¡Ay, Dios mío! Esto sí que es tremendo, ¿eh? La onda ahora ha llegado hasta Europa con el caso de Manuela y Rüdiger, esa pareja que apareció enterrada en Quepos. No es broma, los mediodías allá están dando vuelta y vuelta a la historia. Imagínate, los de Merkur, NTV, hasta los alemanes de Die Presse hablando de nuestro país… ¡y para nada bueno!
Todo empezó el 23 de septiembre, cuando salió a luz el macabro descubrimiento en una finca de Quepos. Una pareja, Manuela Daxer, austriaca, y Rüdiger Schickhaus, alemán, hallada sin vida, enterrada. Según nos contó un familiar directo, eran un matrimonio que decidió dejar su tierra natal y venir a vivir acá, buscando tranquilidad, imagínate.
El familiar, aún conmocionado, nos platicó que eran esposos y que tenían unos cinco años viviendo en Costa Rica. “Habían comprado una casita bien bonita, de esas que salen bien en foto para revistas, unos ¢500 millones valía”, comentó. Además, nos dijo que desde mayo del 2022 ya se habían instalado aquí, buscando paz y sosiego, aparentemente lejos de cualquier problema. Pobre gente…
Lo curioso es que, según los registros migratorios, no eran precisamente turistas ocasionales. Parece que hacían changarro de entrar y salir del país varias veces al año, ¡unas seis en estos últimos tres años! Su última visita, apenas el 28 de agosto, así que llegaron hace poco y ya les tocó vivir esto terrible. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, confirmó que eran residentes temporales y que siempre andaban moviéndose, entrando y saliendo de Costa Rica.
Y colorín colorado, ¡acá termina el cuento feliz! Lo más sorprendente es que, apenas unas semanas antes de lo sucedido, Rüdiger le estaba diciendo a todos qué tranquilo se sentía en Costa Rica. En plena negociación para vender la casa, hasta estaban respondiendo preguntas sobre la seguridad del lugar. ‘Costa Rica es un país muy seguro’, decían. Claro, con eso de estar enterrados no se puede decir mucho más, ¿verdad?
Según el OIJ, recibieron una llamada anónima, seguramente de algún vecino chismoso, avisando que estaban haciendo un allanamiento en la casa. Cuando llegaron, entre siete u ocho de la noche, ¡no había nadie! Buscaron por todos lados y encontraron un montículo sospechoso que olía fatal. Ahí fue cuando descubrieron la verdadera magnitud de la tragedia: un doble homicidio. ¡Imagínate el susto!
Los encontraron atados, metidos en lo que parecían bolsas, enterrados en una fosa. ¡Qué sal picante! Además, parece que los matones limpiaron la escena del crimen, tratando de borrar sus huellas, pero dejaron rastros de sangre en varias partes de la casa. Un brete el que tuvieron que enfrentar los detectives del OIJ para esclarecer lo sucedido, ¡pero vaya que están echándole ganas!
Ahora, la pregunta que me quito de encima: ¿Cómo podemos garantizar la seguridad de nuestros visitantes y compatriotas en zonas turísticas como Quepos, especialmente cuando invierten sumas considerables en propiedades? ¿Será que necesitamos reforzar la vigilancia policial o implementar nuevas estrategias para prevenir este tipo de tragedias? Compartan sus ideas y opiniones en el foro, ¡necesitamos encontrar soluciones juntos!
Todo empezó el 23 de septiembre, cuando salió a luz el macabro descubrimiento en una finca de Quepos. Una pareja, Manuela Daxer, austriaca, y Rüdiger Schickhaus, alemán, hallada sin vida, enterrada. Según nos contó un familiar directo, eran un matrimonio que decidió dejar su tierra natal y venir a vivir acá, buscando tranquilidad, imagínate.
El familiar, aún conmocionado, nos platicó que eran esposos y que tenían unos cinco años viviendo en Costa Rica. “Habían comprado una casita bien bonita, de esas que salen bien en foto para revistas, unos ¢500 millones valía”, comentó. Además, nos dijo que desde mayo del 2022 ya se habían instalado aquí, buscando paz y sosiego, aparentemente lejos de cualquier problema. Pobre gente…
Lo curioso es que, según los registros migratorios, no eran precisamente turistas ocasionales. Parece que hacían changarro de entrar y salir del país varias veces al año, ¡unas seis en estos últimos tres años! Su última visita, apenas el 28 de agosto, así que llegaron hace poco y ya les tocó vivir esto terrible. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, confirmó que eran residentes temporales y que siempre andaban moviéndose, entrando y saliendo de Costa Rica.
Y colorín colorado, ¡acá termina el cuento feliz! Lo más sorprendente es que, apenas unas semanas antes de lo sucedido, Rüdiger le estaba diciendo a todos qué tranquilo se sentía en Costa Rica. En plena negociación para vender la casa, hasta estaban respondiendo preguntas sobre la seguridad del lugar. ‘Costa Rica es un país muy seguro’, decían. Claro, con eso de estar enterrados no se puede decir mucho más, ¿verdad?
Según el OIJ, recibieron una llamada anónima, seguramente de algún vecino chismoso, avisando que estaban haciendo un allanamiento en la casa. Cuando llegaron, entre siete u ocho de la noche, ¡no había nadie! Buscaron por todos lados y encontraron un montículo sospechoso que olía fatal. Ahí fue cuando descubrieron la verdadera magnitud de la tragedia: un doble homicidio. ¡Imagínate el susto!
Los encontraron atados, metidos en lo que parecían bolsas, enterrados en una fosa. ¡Qué sal picante! Además, parece que los matones limpiaron la escena del crimen, tratando de borrar sus huellas, pero dejaron rastros de sangre en varias partes de la casa. Un brete el que tuvieron que enfrentar los detectives del OIJ para esclarecer lo sucedido, ¡pero vaya que están echándole ganas!
Ahora, la pregunta que me quito de encima: ¿Cómo podemos garantizar la seguridad de nuestros visitantes y compatriotas en zonas turísticas como Quepos, especialmente cuando invierten sumas considerables en propiedades? ¿Será que necesitamos reforzar la vigilancia policial o implementar nuevas estrategias para prevenir este tipo de tragedias? Compartan sus ideas y opiniones en el foro, ¡necesitamos encontrar soluciones juntos!