¡Ay, Dios mío! La desaparición del pequeño Alexánder, de apenas cinco añitos, sigue teniendo a todo el país con el corazón en la mano. Ya van casi tres días desde que se le perdió mientras jugaba cerca de una alcantarilla en Purral, y la angustia es palpable. Las autoridades siguen buscando incansablemente, pero la esperanza empieza a flaquear, diay.
La familia, obviamente destrozada, ha pedido ayuda a la comunidad entera, ofreciendo cualquier información que pueda llevar al rescate del niño. Desde tempranas horas del domingo, seis brigadas de rescate, integradas por personal de la Cruz Roja y voluntarios de empresas privadas, así como vecinos de Pérez Zeledón, han peinado ríos, quebradas y terrenos baldíos en busca de alguna señal. Se dice que el terreno es complicado, con muchas curvas y zonas de difícil acceso, lo que complica bastante el brete.
Las condiciones climáticas tampoco ayudan, con fuertes lluvias intermitentes que dificultan la visibilidad y aumentan el caudal de los ríos. Los rescatistas están trabajando bajo un sol implacable y la amenaza constante de deslizamientos de tierra, ¡qué carga! Pero no se rinden, porque saben que cada segundo cuenta. Han utilizado drones con cámaras térmicas y perros rastreadores entrenados para detectar olores humanos, pero hasta ahora, sin éxito.
El hallazgo de una prenda de vestir, supuestamente perteneciente al niño, el pasado sábado, generó una ola de optimismo entre los buscadores. Aunque aún no se puede confirmar si realmente es de él, la familia está convencida de que sí, y eso les da un rayito de esperanza. Algunos voluntarios, ligados a la familia, incluso han decidido buscar en los propios cuerpos de agua, aunque esto conlleva riesgos considerables, pues no tienen la experiencia ni el equipamiento adecuado.
Lo que más preocupa es que la alcantarilla donde desapareció el niño tenía una tapa rota, lo que facilitó que cayera dentro. Las autoridades ya han iniciado una investigación para determinar si hubo negligencia por parte de algún organismo público. Parece que este tipo de situaciones no son ajenas, y que la seguridad de los niños debería ser una prioridad nacional, ¡qué despiche!
Expertos en rescates acuáticos advierten que, cuanto más tiempo pasa, menores son las posibilidades de encontrar al niño con vida. La corriente podría haberlo arrastrado lejos, y las condiciones del agua, turbias y frías, dificultan la búsqueda visual. Además, existe el riesgo de que haya quedado atrapado en alguna zona de difícil acceso dentro de la alcantarilla, lo cual complicaría aún más el rescate.
La solidaridad de la gente ha sido impresionante. Vecinos han ofrecido comida, agua y alojamiento a los rescatistas y familiares del niño. Campañas en redes sociales han difundido fotos y videos de Alexánder, pidiendo a la población que esté atenta y reporte cualquier avistamiento. Hay una energía positiva en la comunidad, pese a la tristeza y la incertidumbre. ¡Qué chiva ver cómo nos unimos en momentos difíciles!
La búsqueda continúa, y toda Costa Rica está rezando por el pronto regreso de Alexánder a casa. Mientras tanto, la pregunta que nos queda es: ¿Cómo podemos prevenir tragedias como esta en el futuro y garantizar la seguridad de nuestros niños en todos los espacios públicos?
La familia, obviamente destrozada, ha pedido ayuda a la comunidad entera, ofreciendo cualquier información que pueda llevar al rescate del niño. Desde tempranas horas del domingo, seis brigadas de rescate, integradas por personal de la Cruz Roja y voluntarios de empresas privadas, así como vecinos de Pérez Zeledón, han peinado ríos, quebradas y terrenos baldíos en busca de alguna señal. Se dice que el terreno es complicado, con muchas curvas y zonas de difícil acceso, lo que complica bastante el brete.
Las condiciones climáticas tampoco ayudan, con fuertes lluvias intermitentes que dificultan la visibilidad y aumentan el caudal de los ríos. Los rescatistas están trabajando bajo un sol implacable y la amenaza constante de deslizamientos de tierra, ¡qué carga! Pero no se rinden, porque saben que cada segundo cuenta. Han utilizado drones con cámaras térmicas y perros rastreadores entrenados para detectar olores humanos, pero hasta ahora, sin éxito.
El hallazgo de una prenda de vestir, supuestamente perteneciente al niño, el pasado sábado, generó una ola de optimismo entre los buscadores. Aunque aún no se puede confirmar si realmente es de él, la familia está convencida de que sí, y eso les da un rayito de esperanza. Algunos voluntarios, ligados a la familia, incluso han decidido buscar en los propios cuerpos de agua, aunque esto conlleva riesgos considerables, pues no tienen la experiencia ni el equipamiento adecuado.
Lo que más preocupa es que la alcantarilla donde desapareció el niño tenía una tapa rota, lo que facilitó que cayera dentro. Las autoridades ya han iniciado una investigación para determinar si hubo negligencia por parte de algún organismo público. Parece que este tipo de situaciones no son ajenas, y que la seguridad de los niños debería ser una prioridad nacional, ¡qué despiche!
Expertos en rescates acuáticos advierten que, cuanto más tiempo pasa, menores son las posibilidades de encontrar al niño con vida. La corriente podría haberlo arrastrado lejos, y las condiciones del agua, turbias y frías, dificultan la búsqueda visual. Además, existe el riesgo de que haya quedado atrapado en alguna zona de difícil acceso dentro de la alcantarilla, lo cual complicaría aún más el rescate.
La solidaridad de la gente ha sido impresionante. Vecinos han ofrecido comida, agua y alojamiento a los rescatistas y familiares del niño. Campañas en redes sociales han difundido fotos y videos de Alexánder, pidiendo a la población que esté atenta y reporte cualquier avistamiento. Hay una energía positiva en la comunidad, pese a la tristeza y la incertidumbre. ¡Qué chiva ver cómo nos unimos en momentos difíciles!
La búsqueda continúa, y toda Costa Rica está rezando por el pronto regreso de Alexánder a casa. Mientras tanto, la pregunta que nos queda es: ¿Cómo podemos prevenir tragedias como esta en el futuro y garantizar la seguridad de nuestros niños en todos los espacios públicos?