¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, mi gente. Parece que estamos pasando por momentos bien pesados. Las estadísticas ya no dan vuelta: Costa Rica está atravesando una crisis de salud mental que nos debería estar tocando el corazón a todos. Entre 2023 y 2025, acumulamos casi ocho mil intentos de suicidio, una cifra que te deja helao, sinceramente.
Según el Ministerio de Salud, aunque hubo una bajadita en 2025 con respecto al año anterior – bueno, mejor así, ¿no creen? – el problema sigue clavado, como espina en el zapato. El año más crítico, sin duda alguna, fue 2024, con más de dos mil seiscientos casos reportados, ¡más del 10% arriba del año anterior! Eso sí da qué pensar, diay.
Y pa’ ponerle más crema mayonesa a la torta, en lo que va del 2025 llevamos ya más de dos mil cuatrocientos intentos. Sí, parece haber una ligera mejora, como tres coma ochociento por ciento, pero eso no significa que podamos dormirnos en los laureles. ¡Para nada! Como dice el dicho, 'poco a poco se anda el río'.
Lo que me preocupa a mí, y seguramente a muchos de ustedes, es que el problema se agrava porque no le damos la importancia que merece. Parece que todavía hay mucho estigma alrededor de la salud mental, y eso hace que muchas personas no busquen ayuda a tiempo. ¡Es hora de romper esos tabús, mi gente!
Pero miren esto: los datos son bien claros, los adolescentes y las mujeres son los grupos más afectados. Especialmente las adolescentes, donde 2024 fue el peor año de todos. Y entiendo por qué... Presión social, acoso escolar, redes sociales que te comen vivo, cambios hormonales… ¡Una combinación explosiva! Y encima, sumarle violencia familiar, ¡qué pesar!
Además, ahora vemos que hasta los niños pequeños, entre cinco y nueve años, andan mostrando señales de alarma. Esto me pone los pelos de punta, porque indica que el estrés y la angustia están afectando a toda la familia. Y los adultos jóvenes, entre veinte y veintinueve, también sufren con problemas económicos, desempleo, violencia doméstica y esa sensación horrible de estar abrumado.
Y claro, no podemos olvidar a nuestros adultos mayores. Después de tanto trabajar duro, merecen disfrutar sus años dorados, pero muchos se sienten solos, aislados y con enfermedades crónicas. ¡Qué tristeza ver cómo la vida se les va apagando así!
Ahora bien, amigos del Foro, después de analizar estos datos tan duros, tengo una pregunta para ustedes: ¿Qué acciones concretas cree usted que deberían tomarse, a nivel individual y colectivo, para abordar esta crisis de salud mental en Costa Rica? ¿Será suficiente con las campañas de concientización o necesitamos medidas más profundas, como mayor acceso a terapia psicológica y programas de apoyo comunitario?
Según el Ministerio de Salud, aunque hubo una bajadita en 2025 con respecto al año anterior – bueno, mejor así, ¿no creen? – el problema sigue clavado, como espina en el zapato. El año más crítico, sin duda alguna, fue 2024, con más de dos mil seiscientos casos reportados, ¡más del 10% arriba del año anterior! Eso sí da qué pensar, diay.
Y pa’ ponerle más crema mayonesa a la torta, en lo que va del 2025 llevamos ya más de dos mil cuatrocientos intentos. Sí, parece haber una ligera mejora, como tres coma ochociento por ciento, pero eso no significa que podamos dormirnos en los laureles. ¡Para nada! Como dice el dicho, 'poco a poco se anda el río'.
Lo que me preocupa a mí, y seguramente a muchos de ustedes, es que el problema se agrava porque no le damos la importancia que merece. Parece que todavía hay mucho estigma alrededor de la salud mental, y eso hace que muchas personas no busquen ayuda a tiempo. ¡Es hora de romper esos tabús, mi gente!
Pero miren esto: los datos son bien claros, los adolescentes y las mujeres son los grupos más afectados. Especialmente las adolescentes, donde 2024 fue el peor año de todos. Y entiendo por qué... Presión social, acoso escolar, redes sociales que te comen vivo, cambios hormonales… ¡Una combinación explosiva! Y encima, sumarle violencia familiar, ¡qué pesar!
Además, ahora vemos que hasta los niños pequeños, entre cinco y nueve años, andan mostrando señales de alarma. Esto me pone los pelos de punta, porque indica que el estrés y la angustia están afectando a toda la familia. Y los adultos jóvenes, entre veinte y veintinueve, también sufren con problemas económicos, desempleo, violencia doméstica y esa sensación horrible de estar abrumado.
Y claro, no podemos olvidar a nuestros adultos mayores. Después de tanto trabajar duro, merecen disfrutar sus años dorados, pero muchos se sienten solos, aislados y con enfermedades crónicas. ¡Qué tristeza ver cómo la vida se les va apagando así!
Ahora bien, amigos del Foro, después de analizar estos datos tan duros, tengo una pregunta para ustedes: ¿Qué acciones concretas cree usted que deberían tomarse, a nivel individual y colectivo, para abordar esta crisis de salud mental en Costa Rica? ¿Será suficiente con las campañas de concientización o necesitamos medidas más profundas, como mayor acceso a terapia psicológica y programas de apoyo comunitario?
