¡Imagínate la movida, pura gente contenta! Después de tanto relajo y preocupación, los ahorradores de Desyfin finalmente tienen un respiro. El Conassif le dio luz verde a una última distribución de ¢2.623 millones, lo que significa que ahora casi el 76% de su money está de vuelta en sus manos. Un alivio grande, considerando todo el brete que vivieron estos señores.
Para refrescarle la memoria a los que andaban desconectados, Desyfin se fue al traste hace buen tiempo, dejando a miles de depositantes con el alma en vilo. Fue un batacazo tremendo para el sistema financiero nacional, y el gobierno tuvo que meterse pa' resolver el lio. El proceso de resolución ha sido largo y complicado, lleno de idas y venidas, pero parece que estamos llegando al final del camino, aunque todavía hay algunas varas pendientes.
El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) trabajó duro pa’ darle solución a esto. Autorizaron esta última entrega y también mandaron a la entidad a la etapa concursal. Eso quiere decir que ahora es el Juzgado Concursal quien va a estar manejando los temas legales y viendo qué pasa con los activos que quedaron flotando. ¡Un montón de papeleo, diay!
Y hablando de activos, ahí viene otra cosita. Se creó un fideicomiso, administrado por Banco Improsa, pa’ cuidar esos $126.75 millones que quedaron. La idea es tratar de sacarles el mayor provecho posible pa’ devolverle más lana a los acreedores. Pa’ que no se vaya todo al caño, vamos. Según dicen, si tenías unos ¢10 millones guardaditos, en menos de catorce meses ya recuperaste casi el 90% de tu dinero... ¡eso sí que es echar pa’ adelante!
Ahora, los que tenían depósitos menores, hasta ¢6 millones, tuvieron suerte de oro: recuperaron to’ su money al cien por ciento. ¡Qué buena vara pa’ ellos! Casi tres mil personas, así es, 2.989 para ser exactos, pudieron respirar tranquilos sabiendo que estaban sanos de cuerpo y billetera. Otros mil, los que tenían más de seis lucas, lograron rescatar el 75.58% del excedente… no es to’, pero es algo, chunche.
La presidenta del Conassif, Yin Leng Hong Monteverde, salió a decir que “con la finalización de esto, cerramos una etapa complicada”. Ella resaltó el trabajo coordinado y el marco legal que permitió recuperar una buena parte del dinero. Vamos, que hicieron lo que pudieron, mae, dentro de todo el quilombo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, porque todavía queda un tema pendiente: los acreedores. Ahora tendrán que ir al Juzgado Concursal a formalizar sus reclamos. Ya presentaron una lista con todos los que tienen cuentas pendientes, y ahí empieza otro capítulo de este novela. Esperemos que todo salga bien y se solucione pronto, porque a nadie le gusta andar con incertidumbre económica, ni mucho menos, especialmente después de haber pasado por un susto como este.
En fin, Desyfin dejó muchas enseñanzas y marcó un antes y un después en la historia financiera de Costa Rica. Ahora que la mayoría de los depositantes han recuperado una parte importante de su dinero, la gran pregunta es: ¿Cómo podemos evitar que una crisis similar vuelva a ocurrir? ¿Qué medidas deberían tomar el gobierno y las instituciones financieras para proteger mejor los ahorros de los ciudadanos?
Para refrescarle la memoria a los que andaban desconectados, Desyfin se fue al traste hace buen tiempo, dejando a miles de depositantes con el alma en vilo. Fue un batacazo tremendo para el sistema financiero nacional, y el gobierno tuvo que meterse pa' resolver el lio. El proceso de resolución ha sido largo y complicado, lleno de idas y venidas, pero parece que estamos llegando al final del camino, aunque todavía hay algunas varas pendientes.
El Consejo Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (Conassif) trabajó duro pa’ darle solución a esto. Autorizaron esta última entrega y también mandaron a la entidad a la etapa concursal. Eso quiere decir que ahora es el Juzgado Concursal quien va a estar manejando los temas legales y viendo qué pasa con los activos que quedaron flotando. ¡Un montón de papeleo, diay!
Y hablando de activos, ahí viene otra cosita. Se creó un fideicomiso, administrado por Banco Improsa, pa’ cuidar esos $126.75 millones que quedaron. La idea es tratar de sacarles el mayor provecho posible pa’ devolverle más lana a los acreedores. Pa’ que no se vaya todo al caño, vamos. Según dicen, si tenías unos ¢10 millones guardaditos, en menos de catorce meses ya recuperaste casi el 90% de tu dinero... ¡eso sí que es echar pa’ adelante!
Ahora, los que tenían depósitos menores, hasta ¢6 millones, tuvieron suerte de oro: recuperaron to’ su money al cien por ciento. ¡Qué buena vara pa’ ellos! Casi tres mil personas, así es, 2.989 para ser exactos, pudieron respirar tranquilos sabiendo que estaban sanos de cuerpo y billetera. Otros mil, los que tenían más de seis lucas, lograron rescatar el 75.58% del excedente… no es to’, pero es algo, chunche.
La presidenta del Conassif, Yin Leng Hong Monteverde, salió a decir que “con la finalización de esto, cerramos una etapa complicada”. Ella resaltó el trabajo coordinado y el marco legal que permitió recuperar una buena parte del dinero. Vamos, que hicieron lo que pudieron, mae, dentro de todo el quilombo.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, porque todavía queda un tema pendiente: los acreedores. Ahora tendrán que ir al Juzgado Concursal a formalizar sus reclamos. Ya presentaron una lista con todos los que tienen cuentas pendientes, y ahí empieza otro capítulo de este novela. Esperemos que todo salga bien y se solucione pronto, porque a nadie le gusta andar con incertidumbre económica, ni mucho menos, especialmente después de haber pasado por un susto como este.
En fin, Desyfin dejó muchas enseñanzas y marcó un antes y un después en la historia financiera de Costa Rica. Ahora que la mayoría de los depositantes han recuperado una parte importante de su dinero, la gran pregunta es: ¿Cómo podemos evitar que una crisis similar vuelva a ocurrir? ¿Qué medidas deberían tomar el gobierno y las instituciones financieras para proteger mejor los ahorros de los ciudadanos?
