¡Ay, Dios mío, qué bronca nos cayó encima! Resulta que la receta digital para los antibióticos, que iba con toda la intención de ponerle candado al uso indiscriminado de esos jueguitos, ahora anda más revuelta que gallina ciega. Desde el ocho de noviembre ya era ley, pero parece que algunos todavía andan buscando cómo echarle piedra, y eso le está haciendo mucho daño a la gente.
La idea original, pa' que nadie se haga ilusiones, era buena: controlar la venta de antibióticos, evitar que cualquier mae se compre uno sin consultar al médico, y así frenar la resistencia antimicrobiana, que ya es un problema serio a nivel mundial. Piensa que si sigues usándolos a diestra y siniestra, los bichos van a hacerse fuertes y los antibióticos dejarán de funcionar, ¡y ahí sí estamos todos bien feos!
Pero acá viene la cucharada de ajo. El Colegio de Médicos, justito cuando las cosas empezaban a acomodarse, decidió meter una acción ante la Sala Constitucional. ¡Imagínate la sorpresa!, como si fuera un juego sacarle piedras al zapato al Gobierno. Según ellos, el decreto tiene algunas cositas turbias, pero yo digo que más bien estaban buscando llamar la atención, sin pensar en el daño colateral que podían causar a los pacientes.
Y vaya que causaron daño. Ahora, en lugar de tener un proceso claro y organizado para obtener los antibióticos necesarios, la gente anda más confundida que papalón en calcetines. Algunos farmacéuticos, aprovechándose del lío, se niegan a dispensar los medicamentos sin la receta digital, aunque tengan otras pruebas, generando largas filas y frustraciones. ¡Qué despache!
El Ministerio de Salud salió a aclarar que la receta digital sigue vigente y que cualquier información en contrario es pura mentira. Insisten en que es obligación de los médicos seguir emitiéndola y de las farmacias, exigirla. Pero bueno, ya la semilla de la duda está sembrada, y quitarla va a ser más difícil que subir aceite empinado.
Lo que más me molesta de todo esto es que los que terminan pagando las cuentas somos nosotros, los pacientes. Nos vemos obligados a lidiar con la burocracia, con la incertidumbre, y con la posibilidad de no recibir el tratamiento que necesitamos a tiempo. ¡Qué torta la que nos están mandando!
Entiendo que siempre hay temas grises, que las leyes necesitan ajustes y que es importante defender los derechos de todos. Pero esto, señores, parece más un ataque gratuito que una defensa legítima. Parece que algunos prefieren jugar con la salud de la población para quedar bien con sus pares, ¡y eso no tiene nombre!
Ahora bien, dígame usted… ¿Cree que el Colegio de Médicos debió buscar otra vía para expresar sus inquietudes, o tenía razón en cuestionar la implementación de la receta digital? ¿Estamos exagerando con estas medidas de control o son necesarias para salvar nuestras vidas a largo plazo? ¡Dejen sus opiniones en el foro!
La idea original, pa' que nadie se haga ilusiones, era buena: controlar la venta de antibióticos, evitar que cualquier mae se compre uno sin consultar al médico, y así frenar la resistencia antimicrobiana, que ya es un problema serio a nivel mundial. Piensa que si sigues usándolos a diestra y siniestra, los bichos van a hacerse fuertes y los antibióticos dejarán de funcionar, ¡y ahí sí estamos todos bien feos!
Pero acá viene la cucharada de ajo. El Colegio de Médicos, justito cuando las cosas empezaban a acomodarse, decidió meter una acción ante la Sala Constitucional. ¡Imagínate la sorpresa!, como si fuera un juego sacarle piedras al zapato al Gobierno. Según ellos, el decreto tiene algunas cositas turbias, pero yo digo que más bien estaban buscando llamar la atención, sin pensar en el daño colateral que podían causar a los pacientes.
Y vaya que causaron daño. Ahora, en lugar de tener un proceso claro y organizado para obtener los antibióticos necesarios, la gente anda más confundida que papalón en calcetines. Algunos farmacéuticos, aprovechándose del lío, se niegan a dispensar los medicamentos sin la receta digital, aunque tengan otras pruebas, generando largas filas y frustraciones. ¡Qué despache!
El Ministerio de Salud salió a aclarar que la receta digital sigue vigente y que cualquier información en contrario es pura mentira. Insisten en que es obligación de los médicos seguir emitiéndola y de las farmacias, exigirla. Pero bueno, ya la semilla de la duda está sembrada, y quitarla va a ser más difícil que subir aceite empinado.
Lo que más me molesta de todo esto es que los que terminan pagando las cuentas somos nosotros, los pacientes. Nos vemos obligados a lidiar con la burocracia, con la incertidumbre, y con la posibilidad de no recibir el tratamiento que necesitamos a tiempo. ¡Qué torta la que nos están mandando!
Entiendo que siempre hay temas grises, que las leyes necesitan ajustes y que es importante defender los derechos de todos. Pero esto, señores, parece más un ataque gratuito que una defensa legítima. Parece que algunos prefieren jugar con la salud de la población para quedar bien con sus pares, ¡y eso no tiene nombre!
Ahora bien, dígame usted… ¿Cree que el Colegio de Médicos debió buscar otra vía para expresar sus inquietudes, o tenía razón en cuestionar la implementación de la receta digital? ¿Estamos exagerando con estas medidas de control o son necesarias para salvar nuestras vidas a largo plazo? ¡Dejen sus opiniones en el foro!