¡Ay, Dios mío! Qué bronca la que se armó en el Congreso esta semana. Resulta que la diputada Vanessa Castro, presidenta interina, echó fuego al denunciar a la mismísima Pilar Cisneros, jefa del oficialismo, por haberle gritado unas palabritas poco amables durante la sesión del Plenario. Parece que el ambiente político ya estaba caldeado, y esto prendió la mecha.
Según cuenta la jugada, todo empezó porque Castro le negó la palabra a Cisneros para continuar con unos temas de la agenda legislativa. Y ahí, presuntamente, Cisneros soltó la frase que encendió las alarmas: “En esta vida todo se paga”. Bueno, imagínate, dentro del ambiente tenso del Congreso, eso sonó como una advertencia directa. Las redes explotaron inmediatamente, obviamente. La gente siempre lista para opinar sobre lo que pasa en el país.
Castro, visiblemente molesta, no tardó en alzar la voz y reclamar respeto. Dijo que había intentado ser objetiva en sus decisiones sobre el uso de la palabra, pero que la actitud de Cisneros era inaceptable. “Me parece que en razón del orden que como en este momento de presidencia en ejercicio estoy realizando, le solicitaría que ese tipo de manifestaciones no se hagan”, sentenció, tratando de mantener la calma en medio del revuelo.
Pero la cosa no terminó ahí. Cisneros contraatacó, acusando a Castro de tener “oídos biónicos” para escuchar lo que ella decía, pero ignorando supuestamente otras cosas que se decían desde su bancada. “Así como usted tiene oído biónico para escuchar lo que yo digo. Lamento mucho que no tenga oídos biónicos para escuchar las groserías que nos dan de este lado. Su deber como presidente de este Congreso es poner orden y a usted no le interesa”, lanzó, aumentando aún más la tensión en el hemiciclo. ¡Qué cargón!
La congresista Rocío Alfaro, del Frente Amplio, no dudó ni un segundo en afirmar que las declaraciones de Cisneros constituían una clara amenaza. Incluso propuso investigar el caso una vez que se reanuden las sesiones en enero, para evitar que estas situaciones se repitan. Ahora, mira tú, convertir el Congreso en telenovela... no es precisamente lo que necesitamos, ¿verdad?
Para colmo, a todo esto, el Gobierno desconvocó 52 proyectos de ley de la agenda legislativa, lo cual provocó la furia de varios diputados. Lo tildaron de irresponsable, de estar improvisando y de utilizar esta medida como una cortina de humo para diluir los debates. Varios legisladores comentaron que esto demuestra una falta de seriedad por parte del Poder Ejecutivo y una nula voluntad de trabajar en beneficio del país. ¡Un mamarracho generalizado, vamos!
Y claro, con tanta controversia política y proyectos paralizados, la Asamblea Legislativa cerró sus puertas hasta el próximo año, dejando muchas interrogantes sobre el futuro de la legislación nacional. Este jueves fue la última sesión del año, y ahora toca esperar hasta el 12 de enero para ver qué trae consigo el nuevo año legislativo. Esperemos que venga con más diálogo y menos gritos, aunque conociendo la política… ahí sí que estamos salados.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Cómo crees que debería actuar la Junta Directiva del Congreso ante estas acusaciones? ¿Deberían abrir una investigación formal o simplemente dejar pasar el incidente como una reacción espontánea en medio de un debate acalorado? ¡Déjanos tus comentarios!
Según cuenta la jugada, todo empezó porque Castro le negó la palabra a Cisneros para continuar con unos temas de la agenda legislativa. Y ahí, presuntamente, Cisneros soltó la frase que encendió las alarmas: “En esta vida todo se paga”. Bueno, imagínate, dentro del ambiente tenso del Congreso, eso sonó como una advertencia directa. Las redes explotaron inmediatamente, obviamente. La gente siempre lista para opinar sobre lo que pasa en el país.
Castro, visiblemente molesta, no tardó en alzar la voz y reclamar respeto. Dijo que había intentado ser objetiva en sus decisiones sobre el uso de la palabra, pero que la actitud de Cisneros era inaceptable. “Me parece que en razón del orden que como en este momento de presidencia en ejercicio estoy realizando, le solicitaría que ese tipo de manifestaciones no se hagan”, sentenció, tratando de mantener la calma en medio del revuelo.
Pero la cosa no terminó ahí. Cisneros contraatacó, acusando a Castro de tener “oídos biónicos” para escuchar lo que ella decía, pero ignorando supuestamente otras cosas que se decían desde su bancada. “Así como usted tiene oído biónico para escuchar lo que yo digo. Lamento mucho que no tenga oídos biónicos para escuchar las groserías que nos dan de este lado. Su deber como presidente de este Congreso es poner orden y a usted no le interesa”, lanzó, aumentando aún más la tensión en el hemiciclo. ¡Qué cargón!
La congresista Rocío Alfaro, del Frente Amplio, no dudó ni un segundo en afirmar que las declaraciones de Cisneros constituían una clara amenaza. Incluso propuso investigar el caso una vez que se reanuden las sesiones en enero, para evitar que estas situaciones se repitan. Ahora, mira tú, convertir el Congreso en telenovela... no es precisamente lo que necesitamos, ¿verdad?
Para colmo, a todo esto, el Gobierno desconvocó 52 proyectos de ley de la agenda legislativa, lo cual provocó la furia de varios diputados. Lo tildaron de irresponsable, de estar improvisando y de utilizar esta medida como una cortina de humo para diluir los debates. Varios legisladores comentaron que esto demuestra una falta de seriedad por parte del Poder Ejecutivo y una nula voluntad de trabajar en beneficio del país. ¡Un mamarracho generalizado, vamos!
Y claro, con tanta controversia política y proyectos paralizados, la Asamblea Legislativa cerró sus puertas hasta el próximo año, dejando muchas interrogantes sobre el futuro de la legislación nacional. Este jueves fue la última sesión del año, y ahora toca esperar hasta el 12 de enero para ver qué trae consigo el nuevo año legislativo. Esperemos que venga con más diálogo y menos gritos, aunque conociendo la política… ahí sí que estamos salados.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Cómo crees que debería actuar la Junta Directiva del Congreso ante estas acusaciones? ¿Deberían abrir una investigación formal o simplemente dejar pasar el incidente como una reacción espontánea en medio de un debate acalorado? ¡Déjanos tus comentarios!
