¡Ay, Dios mío! El PNUD y Sinirube soltaron el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal 2025, y vaya si nos da de qué hablar. Parece que seguimos teniendo la misma bronca de siempre: algunos cantones viviendo la vida 'mi amor' mientras otros todavía batallan para llegar a fin de mes. No es que nadie esperaba milagros, pero la diferencia sigue siendo abismal, ¡qué torta!
Para los que no estén al día, este Atlas es como un radiografiado completo del país. Mira cómo estamos en temas como desarrollo humano, pobreza (y no solo la de antes, sino una que analiza bien hondo cómo afecta a la gente), igualdad de género, hasta cómo andamos en seguridad ciudadana y qué tan bien administran la plata nuestras municipalidades. Básicamente, pone lupa en dónde estamos parados y, sobre todo, dónde necesitamos darle un empujón.
Y ojo, que no se trata solo de mirar números promedio, porque eso a veces es engañoso. El Atlas tiene una adaptación especial que se llama ‘desigualdad’, y ahí entra en juego cómo factores como la salud, la educación y los ingresos impactan REALMENTE a la gente. No es lo mismo tener un ingreso alto si gran parte de tu familia no tiene acceso a buen cuidado médico o si tus hijos no pueden estudiar decentemente. Esto realmente te abre los ojos, chunche.
Lo que se desprende es que el desarrollo va a ritmos distintos, como ya sabíamos. Y la ubicación geográfica juega un papel importantísimo. Cuanto más lejos estés del centro del país, más posibilidades hay de estar rezagado. “La desigualdad territorial es persistente,” dice el reporte, y es la pura verdad. Esa brecha con la GAM sigue siendo un dolor de cabeza, y parece que no vamos a resolverla de la noche a la mañana.
Pero no todo es tristeza, diay. Hay algunas buenas noticias. En temas de educación y salud hemos avanzado un poquito, aunque todavía queda muchísimo por hacer. El verdadero problema es que la participación laboral femenina sigue baja. Si las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres para trabajar y ganar dinero, estamos limitando nuestro potencial como país, ¿me explico? Es como andar con un pie atrás, brete.
Y para sorpresa de muchos, el Atlas también encontró una conexión interesante entre el desarrollo cantonal y la delincuencia. Resulta que, entre 2020 y 2023, casi el 70% de los cantones vieron bajar los índices de seguridad. Pero, atención, esto no significa que más patrullas signifiquen automáticamente más progreso. Según el estudio, los cantones con más bienestar social tienden a tener menos crímenes contra las personas. ¡Un dato para reflexionar, mae!
Entonces, ¿para qué sirve todo este montón de información? Pues, para entender mejor cómo vivimos la desigualdad en cada rincón del país. Como dice Lisseth Rodríguez, directora de Sinirube, “combinar evidencia territorial y social nos permite ver más allá de los promedios.” Es decir, dejar de ver solo las cifras globales y empezar a entender cómo la realidad golpea diferente a cada persona. Esto debería servir para tomar mejores decisiones y crear políticas públicas que realmente ayuden a quienes más lo necesitan, ¡a toda madre!
Sandra Sosa Cárcamo, del PNUD, resumió muy bien la idea: el Atlas es una invitación a conocer el país desde las personas y los territorios donde viven. Ahora viene la parte difícil: usar todos estos datos para construir soluciones concretas. Pero, díganme ustedes: ¿cree que nuestros políticos y autoridades realmente van a tomar en serio este informe y cambiar las cosas, o simplemente será otro documento que terminará guardado en un cajón?
Para los que no estén al día, este Atlas es como un radiografiado completo del país. Mira cómo estamos en temas como desarrollo humano, pobreza (y no solo la de antes, sino una que analiza bien hondo cómo afecta a la gente), igualdad de género, hasta cómo andamos en seguridad ciudadana y qué tan bien administran la plata nuestras municipalidades. Básicamente, pone lupa en dónde estamos parados y, sobre todo, dónde necesitamos darle un empujón.
Y ojo, que no se trata solo de mirar números promedio, porque eso a veces es engañoso. El Atlas tiene una adaptación especial que se llama ‘desigualdad’, y ahí entra en juego cómo factores como la salud, la educación y los ingresos impactan REALMENTE a la gente. No es lo mismo tener un ingreso alto si gran parte de tu familia no tiene acceso a buen cuidado médico o si tus hijos no pueden estudiar decentemente. Esto realmente te abre los ojos, chunche.
Lo que se desprende es que el desarrollo va a ritmos distintos, como ya sabíamos. Y la ubicación geográfica juega un papel importantísimo. Cuanto más lejos estés del centro del país, más posibilidades hay de estar rezagado. “La desigualdad territorial es persistente,” dice el reporte, y es la pura verdad. Esa brecha con la GAM sigue siendo un dolor de cabeza, y parece que no vamos a resolverla de la noche a la mañana.
Pero no todo es tristeza, diay. Hay algunas buenas noticias. En temas de educación y salud hemos avanzado un poquito, aunque todavía queda muchísimo por hacer. El verdadero problema es que la participación laboral femenina sigue baja. Si las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres para trabajar y ganar dinero, estamos limitando nuestro potencial como país, ¿me explico? Es como andar con un pie atrás, brete.
Y para sorpresa de muchos, el Atlas también encontró una conexión interesante entre el desarrollo cantonal y la delincuencia. Resulta que, entre 2020 y 2023, casi el 70% de los cantones vieron bajar los índices de seguridad. Pero, atención, esto no significa que más patrullas signifiquen automáticamente más progreso. Según el estudio, los cantones con más bienestar social tienden a tener menos crímenes contra las personas. ¡Un dato para reflexionar, mae!
Entonces, ¿para qué sirve todo este montón de información? Pues, para entender mejor cómo vivimos la desigualdad en cada rincón del país. Como dice Lisseth Rodríguez, directora de Sinirube, “combinar evidencia territorial y social nos permite ver más allá de los promedios.” Es decir, dejar de ver solo las cifras globales y empezar a entender cómo la realidad golpea diferente a cada persona. Esto debería servir para tomar mejores decisiones y crear políticas públicas que realmente ayuden a quienes más lo necesitan, ¡a toda madre!
Sandra Sosa Cárcamo, del PNUD, resumió muy bien la idea: el Atlas es una invitación a conocer el país desde las personas y los territorios donde viven. Ahora viene la parte difícil: usar todos estos datos para construir soluciones concretas. Pero, díganme ustedes: ¿cree que nuestros políticos y autoridades realmente van a tomar en serio este informe y cambiar las cosas, o simplemente será otro documento que terminará guardado en un cajón?
