Maes, seamos honestos. ¿Quién no ha soñado con esa foto épica en la cima del Chirripó, con cara de congelado pero el orgullo a tope? Y para los que ya han subido, ¿quién no recuerda ese último tramo, conocido como la "Cuesta de los Arrepentidos", donde uno siente que el corazón se le va a salir y cada piedra parece puesta ahí por el diablo para que uno se vaya de jupa? Es un despiche de adrenalina y pánico controlado, la verdad.
Pues diay, parece que en el MINAE se cansaron de oír historias de resbalones y sustos, y se pusieron las pilas con una solución que está dando de qué hablar. Anunciaron que van a diseñar y construir una escalinata para esos últimos metros de infarto. La idea es que llegar al punto más alto de Tiquicia sea más seguro. Y honestamente, ¡qué chiva! Ya era hora de que le pusieran un poquito de mente a la seguridad en el sendero más icónico del país. No es solo por nosotros los ticos, sino por la cantidad de turistas que se juegan el físico ahí.
Pero ojo, que la vara no es solo para evitar que la tía aventurera termine con un tobillo torcido. El plan tiene un doble propósito que es, en mi opinión, ¡qué nivel de iniciativa! Se trata también de proteger ese ecosistema de páramo que es más frágil que un cristal. Cada vez que un mae busca una ruta alterna para no matarse en una piedra lisa, está creando un "choricillo" nuevo, erosionando el suelo y haciéndole daño a esas plantitas que han sobrevivido a condiciones extremas por siglos. La escalinata va a canalizar el paso de la gente por un solo lugar, como un embudo, minimizando el impacto. Es pensar a futuro, y eso siempre se agradece.
Claro, ya oigo a los puristas del montañismo pegando el grito al cielo: "¡Le están quitando la aventura!", "¡Ahora va a ser un paseo por el parque!". Y sí, entiendo el punto. Parte de la magia del Chirripó es esa sensación de conquista, de vencer a la montaña en su estado más puro. Pero hay que poner las cosas en una balanza. ¿Cuántos accidentes se pueden prevenir? ¿Cuánto ecosistema se puede salvar? El brete de subir los 3,821 metros va a seguir siendo una salvajada, con o sin gradas en los últimos 100 metros. El frío, el cansancio y la falta de oxígeno no se van a ir a ningún lado.
Al final del día, esta vara busca un equilibrio entre la experiencia del visitante y la salud de la montaña. Es hacer el parque más accesible y seguro sin sacrificar su esencia por completo, y de paso, darle un respiro al ecosistema. El proyecto apenas está en diseño, así que seguro todavía falta para que veamos el primer escalón. Pero la conversación ya empezó, y eso es lo importante. Y ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Qué opinan de esta vara? ¿Creen que una escalinata le quita la "magia" salvaje al Chirripó o es una medida de seguridad y conservación que ya se había tardado? ¡Cuenten sus historias!
Pues diay, parece que en el MINAE se cansaron de oír historias de resbalones y sustos, y se pusieron las pilas con una solución que está dando de qué hablar. Anunciaron que van a diseñar y construir una escalinata para esos últimos metros de infarto. La idea es que llegar al punto más alto de Tiquicia sea más seguro. Y honestamente, ¡qué chiva! Ya era hora de que le pusieran un poquito de mente a la seguridad en el sendero más icónico del país. No es solo por nosotros los ticos, sino por la cantidad de turistas que se juegan el físico ahí.
Pero ojo, que la vara no es solo para evitar que la tía aventurera termine con un tobillo torcido. El plan tiene un doble propósito que es, en mi opinión, ¡qué nivel de iniciativa! Se trata también de proteger ese ecosistema de páramo que es más frágil que un cristal. Cada vez que un mae busca una ruta alterna para no matarse en una piedra lisa, está creando un "choricillo" nuevo, erosionando el suelo y haciéndole daño a esas plantitas que han sobrevivido a condiciones extremas por siglos. La escalinata va a canalizar el paso de la gente por un solo lugar, como un embudo, minimizando el impacto. Es pensar a futuro, y eso siempre se agradece.
Claro, ya oigo a los puristas del montañismo pegando el grito al cielo: "¡Le están quitando la aventura!", "¡Ahora va a ser un paseo por el parque!". Y sí, entiendo el punto. Parte de la magia del Chirripó es esa sensación de conquista, de vencer a la montaña en su estado más puro. Pero hay que poner las cosas en una balanza. ¿Cuántos accidentes se pueden prevenir? ¿Cuánto ecosistema se puede salvar? El brete de subir los 3,821 metros va a seguir siendo una salvajada, con o sin gradas en los últimos 100 metros. El frío, el cansancio y la falta de oxígeno no se van a ir a ningún lado.
Al final del día, esta vara busca un equilibrio entre la experiencia del visitante y la salud de la montaña. Es hacer el parque más accesible y seguro sin sacrificar su esencia por completo, y de paso, darle un respiro al ecosistema. El proyecto apenas está en diseño, así que seguro todavía falta para que veamos el primer escalón. Pero la conversación ya empezó, y eso es lo importante. Y ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Qué opinan de esta vara? ¿Creen que una escalinata le quita la "magia" salvaje al Chirripó o es una medida de seguridad y conservación que ya se había tardado? ¡Cuenten sus historias!
