamos mejores oportunidades y una vida digna. Pero para lograrlo necesitamos líderes que escuchen al pueblo, que dialoguen con otros sectores y que tengan visión de futuro. Que no anden pensando solo en su propia popularidad o en ganar réditos políticos.
Pero bueno, no todo está perdido. Todavía queda tiempo para corregir el rumbo. Chaves puede aprender de sus errores, puede abrirse a otras perspectivas y puede empezar a construir un país donde todos podamos sentirnos orgullosos de ser costarricenses. Necesitamos un cambio de actitud, una dosis de humildad y mucha, mucha voluntad política. Sino, este brete se nos va a ir al traste, y ahí sí tendremos todos un problema gordo.
En fin, qué vaina, ¿verdad? Un presidente que piensa que el Estado es una empresa... ¡Qué nivel de ingenuidad! Esto nos demuestra que todavía tenemos mucho camino por recorrer para alcanzar la madurez democrática. Entonces, digo yo, ¿creen ustedes que es posible que Chaves cambie su enfoque y empiece a escuchar realmente a la gente, o ya estamos viendo el principio del fin de su gestión?
Y pa' entenderla bien, hay que recordar que nuestro país siempre ha tenido sus peculiaridades. No es que no nos guste la eficiencia, ¡claro que sí!, pero esperamos que también haya transparencia, participación ciudadana y un poquito de cariño hacia el pueblo. Lo de Chaves, hasta ahora, ha sido más bien un atropello, con decisiones tomadas a mordidas y sin consultar con nadie. Como si estuviéramos jugando al parchís y él fuera el único con carros.
Alpízar no se anda con rodeos. Directamente dice que el manejo empresarial que intenta imponer Chaves va en contra de la esencia del Estado, que es servir al bienestar común. Explica que el Estado tiene responsabilidades sociales que van más allá de obtener ganancias, y que eso implica atender las necesidades de los más vulnerables, garantizar derechos fundamentales y promover el desarrollo sostenible. ¿Cómo vamos a querer que el Hospital San Juan de Dios funcione como McDonald’s, mae?
Ahora, claro, los fanáticos de Chaves salieron a defenderlo con uñas y dientes. Dicen que es un hombre visionario, que está sacudiendo el sistema y trayendo cosas nuevas. Pero la realidad es que muchos de esos cambios han generado más problemas que soluciones. Pura refriega, diay. Desde los aumentos de impuestos hasta los constantes conflictos con los sindicatos, parece que Chaves no aprende la lección: gobernar un país no es lo mismo que dirigir una franquicia.
Lo que más preocupa es la falta de diálogo. Chaves parece vivir en otra galaxia, aislado de la realidad del pueblo. No escucha críticas, no acepta consejos y cree que sabe más que todos. Eso es peligroso, porque lleva al autoritarismo y a la toma de decisiones equivocadas. ¡Qué carga! Se le está yendo la pinza, sin duda alguna.
Y ojo, que esto no es un ataque personal a Chaves. Es una crítica constructiva a su estilo de gobierno. Todos queremos que Costa Rica avance, que tengamos mejores oportunidades y una vida digna. Pero para lograrlo necesitamos líderes que escuchen al pueblo, que dialoguen con otros sectores y que tengan visión de futuro. Que no anden pensando solo en su propia popularidad o en ganar réditos políticos.
Pero bueno, no todo está perdido. Todavía queda tiempo para corregir el rumbo. Chaves puede aprender de sus errores, puede abrirse a otras perspectivas y puede empezar a construir un país donde todos podamos sentirnos orgullosos de ser costarricenses. Necesitamos un cambio de actitud, una dosis de humildad y mucha, mucha voluntad política. Sino, este brete se nos va a ir al traste, y ahí sí tendremos todos un problema gordo.
En fin, qué vaina, ¿verdad? Un presidente que piensa que el Estado es una empresa... ¡Qué nivel de ingenuidad! Esto nos demuestra que todavía tenemos mucho camino por recorrer para alcanzar la madurez democrática. Entonces, digo yo, ¿creen ustedes que es posible que Chaves cambie su enfoque y empiece a escuchar realmente a la gente, o ya estamos viendo el principio del fin de su gestión?
