¡Ay, Dios mío! Este caso de Celso Gamboa parece que nunca termina. Justo cuando pensábamos que iba a tener un “juicio exprés” este jueves en Cartago, ¡boom!, aparece un error garrafón de la Fiscalía que manda todo pa’ arriba. Parece sacado de novela, ¿verdad?
Como les recordamos, Gamboa enfrenta cargos por supuesto uso de documentos falsos relacionados con una excusa que utilizó en 2019 para no presentarse a un juicio. Dice él que estaba en la Policía de Control Fiscal, certificado por el mismísimo Irving Malespín, también envuelto en líos. Pero ahí viene la jugada: resulta que la fecha que puso la Fiscalía en la acusación estaba equivocada, ¡una diferencia de días que ha bastado para echar abajo todo!
El asunto es que la acusación indicaba que la supuesta falsedad ocurrió el 11 de octubre de 2019, mientras que los hechos reales, según la defensa, ocurrieron el 3 y el 4 de octubre. La fiscal Edith Morera intentó tapar el hueco diciendo que se podía corregir el error, ¡pero ni hablar! Los abogados de Gamboa dijeron que eso viola su derecho a la defensa y los principios básicos del Derecho Penal, y el tribunal les dio la razón. ¡Se jaló una torta la Fiscalía, sin querer queriendo!
Los jueces –Adán Carmona, Laura Cervantes y Javier Madrigal– fueron claros: el proceso se seguirá, pero ya queda demostrado que hubo un error grave, y esos errores, mi pana, no se pueden simplemente borrar con goma de borrador. Esto significa que Gamboa respira un poco más tranquilo, aunque sus problemas con la justicia están lejos de haber terminado, ¡tenemos todavía otros bretes en el camino!
Y hablando de bretes, recordemos que Gamboa además enfrenta otras acusaciones: el juicio por presunto tráfico de influencias, donde ya salió absuelto una vez (y tuvo que repetirlo, ¡qué vara!), y otro por presunto cohecho propio, que tendrá su debate en el 2026. ¡Parece que el señor tiene vida fácil en esto de los tribunales, diay!
Pero la cosa no acaba ahí, porque a todo esto, Estados Unidos sigue esperando a Gamboa. Las autoridades gringas lo acusan de formar parte de redes de narcotráfico y tienen dos “indictments” en su contra por conspiración para fabricar y distribuir cocaína, ¡algo muy serio! Además, existe un acuerdo de extradición entre Costa Rica y Estados Unidos que obliga a resolver todos los procesos pendientes en el país antes de permitir cualquier traslado.
Durante su último juicio, el propio Gamboa soltó unas frases reveladoras, casi como si estuviera aceptando su destino: “Hubiera sido para algunos más conveniente que me sentenciaran para no irme a los Estados Unidos, pero no es lo que quiero”. ¡Un comentario que da mucho de qué pensar, eh! Denota una cierta resignación, y nos hace preguntarnos: ¿realmente quiere defenderse o prefiere evitar la extradición a toda costa?
Con todo esto, me pregunto: ¿cree usted que la defensa de Celso Gamboa realmente está buscando limpiar su nombre o simplemente está tratando de ganar tiempo para evitar la extradición a Estados Unidos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, estoy deseando leerlas!
Como les recordamos, Gamboa enfrenta cargos por supuesto uso de documentos falsos relacionados con una excusa que utilizó en 2019 para no presentarse a un juicio. Dice él que estaba en la Policía de Control Fiscal, certificado por el mismísimo Irving Malespín, también envuelto en líos. Pero ahí viene la jugada: resulta que la fecha que puso la Fiscalía en la acusación estaba equivocada, ¡una diferencia de días que ha bastado para echar abajo todo!
El asunto es que la acusación indicaba que la supuesta falsedad ocurrió el 11 de octubre de 2019, mientras que los hechos reales, según la defensa, ocurrieron el 3 y el 4 de octubre. La fiscal Edith Morera intentó tapar el hueco diciendo que se podía corregir el error, ¡pero ni hablar! Los abogados de Gamboa dijeron que eso viola su derecho a la defensa y los principios básicos del Derecho Penal, y el tribunal les dio la razón. ¡Se jaló una torta la Fiscalía, sin querer queriendo!
Los jueces –Adán Carmona, Laura Cervantes y Javier Madrigal– fueron claros: el proceso se seguirá, pero ya queda demostrado que hubo un error grave, y esos errores, mi pana, no se pueden simplemente borrar con goma de borrador. Esto significa que Gamboa respira un poco más tranquilo, aunque sus problemas con la justicia están lejos de haber terminado, ¡tenemos todavía otros bretes en el camino!
Y hablando de bretes, recordemos que Gamboa además enfrenta otras acusaciones: el juicio por presunto tráfico de influencias, donde ya salió absuelto una vez (y tuvo que repetirlo, ¡qué vara!), y otro por presunto cohecho propio, que tendrá su debate en el 2026. ¡Parece que el señor tiene vida fácil en esto de los tribunales, diay!
Pero la cosa no acaba ahí, porque a todo esto, Estados Unidos sigue esperando a Gamboa. Las autoridades gringas lo acusan de formar parte de redes de narcotráfico y tienen dos “indictments” en su contra por conspiración para fabricar y distribuir cocaína, ¡algo muy serio! Además, existe un acuerdo de extradición entre Costa Rica y Estados Unidos que obliga a resolver todos los procesos pendientes en el país antes de permitir cualquier traslado.
Durante su último juicio, el propio Gamboa soltó unas frases reveladoras, casi como si estuviera aceptando su destino: “Hubiera sido para algunos más conveniente que me sentenciaran para no irme a los Estados Unidos, pero no es lo que quiero”. ¡Un comentario que da mucho de qué pensar, eh! Denota una cierta resignación, y nos hace preguntarnos: ¿realmente quiere defenderse o prefiere evitar la extradición a toda costa?
Con todo esto, me pregunto: ¿cree usted que la defensa de Celso Gamboa realmente está buscando limpiar su nombre o simplemente está tratando de ganar tiempo para evitar la extradición a Estados Unidos? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, estoy deseando leerlas!
