¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo mediático alrededor de Celso Gamboa y Irving Malespín. Este martes cerraron las pruebas en el juicio por la presunta fabricación y uso de documentos falsos, y la verdad, la cosa pinta turbia. Después de tanto rollo, tanta novela, parece que vamos camino a otra sorpresa en este caso que ya tiene a medio país sacudido.
Para los que andaban despistados, el asunto es que Gamboa, el exministro, y Malespín, el otrora jefe de la PCF, están acusados de inventarle un papelito a la justicia para justificar la ausencia de Gamboa en una audiencia donde debía defender a un cliente acusado de narcotráfico. Un jueguecito bien peligroso, diríamos, porque involucra manipulación de procesos judiciales y eso no es moco de pito.
Durante la audiencia, el juez Ricardo Barahona, quien debió estar dirigiendo otro juicio de delitos sexuales, tuvo que declarar sobre el supuesto atraseo vehicular que justificó la inasistencia de Gamboa. Pero, ¡ay!, no recordaba bien los detalles y encima puso en duda que lo apartaran de su juicio original para esto. Una vara que hasta al más duro le hace fruncir el ceño.
Pero lo bueno (o quizás no tan bueno) es que los abogados defensores, Randall Céspedes Zúñiga, decidieron bajarle al claxon a la cosa y renunciaron a presentar testigos. Argumentaron que toda la información ya está en el expediente y que no hacía falta traer más gente a dar vueltas. "En el desarrollo del debate y conociendo nosotros de previo algunas piezas del expediente... la información está ahí", dijeron. Qué forma de echarle arena al tigre, diay…
Y ahí radica el quid de la cuestión: la defensa confía en que Gamboa y Malespín serán declarados inocentes. Están seguros de que el juicio terminará este mismo martes con un resultado favorable. Se nota que tienen fe ciega en que la justicia va a hacer lo correcto, aunque los indicios, al menos para muchos, apuntan a otra dirección. Un deseo ferviente, sí señor.
Lo que realmente hizo ruido fue la evidencia presentada por la Fiscalía: los registros de seguridad del edificio Mira, en Zapote, donde supuestamente Malespín elaboró el oficio justificando la ausencia de Gamboa. Pues resulta que, ¡sorpresa!, ninguna cámara captó a Gamboa entrando o saliendo de ese lugar ese día. Y el expediente que dice Malespín haberle entregado a Gamboa para que lo usara como pretexto, tampoco existe. ¡Qué sal!
El fiscal Esteban Chavarría se encargó de desenmascarar la mentira, mostrando que todo fue una treta para proteger a Gamboa. Las declaraciones del OIJ también confirmaron que las cámaras mintieron y la versión del exmagistrado era pura invención. Parece que querían engañar a todos, pero alguien olvidó revisar las grabaciones. Un descuido mayúsculo, ¿verdad?
Ahora, la bola está en el techo del juez. ¿Declarará inocente a Gamboa y Malespín, cerrando así un capítulo lleno de polémica y sospechas, o dará curso a la evidencia presentada por la Fiscalía y sentenciará a ambos por la presunta fabricación y uso de documento falso? ¡Ay, qué brete! Y colorín colorado, este cuento aún no ha terminado. ¿Creen ustedes que la justicia hará lo correcto, o estamos ante otro ejemplo de cómo los poderosos pueden evadir las consecuencias de sus actos?
Para los que andaban despistados, el asunto es que Gamboa, el exministro, y Malespín, el otrora jefe de la PCF, están acusados de inventarle un papelito a la justicia para justificar la ausencia de Gamboa en una audiencia donde debía defender a un cliente acusado de narcotráfico. Un jueguecito bien peligroso, diríamos, porque involucra manipulación de procesos judiciales y eso no es moco de pito.
Durante la audiencia, el juez Ricardo Barahona, quien debió estar dirigiendo otro juicio de delitos sexuales, tuvo que declarar sobre el supuesto atraseo vehicular que justificó la inasistencia de Gamboa. Pero, ¡ay!, no recordaba bien los detalles y encima puso en duda que lo apartaran de su juicio original para esto. Una vara que hasta al más duro le hace fruncir el ceño.
Pero lo bueno (o quizás no tan bueno) es que los abogados defensores, Randall Céspedes Zúñiga, decidieron bajarle al claxon a la cosa y renunciaron a presentar testigos. Argumentaron que toda la información ya está en el expediente y que no hacía falta traer más gente a dar vueltas. "En el desarrollo del debate y conociendo nosotros de previo algunas piezas del expediente... la información está ahí", dijeron. Qué forma de echarle arena al tigre, diay…
Y ahí radica el quid de la cuestión: la defensa confía en que Gamboa y Malespín serán declarados inocentes. Están seguros de que el juicio terminará este mismo martes con un resultado favorable. Se nota que tienen fe ciega en que la justicia va a hacer lo correcto, aunque los indicios, al menos para muchos, apuntan a otra dirección. Un deseo ferviente, sí señor.
Lo que realmente hizo ruido fue la evidencia presentada por la Fiscalía: los registros de seguridad del edificio Mira, en Zapote, donde supuestamente Malespín elaboró el oficio justificando la ausencia de Gamboa. Pues resulta que, ¡sorpresa!, ninguna cámara captó a Gamboa entrando o saliendo de ese lugar ese día. Y el expediente que dice Malespín haberle entregado a Gamboa para que lo usara como pretexto, tampoco existe. ¡Qué sal!
El fiscal Esteban Chavarría se encargó de desenmascarar la mentira, mostrando que todo fue una treta para proteger a Gamboa. Las declaraciones del OIJ también confirmaron que las cámaras mintieron y la versión del exmagistrado era pura invención. Parece que querían engañar a todos, pero alguien olvidó revisar las grabaciones. Un descuido mayúsculo, ¿verdad?
Ahora, la bola está en el techo del juez. ¿Declarará inocente a Gamboa y Malespín, cerrando así un capítulo lleno de polémica y sospechas, o dará curso a la evidencia presentada por la Fiscalía y sentenciará a ambos por la presunta fabricación y uso de documento falso? ¡Ay, qué brete! Y colorín colorado, este cuento aún no ha terminado. ¿Creen ustedes que la justicia hará lo correcto, o estamos ante otro ejemplo de cómo los poderosos pueden evadir las consecuencias de sus actos?