¡Ay, Dios mío, qué vareta! El caso de Ligia sigue dando vuelta y vuelta, como piña buscando maduración. Después de varios días de dimes y diretes, parece que la Fiscalía le está echándole ganas al caso y ahora tienen al principal sospechoso, González López, metido en una sala interrogatoriándose hasta las tantas.
Como bien saben, la desapareción de Ligia Zulema Faerrón Jiménez sacudió al país entero, especialmente a la gente de San Carlos, donde vive toda la familia. Desde el 26 de septiembre, cuando se levantó la denuncia, ha sido un batiburrillo de especulaciones, búsquedas y esperanzas marchitas. Se han movilizado el OIJ, voluntarios, vecinos… todos buscando darle una respuesta a esta tragedia.
Lo que sí se aclaró esta semana es que Linares Rodríguez y Monterrey Linares, esas dos señoras que andaban involucradas, no van a tener que pasar más tiempo tras las rejas. Al parecer, después de ponerlas frente al espejo y hacerles algunas preguntas más pinches, los fiscales decidieron que no eran tan culpables como para meterlas ahí, aunque sí seguirán atadas al proceso como sospechosas de favorecer al tipo. Dicen que ayudaron a taparle algunos rastros al tipo, ¡qué pena!
Ahora, toda la atención está puesta en González López. La Unidad de Género de San Carlos no anda jugando con él; le están apretando las clavijas para ver si suelta la lengua y nos dice dónde está Ligia. Ya saben cómo son estos procesos judiciales, lentos como tortugas camino al supermercado... Pero bueno, al menos hay movimiento, y eso siempre da un poquito de esperanza, ¿verdad?
Según fuentes cercanas a la investigación –porque claro, nadie quiere quedar mal–, estarían revisando a fondo sus relaciones, sus llamadas, sus movimientos durante esos días fatales. También están analizando nuevamente todas las declaraciones que hicieron las señoras Linares y Monterrey. Uno nunca sabe dónde puede encontrar una pista que te lleve a resolver el misterio, como buscar aguacate maduro entre un montón verdes.
El abogado de González López, obviamente, dice que su cliente es inocente y que todo esto es una persecución mediática. Que lo pintan como el malo de la película cuando él es pura bondad. Pero mire usted, la ley es la ley y si tiene algo que esconder, tarde o temprano va a salir a flote. Como la espuma del café, ¡sale sola! Y así es este brete, cada quien defendiendo su pellejo como buen gallito.
Hablando de la Zona Norte, el OIJ sigue recorriendo pueblos y caminos, buscando alguna señal que los acerque a la verdad. Han hablado con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… intentando reconstruir los últimos días de Ligia. No pierden la fe de encontrarla con vida, aunque la realidad sea dura y poco alentadora. ¡Esperemos que así sea, por el cariño de su familia y amigos!
Este caso, que lleva el expediente 25-007889-0059-PE, nos deja pensando: ¿hasta dónde llega la complicidad para proteger a alguien? ¿Es posible que personas cercanas a Ligia hayan saboteado la búsqueda intencionalmente? Y lo más importante: ¿cuál será el próximo paso para esclarecer este doloroso misterio y darle paz a la familia de Ligia?
Como bien saben, la desapareción de Ligia Zulema Faerrón Jiménez sacudió al país entero, especialmente a la gente de San Carlos, donde vive toda la familia. Desde el 26 de septiembre, cuando se levantó la denuncia, ha sido un batiburrillo de especulaciones, búsquedas y esperanzas marchitas. Se han movilizado el OIJ, voluntarios, vecinos… todos buscando darle una respuesta a esta tragedia.
Lo que sí se aclaró esta semana es que Linares Rodríguez y Monterrey Linares, esas dos señoras que andaban involucradas, no van a tener que pasar más tiempo tras las rejas. Al parecer, después de ponerlas frente al espejo y hacerles algunas preguntas más pinches, los fiscales decidieron que no eran tan culpables como para meterlas ahí, aunque sí seguirán atadas al proceso como sospechosas de favorecer al tipo. Dicen que ayudaron a taparle algunos rastros al tipo, ¡qué pena!
Ahora, toda la atención está puesta en González López. La Unidad de Género de San Carlos no anda jugando con él; le están apretando las clavijas para ver si suelta la lengua y nos dice dónde está Ligia. Ya saben cómo son estos procesos judiciales, lentos como tortugas camino al supermercado... Pero bueno, al menos hay movimiento, y eso siempre da un poquito de esperanza, ¿verdad?
Según fuentes cercanas a la investigación –porque claro, nadie quiere quedar mal–, estarían revisando a fondo sus relaciones, sus llamadas, sus movimientos durante esos días fatales. También están analizando nuevamente todas las declaraciones que hicieron las señoras Linares y Monterrey. Uno nunca sabe dónde puede encontrar una pista que te lleve a resolver el misterio, como buscar aguacate maduro entre un montón verdes.
El abogado de González López, obviamente, dice que su cliente es inocente y que todo esto es una persecución mediática. Que lo pintan como el malo de la película cuando él es pura bondad. Pero mire usted, la ley es la ley y si tiene algo que esconder, tarde o temprano va a salir a flote. Como la espuma del café, ¡sale sola! Y así es este brete, cada quien defendiendo su pellejo como buen gallito.
Hablando de la Zona Norte, el OIJ sigue recorriendo pueblos y caminos, buscando alguna señal que los acerque a la verdad. Han hablado con familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos… intentando reconstruir los últimos días de Ligia. No pierden la fe de encontrarla con vida, aunque la realidad sea dura y poco alentadora. ¡Esperemos que así sea, por el cariño de su familia y amigos!
Este caso, que lleva el expediente 25-007889-0059-PE, nos deja pensando: ¿hasta dónde llega la complicidad para proteger a alguien? ¿Es posible que personas cercanas a Ligia hayan saboteado la búsqueda intencionalmente? Y lo más importante: ¿cuál será el próximo paso para esclarecer este doloroso misterio y darle paz a la familia de Ligia?
