¡Duro, duro, dureza! Aquí estamos, en noviembre del 2025, tratando de entender cómo nos quieren vender la moto de que vamos a eliminar la pobreza extrema en una década. La presidenta del IMAS, Yorleny León, soltó la bomba, asegurando que Costa Rica tiene el potencial de lograrlo, reduciendo la pobreza general a un solo dígito. Suena lindo en teoría, ¿verdad?, pero cuando le echamos un ojo a la realidad, la cosa se pone más turbia que café corrido sin azúcar.
La base de este plan ambicioso, al parecer, es cambiar el chip en el IMAS, dejando atrás la idea de solo dar la mano amiga por necesidad. Ahora, si quieres ayuda, tienes que sudar la camiseta: estudiar, buscar trabajo o hasta montar un “negocito”. Según la propia jerarca, esto es el camino para sacar a la gente de la pobreza, porque dice ella, “la pobreza no se resuelve a punta de subsidios”. Con toda la razón del mundo, si fuera fácil...
Pero aquí viene el nudo en la garganta. El famoso Informe Estado de la Nación, esos académicos que siempre tienen la lupa puesta, advierten que estas mejoras en las estadísticas son más bien como humo. Señalan que la economía no está tan robusta como para celebrar, y que los números se inflan por cosas como el auge del empleo informal, familias más pequeñas (menos bocas para alimentar, más ingreso per cápita, ¡pura matemática!) y unos ingresos que no aparecen en ningún lado, digamos, ingresos “de dudosa procedencia”. Uno se queda pensando, ¿qué tanto maquillaje le están dando a estos números?
A pesar de las críticas, el IMAS se jacta de haber sacado a 40 mil hogares de la pobreza, aunque sea contablemente hablando. Pero fíjate la ironía: mientras ellos se dan autocomplacidos, la Contraloría General de la República puso el dedo en la llaga, revelando que casi 19 mil niños perdieron sus becas del programa Avancemos. ¡Imagínate la bronca que deben estar pasando esas familias!, intentando sobrevivir sin el apoyo que antes tenían. Parece que los recortes están afectando directamente a los más vulnerables.
Y ahí entra la declaración que encendió todas las alarmas: “A mí la gente me habla siempre de presupuesto, pero yo creo que cuando hay voluntad… el tema presupuestario pasa a un segundo nivel”. ¡Uy, uy, uy! ¿Quiere decir que priorizan la ideología sobre la realidad económica? Que el dinero no es importante si tienen “voluntad” de hacer las cosas bien? Esto suena a cuento chino, má’ que a plan serio para combatir la pobreza.
La defensa del empleo informal también dejó a muchos boquiabiertos. Dice la presidenta del IMAS que es normal que la gente empiece haciendo negocios al margen de la ley, sin registrarse ni pagar impuestos. ¡Pero dígame usted!, ¿cómo vamos a construir un país sólido y justo si fomentamos la ilegalidad? Sí, entiendo que muchas personas necesitan salir adelante, pero eso no justifica evadir responsabilidades fiscales y sociales.
Vamos por las malas, parece que estamos ante un caso clásico de querer pintar paredes blancas cuando debajo hay grietas enormes. Promesas grandilocuentes, estadísticas cuestionables y decisiones que parecen desconectadas de la realidad. El pueblo, quieto mira, preguntándose si este gobierno realmente tiene la intención de mejorar las condiciones de vida de los más necesitados, o si simplemente busca quedar bien en las próximas elecciones.
Ahora, dime tú: ¿crees que realmente podemos erradicar la pobreza extrema en 10 años con este enfoque, o es solo otra ilusión electoral disfrazada de estrategia social? ¡Déjame leer tus opiniones en el foro!
La base de este plan ambicioso, al parecer, es cambiar el chip en el IMAS, dejando atrás la idea de solo dar la mano amiga por necesidad. Ahora, si quieres ayuda, tienes que sudar la camiseta: estudiar, buscar trabajo o hasta montar un “negocito”. Según la propia jerarca, esto es el camino para sacar a la gente de la pobreza, porque dice ella, “la pobreza no se resuelve a punta de subsidios”. Con toda la razón del mundo, si fuera fácil...
Pero aquí viene el nudo en la garganta. El famoso Informe Estado de la Nación, esos académicos que siempre tienen la lupa puesta, advierten que estas mejoras en las estadísticas son más bien como humo. Señalan que la economía no está tan robusta como para celebrar, y que los números se inflan por cosas como el auge del empleo informal, familias más pequeñas (menos bocas para alimentar, más ingreso per cápita, ¡pura matemática!) y unos ingresos que no aparecen en ningún lado, digamos, ingresos “de dudosa procedencia”. Uno se queda pensando, ¿qué tanto maquillaje le están dando a estos números?
A pesar de las críticas, el IMAS se jacta de haber sacado a 40 mil hogares de la pobreza, aunque sea contablemente hablando. Pero fíjate la ironía: mientras ellos se dan autocomplacidos, la Contraloría General de la República puso el dedo en la llaga, revelando que casi 19 mil niños perdieron sus becas del programa Avancemos. ¡Imagínate la bronca que deben estar pasando esas familias!, intentando sobrevivir sin el apoyo que antes tenían. Parece que los recortes están afectando directamente a los más vulnerables.
Y ahí entra la declaración que encendió todas las alarmas: “A mí la gente me habla siempre de presupuesto, pero yo creo que cuando hay voluntad… el tema presupuestario pasa a un segundo nivel”. ¡Uy, uy, uy! ¿Quiere decir que priorizan la ideología sobre la realidad económica? Que el dinero no es importante si tienen “voluntad” de hacer las cosas bien? Esto suena a cuento chino, má’ que a plan serio para combatir la pobreza.
La defensa del empleo informal también dejó a muchos boquiabiertos. Dice la presidenta del IMAS que es normal que la gente empiece haciendo negocios al margen de la ley, sin registrarse ni pagar impuestos. ¡Pero dígame usted!, ¿cómo vamos a construir un país sólido y justo si fomentamos la ilegalidad? Sí, entiendo que muchas personas necesitan salir adelante, pero eso no justifica evadir responsabilidades fiscales y sociales.
Vamos por las malas, parece que estamos ante un caso clásico de querer pintar paredes blancas cuando debajo hay grietas enormes. Promesas grandilocuentes, estadísticas cuestionables y decisiones que parecen desconectadas de la realidad. El pueblo, quieto mira, preguntándose si este gobierno realmente tiene la intención de mejorar las condiciones de vida de los más necesitados, o si simplemente busca quedar bien en las próximas elecciones.
Ahora, dime tú: ¿crees que realmente podemos erradicar la pobreza extrema en 10 años con este enfoque, o es solo otra ilusión electoral disfrazada de estrategia social? ¡Déjame leer tus opiniones en el foro!
