¡Ay, Dios mío! Parece que el clima en Costa Rica se puso más movido que gallito en pelea. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos acaba de echarle agua fría – literalmente – sobre la llegada del empuje frío número cuatro al Golfo de México. Y no es cuento, amigos, esto viene con ganas de movernos todo.
La cosa es que este empujón gélido, que parece que quiere venir a visitarnos desde el norte, está jugando con la presión atmosférica y haciendo de las suyas con nuestro querido clima tropical. Según el IMN, vamos a ver un buen incremento en el viento, especialmente en el Pacífico Norte y el Valle Central, donde ya andamos un poco apretaditos. Pero lo peor, dicen, es que también va a favorecer lluvias y aguaceros bien intensos en el Caribe y la Zona Norte. ¡Uy!
Y no me hagan agarrar sapo, porque las autoridades ya nos pusieron encima el radar, avisándonos de posibles afectaciones por esas ráfagas de viento que no perdonan. Imagínense, techos volando, cables eléctricos bailando salsa, árboles cayéndose… ¡Qué torta! Además, con tanta agua, la tierra se va a estar poniendo blandita, lo que aumenta el riesgo de inundaciones repentinas. Tenemos que estar ojo avizor, mi gente.
¿Pero qué causa todo este jale? Pues resulta que los vientos están arrastrando toda la humedad del Mar Caribe hacia Limón y la Zona Norte, y eso ha generado lluvias y aguaceros con tormenta eléctrica desde temprano. Acumulados máximos entre 10 y 60 milímetros en tan solo cuatro horas. ¡Eso es bastante, mándalos! Lo bueno es que algunos sectores del Valle Central y las montañas podrían recibir alguna goterita suave, aunque nada fuera de lo normal.
Para la noche del miércoles y el jueves, la llamada “línea cortante” del empuje frío avanzará hacia Centroamérica. Esto significa que el viento se pondrá aún más intenso, llegando a rachas entre 30 y 60 kilómetros por hora en el Pacífico Norte y el Valle Central, e incluso superando los 85 kilómetros por hora en el norte de Guanacaste y las cordilleras. ¡Prepárense para agarrarle firme al chunche!
Y las lluvias, ni hablar. Se esperan aguaceros intermitentes con tormentas eléctricas en el Caribe y la Zona Norte, con acumulados de entre 25 y 60 milímetros en 12 horas. En algunas zonas, hasta podríamos llegar a los 80 o 100 milímetros en 24 horas. Así que si tienen planes de hacer piquete, mejor revisen el pronóstico y agarren paraguas. Aunque, díganme, ¿quién necesita un plan cuando tenemos tanto espectáculo celestial?
Las recomendaciones del IMN son claras: precauciones extremas por esos vientos huracanados que amenazan con llevarse lo que tengan puesto, cuidado con la saturación de suelos y las posibles inundaciones, y evitar cualquier quemas, que por estas fechas siempre hay alguien queriendo prender fuego a medio mundo. También nos recuerdan que estemos atentos a sus canales oficiales: X, Facebook, su página web y su canal de WhatsApp. ¡Más vale prevenir que lamentar, bretes!
Con todo esto, señores, la pregunta del millón es: ¿Cómo podemos prepararnos mejor como comunidad para enfrentar estos fenómenos climáticos extremos que parecen estar volviéndose la norma? ¿Deberíamos exigir medidas más contundentes a nuestros gobernantes o enfocarnos en fortalecer nuestra resiliencia individual y familiar? ¡Compartan sus ideas y experiencias en los comentarios!
La cosa es que este empujón gélido, que parece que quiere venir a visitarnos desde el norte, está jugando con la presión atmosférica y haciendo de las suyas con nuestro querido clima tropical. Según el IMN, vamos a ver un buen incremento en el viento, especialmente en el Pacífico Norte y el Valle Central, donde ya andamos un poco apretaditos. Pero lo peor, dicen, es que también va a favorecer lluvias y aguaceros bien intensos en el Caribe y la Zona Norte. ¡Uy!
Y no me hagan agarrar sapo, porque las autoridades ya nos pusieron encima el radar, avisándonos de posibles afectaciones por esas ráfagas de viento que no perdonan. Imagínense, techos volando, cables eléctricos bailando salsa, árboles cayéndose… ¡Qué torta! Además, con tanta agua, la tierra se va a estar poniendo blandita, lo que aumenta el riesgo de inundaciones repentinas. Tenemos que estar ojo avizor, mi gente.
¿Pero qué causa todo este jale? Pues resulta que los vientos están arrastrando toda la humedad del Mar Caribe hacia Limón y la Zona Norte, y eso ha generado lluvias y aguaceros con tormenta eléctrica desde temprano. Acumulados máximos entre 10 y 60 milímetros en tan solo cuatro horas. ¡Eso es bastante, mándalos! Lo bueno es que algunos sectores del Valle Central y las montañas podrían recibir alguna goterita suave, aunque nada fuera de lo normal.
Para la noche del miércoles y el jueves, la llamada “línea cortante” del empuje frío avanzará hacia Centroamérica. Esto significa que el viento se pondrá aún más intenso, llegando a rachas entre 30 y 60 kilómetros por hora en el Pacífico Norte y el Valle Central, e incluso superando los 85 kilómetros por hora en el norte de Guanacaste y las cordilleras. ¡Prepárense para agarrarle firme al chunche!
Y las lluvias, ni hablar. Se esperan aguaceros intermitentes con tormentas eléctricas en el Caribe y la Zona Norte, con acumulados de entre 25 y 60 milímetros en 12 horas. En algunas zonas, hasta podríamos llegar a los 80 o 100 milímetros en 24 horas. Así que si tienen planes de hacer piquete, mejor revisen el pronóstico y agarren paraguas. Aunque, díganme, ¿quién necesita un plan cuando tenemos tanto espectáculo celestial?
Las recomendaciones del IMN son claras: precauciones extremas por esos vientos huracanados que amenazan con llevarse lo que tengan puesto, cuidado con la saturación de suelos y las posibles inundaciones, y evitar cualquier quemas, que por estas fechas siempre hay alguien queriendo prender fuego a medio mundo. También nos recuerdan que estemos atentos a sus canales oficiales: X, Facebook, su página web y su canal de WhatsApp. ¡Más vale prevenir que lamentar, bretes!
Con todo esto, señores, la pregunta del millón es: ¿Cómo podemos prepararnos mejor como comunidad para enfrentar estos fenómenos climáticos extremos que parecen estar volviéndose la norma? ¿Deberíamos exigir medidas más contundentes a nuestros gobernantes o enfocarnos en fortalecer nuestra resiliencia individual y familiar? ¡Compartan sus ideas y experiencias en los comentarios!