¡Ay, Dios mío! Resulta que la mismísima Princesa Catalina de Gales, la reina del estilo y las buenas causas, anda echándole ojo a cómo estamos usando los celulares, especialmente los chavales. Parece que le preocupa que estemos perdiendo el contacto humano, y vaya que tiene razón, ¿verdad?
La movida empezó porque Catalina, junto con el doctor Robert Waldinger, un tipo gringo que estudia cómo la gente se porta a largo plazo, lanzaron unas reflexiones fuertes sobre este brete de la tecnología. Básicamente dicen que aunque los celulares prometen conectarnos, muchas veces nos desconectan más rápido que un rayo.
Y sí, muchos recordaremos que ni el príncipe George, ni la princesa Charlotte, ni el pequeño Louis tienen celular. Según cuentan, allá en Inglaterra son súper estrictos con eso. Imagínate, los herederos al trono sin TikTok ni Instagram... ¡Qué vida más tranquila, mae!
Pero la cosa va más allá de la familia real. Catalina anduvo visitando una organización llamada Home-Start en Oxford, que apoya a papás y mamás con niños chiquitos. Ahí precisamente puso el dedo en la llaga: Estamos pegados al teléfono hasta jugando con los niños, comiendo en familia, ¡hasta en las conversaciones más íntimas! Es pura distracción constante, como si tuviéramos la tele prendida todo el tiempo.
La princesa explicó que ya no prestamos atención como debería, que nos perdemos esos momentos clave para crear vínculos fuertes. Ese cariño, esa conexión especial que necesitan los niños para crecer sanos y felices. Es un tema serio, porque afecte a todos, ricos o pobres, desde Limón hasta Liberia.
Esta preocupación de Catalina viene en medio de su recuperación tras ese susto de salud que nos dio a todos. Después de meses de silencio, poco a poco está volviendo a aparecer en público y haciendo sentir su voz, enfocándose en temas que realmente importan. Se nota que le importa la niñez y el futuro de los jóvenes, y esa es una actitud que hay que aplaudir, diay.
Y hablando de esto, me acuerdo de mi primo Juan, que pasaba horas chateando en el celu en vez de ayudar a su abuela en la cocina. Al final, se perdió cosas importantes. Esto de depender tanto de la tecnología puede tener consecuencias, no solo emocionales, también en nuestras relaciones y en cómo vemos el mundo. Estamos perdiendo el arte de la conversación cara a cara, de mirarnos a los ojos y conectar de verdad.
En fin, la pregunta es esta, compas del foro: ¿Ustedes qué piensan? ¿Deberíamos ponerle más límites a los celulares, sobre todo a los más jóvenes? ¿O es que ya somos demasiado dependientes de la tecnología y no podemos vivir sin ella? ¡Vamos a debatir, que tenemos mucho de qué hablar!
La movida empezó porque Catalina, junto con el doctor Robert Waldinger, un tipo gringo que estudia cómo la gente se porta a largo plazo, lanzaron unas reflexiones fuertes sobre este brete de la tecnología. Básicamente dicen que aunque los celulares prometen conectarnos, muchas veces nos desconectan más rápido que un rayo.
Y sí, muchos recordaremos que ni el príncipe George, ni la princesa Charlotte, ni el pequeño Louis tienen celular. Según cuentan, allá en Inglaterra son súper estrictos con eso. Imagínate, los herederos al trono sin TikTok ni Instagram... ¡Qué vida más tranquila, mae!
Pero la cosa va más allá de la familia real. Catalina anduvo visitando una organización llamada Home-Start en Oxford, que apoya a papás y mamás con niños chiquitos. Ahí precisamente puso el dedo en la llaga: Estamos pegados al teléfono hasta jugando con los niños, comiendo en familia, ¡hasta en las conversaciones más íntimas! Es pura distracción constante, como si tuviéramos la tele prendida todo el tiempo.
La princesa explicó que ya no prestamos atención como debería, que nos perdemos esos momentos clave para crear vínculos fuertes. Ese cariño, esa conexión especial que necesitan los niños para crecer sanos y felices. Es un tema serio, porque afecte a todos, ricos o pobres, desde Limón hasta Liberia.
Esta preocupación de Catalina viene en medio de su recuperación tras ese susto de salud que nos dio a todos. Después de meses de silencio, poco a poco está volviendo a aparecer en público y haciendo sentir su voz, enfocándose en temas que realmente importan. Se nota que le importa la niñez y el futuro de los jóvenes, y esa es una actitud que hay que aplaudir, diay.
Y hablando de esto, me acuerdo de mi primo Juan, que pasaba horas chateando en el celu en vez de ayudar a su abuela en la cocina. Al final, se perdió cosas importantes. Esto de depender tanto de la tecnología puede tener consecuencias, no solo emocionales, también en nuestras relaciones y en cómo vemos el mundo. Estamos perdiendo el arte de la conversación cara a cara, de mirarnos a los ojos y conectar de verdad.
En fin, la pregunta es esta, compas del foro: ¿Ustedes qué piensan? ¿Deberíamos ponerle más límites a los celulares, sobre todo a los más jóvenes? ¿O es que ya somos demasiado dependientes de la tecnología y no podemos vivir sin ella? ¡Vamos a debatir, que tenemos mucho de qué hablar!