¡Ay, papá! Aquí seguimos con el circo mediático del exmagistrado Celso Gamboa. El tipo este parece tener más procesos que pelos en la cabeza y ahora nos toca lidiar con un nuevo aplazamiento. Este jueves tenía previsto enfrentar el segundo juicio, pero resulta que lo movieron, ¡qué despiche!, a otro circuito judicial. Parece que hasta los tribunales se cansan de esperar a que Estados Unidos decida qué hacer con él.
El juicio en cuestión corresponde al expediente 19-000218-0622-TP, una supuesta falsedad ideológica relacionada con un papelito para evitar una audiencia. Inicialmente, la fecha estaba marcada para el 6 de marzo del 2026 en Cartago, ¡pero vaya, pa’ adelante!, ahora va en otro lugar. Todo esto porque el señor Gamboa anda recluido en La Reforma, a la espera de ver si lo mandan pa' gringolandia o no.
La verdad, la situación es más complicada de lo que parece. Como bien sabemos, la ley dice clarito que antes de mandar a alguien extraditado, hay que resolver todos sus problemas acá en casa. Si lo condenan por acá, primero tiene que pagar la sentencia en Costa Rica antes de cruzar la frontera. Imaginen la carga que eso significa para el sistema judicial, mantenerlo amarrado mientras tanto.
Recordemos que este no es el único brete en el que anda metido Gamboa. Ya pasó por el aquelante del juicio por tráfico de influencias con Johnny Araya y Berenice Smith. Después de que lo absolvieron la primera vez, tuvieron que repetirlo, ¡torta! Pero al final, otra absolución. Ahora, el mae tiene otros dos temas pendientes, un señalamiento para audiencia preliminar en Goicoechea y un juicio por presunto cohecho propio que promete darle tela que cortar desde enero del 2026.
Y ni hablar de lo que le espera al otro lado del charco. Las autoridades estadounidenses lo tienen fichado por su participación en redes de narcotráfico. Dicen que usó su bufete y hasta un club de fútbol para lavar billetes verdes, ¡tremenda vara! Lo acusan de conspiración y distribución de cocaína, cargos que conllevan penas altísimas en Texas. Si lo dan por culpable allá, el mae podría pasar décadas tras las rejas.
Durante su última comparecencia, Gamboa parecía resignado a su destino, dejando entrever que ya se veía en territorio estadounidense. Él mismo expresó que el asunto iba inevitablemente hacia esa dirección. Con toda esta movida legal, te imaginas los despliegues de seguridad que requieren estos juicios. Policía a mansalva, escoltas, abogados… ¡un espectáculo, diay!
El caso Gamboa es un recordatorio de cómo algunos personajes se creen intocables y terminan involucrados en situaciones complicadísimas. Un exministro de Seguridad, acusado de estar coludido con narcotraficantes... ¡qué nivel de irresponsabilidad! Además, pone en evidencia las lagunas en nuestro sistema legal que permiten que casos tan complejos se prolonguen durante años, generando incertidumbre y frustración en la ciudadanía. Es un verdadero dolor de cabeza para la Fiscalía y, sobre todo, para nosotros, los ciudadanos que queremos ver justicia hecha.
Entre todos estos líos judiciales y la constante ida y vuelta, me pregunto: ¿Consideran que el gobierno debería priorizar acelerar los procesos de extradición para figuras como Celso Gamboa, o es preferible agotar todas las instancias legales locales, aunque esto signifique demoras significativas y recursos destinados a un caso que parece no tener fin? Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes al respecto, ¡compas!
El juicio en cuestión corresponde al expediente 19-000218-0622-TP, una supuesta falsedad ideológica relacionada con un papelito para evitar una audiencia. Inicialmente, la fecha estaba marcada para el 6 de marzo del 2026 en Cartago, ¡pero vaya, pa’ adelante!, ahora va en otro lugar. Todo esto porque el señor Gamboa anda recluido en La Reforma, a la espera de ver si lo mandan pa' gringolandia o no.
La verdad, la situación es más complicada de lo que parece. Como bien sabemos, la ley dice clarito que antes de mandar a alguien extraditado, hay que resolver todos sus problemas acá en casa. Si lo condenan por acá, primero tiene que pagar la sentencia en Costa Rica antes de cruzar la frontera. Imaginen la carga que eso significa para el sistema judicial, mantenerlo amarrado mientras tanto.
Recordemos que este no es el único brete en el que anda metido Gamboa. Ya pasó por el aquelante del juicio por tráfico de influencias con Johnny Araya y Berenice Smith. Después de que lo absolvieron la primera vez, tuvieron que repetirlo, ¡torta! Pero al final, otra absolución. Ahora, el mae tiene otros dos temas pendientes, un señalamiento para audiencia preliminar en Goicoechea y un juicio por presunto cohecho propio que promete darle tela que cortar desde enero del 2026.
Y ni hablar de lo que le espera al otro lado del charco. Las autoridades estadounidenses lo tienen fichado por su participación en redes de narcotráfico. Dicen que usó su bufete y hasta un club de fútbol para lavar billetes verdes, ¡tremenda vara! Lo acusan de conspiración y distribución de cocaína, cargos que conllevan penas altísimas en Texas. Si lo dan por culpable allá, el mae podría pasar décadas tras las rejas.
Durante su última comparecencia, Gamboa parecía resignado a su destino, dejando entrever que ya se veía en territorio estadounidense. Él mismo expresó que el asunto iba inevitablemente hacia esa dirección. Con toda esta movida legal, te imaginas los despliegues de seguridad que requieren estos juicios. Policía a mansalva, escoltas, abogados… ¡un espectáculo, diay!
El caso Gamboa es un recordatorio de cómo algunos personajes se creen intocables y terminan involucrados en situaciones complicadísimas. Un exministro de Seguridad, acusado de estar coludido con narcotraficantes... ¡qué nivel de irresponsabilidad! Además, pone en evidencia las lagunas en nuestro sistema legal que permiten que casos tan complejos se prolonguen durante años, generando incertidumbre y frustración en la ciudadanía. Es un verdadero dolor de cabeza para la Fiscalía y, sobre todo, para nosotros, los ciudadanos que queremos ver justicia hecha.
Entre todos estos líos judiciales y la constante ida y vuelta, me pregunto: ¿Consideran que el gobierno debería priorizar acelerar los procesos de extradición para figuras como Celso Gamboa, o es preferible agotar todas las instancias legales locales, aunque esto signifique demoras significativas y recursos destinados a un caso que parece no tener fin? Dejen sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes al respecto, ¡compas!