¡Qué lata!, resulta que los peajes de la Ruta 27, esa que usamos pa’ irnos a la Central Pacífica, van a subir a partir del primero de enero. Sí, justo cuando estamos pensando en ahorrarnos pa' las fiestas… Pero bueno, así es la vida, ¿no?
Según nos dicen desde la concesionaria Ruta 27 –antes conocida como Globalvía, ya saben cómo cambian los nombres–, las causas principales de estos aumentos son el tipo de cambio del dólar y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos. En otras palabras, la economía global nos está pegando duro, y eso se siente directo en el bolsillo.
Estos aumentos no son pa’ bromear. Pa’ los carros livianos, el incremento será de ¢10 en los peajes de troncales –Escazú, San Rafael, Atenas y Pozón–, mientras que en los ramales habrá cambios menores. Pero ojo, porque pa’ los vehículos pesados, la cosa se pone más seria, con aumentos que pueden llegar hasta los ¢60.
Para hacernos una idea más clara, si hablamos de motos, vehículos livianos y carga liviana con máximo cuatro llantas, entramos en la Clase 1. Ahí, el ajuste es mínimo, casi imperceptible. Ya cuando llegamos a microbuses, buses y busetas con más de nueve pasajeros, entramos en la Clase 2, y ahí sí empiezan a notarse los cambios.
Luego tenemos las Clases 3, 4 y 5, destinadas a los camiones pesados, dependiendo del número de ejes. Estos son los que probablemente más sufrirán, considerando que el transporte de mercancías es vital para nuestra economía, y esos costos, al final, terminan afectando al consumidor final. ¡Qué torta!
Lo que preocupa a muchos es que esto no es un aumento aislado; estos ajustes ordinarios se hacen cada cuatro meses –enero, abril, julio y septiembre–. Entonces, si ya estamos viendo esto ahora, ¿qué nos espera más adelante? Es un brete tener que lidiar con esto, especialmente pa’ los que trabajamos en el sector del transporte y dependemos de estas carreteras.
Algunos expertos sugieren que debería haber mayor control sobre los precios de los peajes, buscando alternativas para mitigar el impacto en la población y las empresas. Se habla de buscar acuerdos con la concesionaria para implementar estrategias que permitan absorber parte de estos incrementos, pero hasta ahora, nada concreto. Lo cierto es que necesitamos mejores vías y servicios, pero también necesitamos que esos servicios sean accesibles para todos, ¡sin que nos tengan que sacar hasta el último colón!
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno debería intervenir más activamente en la regulación de los peajes, o consideras que el mercado debería funcionar libremente? ¿Y qué medidas podrían tomarse para aliviar la carga económica en transportistas y viajeros frecuentes de la Ruta 27, sin comprometer la calidad de la infraestructura? ¡Déjanos tus comentarios abajo!
Según nos dicen desde la concesionaria Ruta 27 –antes conocida como Globalvía, ya saben cómo cambian los nombres–, las causas principales de estos aumentos son el tipo de cambio del dólar y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos. En otras palabras, la economía global nos está pegando duro, y eso se siente directo en el bolsillo.
Estos aumentos no son pa’ bromear. Pa’ los carros livianos, el incremento será de ¢10 en los peajes de troncales –Escazú, San Rafael, Atenas y Pozón–, mientras que en los ramales habrá cambios menores. Pero ojo, porque pa’ los vehículos pesados, la cosa se pone más seria, con aumentos que pueden llegar hasta los ¢60.
Para hacernos una idea más clara, si hablamos de motos, vehículos livianos y carga liviana con máximo cuatro llantas, entramos en la Clase 1. Ahí, el ajuste es mínimo, casi imperceptible. Ya cuando llegamos a microbuses, buses y busetas con más de nueve pasajeros, entramos en la Clase 2, y ahí sí empiezan a notarse los cambios.
Luego tenemos las Clases 3, 4 y 5, destinadas a los camiones pesados, dependiendo del número de ejes. Estos son los que probablemente más sufrirán, considerando que el transporte de mercancías es vital para nuestra economía, y esos costos, al final, terminan afectando al consumidor final. ¡Qué torta!
Lo que preocupa a muchos es que esto no es un aumento aislado; estos ajustes ordinarios se hacen cada cuatro meses –enero, abril, julio y septiembre–. Entonces, si ya estamos viendo esto ahora, ¿qué nos espera más adelante? Es un brete tener que lidiar con esto, especialmente pa’ los que trabajamos en el sector del transporte y dependemos de estas carreteras.
Algunos expertos sugieren que debería haber mayor control sobre los precios de los peajes, buscando alternativas para mitigar el impacto en la población y las empresas. Se habla de buscar acuerdos con la concesionaria para implementar estrategias que permitan absorber parte de estos incrementos, pero hasta ahora, nada concreto. Lo cierto es que necesitamos mejores vías y servicios, pero también necesitamos que esos servicios sean accesibles para todos, ¡sin que nos tengan que sacar hasta el último colón!
Ahora, dime tú, ¿crees que el gobierno debería intervenir más activamente en la regulación de los peajes, o consideras que el mercado debería funcionar libremente? ¿Y qué medidas podrían tomarse para aliviar la carga económica en transportistas y viajeros frecuentes de la Ruta 27, sin comprometer la calidad de la infraestructura? ¡Déjanos tus comentarios abajo!